La solución se llama…, por Rafael Muñoz Abad

26/05/2015 | Bitácora africana

Por mucho que el nacionalismo bale Canarias es y será parte del estado español pues no es una nación archipielágica ergo no puede tener Zona Marítima Económica Exclusiva (ZMEE) propia ¿Puede España exigir una ZMEE al oeste de Canarias? No. Sí. Todo va en función de a quien se lo preguntemos y de la interpretación más o menos marrullera del derecho marítimo internacional que escojamos. España no puede reclamar al oeste de canarias superficie oceánica porque lesionaría las 200 millas que a Marruecos, como estado ribereño, le otorga la ley del mar.

De manera irregular, hay soluciones no ortodoxas. La geografía es caprichosa y situó a las islas cerca de Marruecos y el contencioso del Sahara; si estuviéramos en medio del atlántico, España – no canarias – ejecutaría el radio de su ZMEE sin lesionar intereses vecinos. Algo similar a lo que sucede con el Reino Unido y Bermudas respecto a Canadá.

España forma parte – temporal – del consejo de seguridad de la ONU y quizás quiera aprovechar el cierto protagonismo que ahora tenga para dar forma a esa reclamación marítima que, con la ley por delante, estaría muy posiblemente pérdida en una corte internacional.
El otro arreglo es más cruel. Nuestro peso en la mar, herencia escuálida de haber sido los vigías del atlántico, se ha visto reducido a mínimos penosos. Francia y el RU ejecutan ZMEEs donde discutiblemente tienen tal potestad. El “derecho” se lo confiere su proyección geoestratégica; haciendo que nadie ose toser su soberanía en aguas de la Reunión o las Falklands respectivamente. Marruecos no permitirá que nos “apoderemos” de un área del océano que en teoría le “pertenece” pero que la geografía no le permite ejecutar pues a la vez se solapan los derechos españoles. Si canarias fuera un estado archipielágico, como lo es Cabo Verde, tendría su ZMEE propia y, aún así, debería sentarse a negociarla con Rabat; que dios nos asistiera entonces.

La solución se llama mediana y eso pasa por tener políticos con sentido de estado que se decidan a solventar el contencioso del Sahara y la delimitación de sus aguas colindantes. Así que, por nuestra tradición de afrontar los problemas a la española… dejándolos languidecer, tenemos lo que nos merecemos.

CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA ULL

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Autor

  • Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

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