Desde que el presidente de Zambia proclamó el desastre nacional, la creciente frecuencia e intensidad de las sequías impulsadas por el cambio climático ha exacerbado aún más la gravedad de este problema en el país. La insuficiente capacidad del sector forestal, personificada en la carencia de silvicultores cualificados, ha permitido que las actividades ilegales como la tala no autorizada, la minería de arena y la minería artesanal proliferen, degradando aún más los bosques y las tierras, lo que a su vez reduce la capacidad de estos ecosistemas para actuar como sumideros de carbono y proteger la biodiversidad. Además, todas estas acciones han aumentado el riesgo de incendios forestales, especialmente destructivos durante las sequías.
El impacto acumulativo de la expansión agrícola no controlada en regiones como Shibuyunji, donde la tala de árboles para actividades de horticultura, como el cultivo de tomates, es común, puede ser devastador para el medio ambiente. La eliminación de árboles contribuye a la pérdida de nutrientes del suelo, aumenta la erosión y disminuye la capacidad de la tierra para retener agua, incrementando la vulnerabilidad a la sequía. La restauración de tierras para la resiliencia a la sequía en Zambia requiere un enfoque integral que consista en la contratación de silvicultores cualificados, la educación y participación comunitaria en prácticas sostenibles y el fortalecimiento de la aplicación de regulaciones ambientales, aumentando las sanciones por actividades ilegales. Proporcionar medios de vida alternativos e incentivos económicos a las comunidades que dependen de las prácticas insostenibles también puede ayudar a cambiar hacia opciones más sostenibles.
Fuente: Lusaka Times
[Traducción y edición, Bruno Rodríguez]
[CIDAF-UCM]