La Terapia de los antirretrovirales no salvará a los enfermos africanos si no se modifica la estrategia de la OMS

5/06/2008 | Crónicas y reportajes

La Organización Mundial de la Salud ha aumentado la expansión de su programa para el acceso universal a los medicamentos antirretrovirales, ARV, pero los expertos locales les han criticado por asuntos como la disponibilidad de los medicamentos de tercera línea, las expensas de los ARV y la mala monitorización. Esto son síntomas de de un debate más amplio entre el sector público y el sector privado sobre el asunto tan divisivo de las terapias antirretrovirales.

La terapia con antirretrovirales ha sido suministrada a personas que viven con el VIH y enfermos de Sida, gracias al esfuerzo de la Organización Mundial de la Salud, OMS, el programa conjunto de las Naciones Unidas para el Sida, el Plan de Emergencia para combatir el Sida de del Presidente de los Estados Unidos, el Fondo Global para la lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, entre otras organizaciones asociadas que trabajan para la expansión de los tratamientos con ARV.

Sin embargo, hay muchos factores que contribuyen al fracaso y a la insuficiencia de los tratamientos con ARV para los pacientes con Sida, que giran en torno a la escasez de medios en África.

Uno de estos factores es la naturaleza del Sida y el impacto de los antirretrovirales en el cuerpo, que puede agravarse por las circunstancias sociales previas. Charles Gilks, el Director de la OMS, en Ginebra, Suiza, explica que las “mutaciones que confieren resistencia a un medicamente, a menudo confieren también resistencia cruzada a otros dentro de la misma clase de antirretrovirales”. Poe este motivo, los ARV requieren un alto nivel de adherencia, para que su resultado sea satisfactorio.

Cepas que contengan mutaciones asociadas a la resistencia se pueden formar en unos cuantos días, si los antirretrovirales no son adecuados para suprimir la duplicación.

Esto se puede ver en el fracaso de la primera línea de medicamentos, seguida de la segunda línea de medicinas. Un experto de Nairobi asegura que cientos de pacientes suspenden el tratamiento en la segunda línea.

Sin embargo, en estos momentos se necesitan desesperadamente los medicamentos de tercera línea para pacientes que no están registrados, en Kenia. Por ahora, estos medicamentos sólo se pueden importar por medios privados con las compañías farmacéuticas, que los dar por motivos humanitarios. Aunque esto no es un esfuerzo muy practicado, hay muy pocas compañías farmacéuticas que operen en países de recursos limitados y se dan muy pocos incentivos económicos a estas compañías para que acudan a estos países.

El coste de estos medicamentos es desorbitado y hace falta más de una dosis. Por ejemplo, Darunavir cuesta 8.000 chelines keniatas, (entre 120 y 130 dólares) al mes.

Cada medicamento cuesta alrededor de 100 o 130 dólares americanos. En Kenia los grupos de nucleósidos o no-nucleosidos en las medicinas se utilizan tras el fracaso de la primera y segunda línea, pero en el resto del mundo, hay nuevos medicamentos que se están implementando, como por ejemplo el Isentress, que pertenece al grupo conocido como inhibidores del integrase.

Además está el Etravirine y el Maraviroc, como opciones de la tercera línea, que están registrados por la Agencia de Comida y Medicamentos de Estados Unidos, y son menos tóxicos y con menos o ningún efecto secundario. Todavía no se han registrado en Kenia. El Maraviroc es un medicamento muy caro, para ver si funciona o no en un paciente, éste debe pagar 2.000 dólares en Occidente, en Kenia, con el descuento el precio sería de 1.000 dólares.

Muy pocos gobiernos africanos han hecho algo para mejorar la disponibilidad de estos medicamentos, ya que el organismo central que controla estas operaciones, la OMS, todavía tiene que dar las directrices para los medicamentos de tercera línea.

La justificación de la OMS para esta falta de disponibilidad de ARV, incluso de la segunda línea, es que los regímenes de la segunda línea utilizados en países con recursos limitados normalmente siguen las recomendaciones de la OMS, pero la selección de los medicamentos de segunda línea se basa principalmente en su disponibilidad y en la asequibilidad de su coste.

La OMS se centra en el acceso universal a los cuidados médicos para tantos pacientes como sea posible, de todos los que necesiten los ARV.
Las cosas son muy diferentes en Occidente, donde se pueden reducir los ingresos y existe un gran número de trabajadores sanitarios para cuidar de los enfermos.

En África sólo hay entre 2 y 4 trabajadores de la salud por cada 1.000 personas, en comparación con 1 por cada 18-30 personas en Europa y América.

La OMS se centra en hacer el tratamiento de primera línea lo más efectivo posible, así no harán falta los tratamientos de segunda y tercera línea, más caros y más complejos de administrar.

Pero, los médicos de Kenia aseguran que necesitarían medios de detección temprana de resistencia, para que no se produzca un retraso fatal donde la multiplicación de los virus no se suprime y se producen más mutaciones con menores opciones. 10 días de antelación es lo más pronto que se puede detectar la resistencia.

Pero la OMS no promueve ninguna forma de monitorización más que la clínica, sólo recuentos de CD4, y no la medición de carga viral que requiere el anterior test, para detectar la resistencia. De cualquier modo, ambas pruebas son muy costosas.

Esto es un problema por ejemplo con las madres. A las madres se les administra Nevirapine cuando están embarazadas para evitar la trasmisión al bebé. Pero cuando el niño ya ha nacido, este mismo medicamento, Nevirapine, se les administra como medicina de primera línea. La mayoría de ellas han desarrollado resistencia al medicamento y éste no es eficaz, pero no tienen manera de detectarlo hasta que no ven que el tratamiento no está funcionando, cuando ya es demasiado tarde.
La pobreza influye mucho en la eficacia de los antirretrovirales. Las prioridades de la gente pobre son otras, ellos se preocupan por lo más básico para sobrevivir. Así que venden los medicamentos, en lugar de tomarlos, para comprar comida.

La epidemia del VIH es tan omnipresente que la situación sale a la luz cuando más de una persona en una familia tiene el VIH. En este caso, compartirán los medicamentos, lo que reduce la eficacia.

Los expertos de Kenia creen que la OMS sólo piensa en una solución a corto plazo, que dure unos 4 o 5 años con su programa de acceso universal a los retrovirales. Esta estrategia que sólo piensa en los 4 o 5 años próximos de una infección, debe pensar en el acceso masivo a los medicamentos de tercera línea, pero si tarda mucho más en hacerlo, ya será demasiado tarde. Los médicos de Kenia creen que su país debe imitar a los de Occidente donde la planificación es para 20 o 25 años en el futuro.

Los médicos comentan que los medicamentos que se dan a los pacientes son los más baratos, y muchos de ellos mueren por causa de los efectos secundarios porque en la sanidad pública, cuando se presentan efectos secundarios graves, lo que se hace es suspender el tratamiento, mientras que en la sanidad privada, se sustituye por otro. En la sanidad pública, el Fondo Global insiste en que deben adquirirse medicamentos genéricos, que son más baratos, pero estos medicamentos son antiguos, muy tóxicos y sus resultados no son buenos en muchos casos, además de ser los que más se enfrentan a la resistencia desarrollada por los pacientes.

El sector privado administra medicamentos más modernos, de mayor calidad, pero a expensas del paciente, ya que son muy caros. El Fondo Global da la financiación, pero no trata con los pacientes, esta tarea recae en el médico, que administra los medicamentos de que dispone casi al azar.

Todos estos asuntos han dividido al sector público y al privado. Cuando un médico del sector público se queja del programa universal, es acusado de estar pagado por las compañías farmacéuticas y de estar contra el programa de acceso. Ambos sectores no están coordinados. Esto impide que los pacientes, por ejemplo puedan ir a uno u a otro, dependiendo de sus posibilidades etc, y combinar los medicamentos.

(Africa Science News, 05-06-08)

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