Después de casi tres décadas de guerra, muchos somalís tienen cicatrices invisibles: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada tres somalís está afectado por una enfermedad mental, una cifra más alta que en otros países pobres afectados por la guerra. A pesar de la necesidad, el país solo tiene cinco centros de salud mental y unos cuantos psiquiatras entrenados.
Rowda Abdullahi Olad, una profesional de la salud mental somalí, está intentando cambiar esto. Olad es una psicoterapeuta y es la fundadora de Maandeeq Mental Health Without Borders. Tras sus prácticas en los Estados Unidos volvió a su país natal con la intención de ofrecer servicios clínicos, y ahí es cuando se percató rápidamente de que la necesidad era más grande de lo que se esperaba: «Muchos han vivido décadas de guerra, sequía, desplazamiento y ahora estamos viendo ataques terroristas a diario. La manera en la que esto afecta a los ciudadanos no es algo que deberíamos preguntarnos desde un enfoque puramente clínico, sino que debería formar parte íntegra de la formación de un estado y de la estabilidad política».
Olad, quien ha trabajado con líderes políticos, organizaciones de ayuda y grupos de sociedad civil, realiza eventos para educar al público sobre los problemas y el tratamiento de la salud mental: «Gran parte de mi trabajo está relacionado con cómo puedo comunicarme con la comunidad internacional, las personas que trabajan en el sector humanitario y de desarrollo y el gobierno somalí, para que entiendan que esta es una nación que necesita ayuda. Es una nación donde se ha visto más de lo que la capacidad mental del ser humano puede asumir».
Olad también opina que el progreso de asuntos como la reconciliación y la consolidación de la paz no se puede llevar a cabo sin incluir los servicios para la salud mental. Según opina, muchos de los individuos a los cuales se les confía sanar el mundo también deben ser sanados ellos mismos.
La organización de Olad está trabajando para eliminar el estigma que rodea la salud mental en Somalia, un país donde la sociedad, o incluso las propias familias, suele rechazar a aquellos que sufren de una enfermedad mental.
Fuente: All Africa – Imagen: Maandeeq Mental Health Without Borders @maandeeqmh
[Traducción y edición, Laura Alberich Arias]
[Fundación Sur]
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