La reina del marfil, por Rafael Muñoz Abad

21/03/2019 | Bitácora africana

reina_marfil.jpgPeter dice que al no ser cristianos a los chinos no les afectan nuestros debates sobre la caridad y la misericordia con los animales o incluso entre ellos. No lo sé, no tengo mucha opinión sobre los chinos pero si sobre lo que hacen en Africa y no me gusta nada.

Dentro de poco cogerás una piedra y pondrá Made in China. La voracidad comercial del gigante asiático va en progresión geométrica gracias a que le compramos de todo a precios ridículos lo cual supone una destrucción del medioambiente por una industrialización descontrolada pero, ¿tiene occidente la vara de medir ética para reprocharle su revolución industrial cuando nosotros ya la tuvimos? China esquilma Africa. Ofrece obra pública en forma de aeropuertos, autopistas o presas a precio triple b: bueno, bonito y barato. Las consecuencias medioambientales ya son otra cosa y como [estas] las sufrirán los africanos, pues poco importa. ¿Moral?; ¿y la del colonialismo y pos colonialismo comercial? El debate está servido. La moneda de pago son los recursos minerales del continente y el pacto se sella bajo la garantía de cero inmiscusión en los asuntos internos de los africanos. A Beijing se la trae al pairo si se trata de dictaduras o si se respetan o no los derechos humanos…A mi dame petróleo y madera. También marfil y cuernos de rinoceronte para mi fantástica medicina.

Yang Fenglan pasaría inadvertida detrás de la caja registradora de una tienda china o de un restaurante vendiendo menús y regalando almanaques de bambú. Con carita de yo no fui y de cuidar gatos, esta mujer es la llamada Reina del marfil. Una abuelita que resultó ser el cerebro de la mafia china de la importación de colmillos de elefante procedentes de la caza furtiva en Africa. Una hija de la gran puta que se ha escurrido de la ley y a la que se le señala por traficar con hasta 3 millones de dólares en marfil procedente de diversos países pero principalmente de Tanzania. Lo más curioso es que la abuela machete fue la primera estudiante china de suajili y ya estaba en Africa oriental en los años setenta donde trabajaba como traductora entre Dar es Salaam y Pekín. Supongo que entrevió el negocio del tallado de colmillos que tan famoso es en oriente y la corrupción generalizada en Africa, que siempre es el lubricante que facilita lo ilícito, hizo todo más fácil. Nada nuevo bajo la sabana.

El furtivismo es anónimo e ilegal pero también tiene su cara oficial pues numerosos países africanos caso de Tanzania, Zambia, e incluso las organizadas Botswana, Kenya y Namibia, lo sufren gracias a la corrupción. Yang fue el contacto comercial y lingüístico entre los talladores de marfil y los cazadores furtivos. La insaciable demanda china por el marfil ha reducido la población de elefantes en un 40% en Africa oriental; pero no sólo son elefantes, rinocerontes y tigres asiáticos han estado al borde de la desaparición por la medicina holística. Según algunas organizaciones conservacionistas, caso de la Kenya wildlife service, se atribuyen a las mafias chinas la muerte de unos treinta mil paquidermos solamente en el año 2014. El furtivismo está en su clímax y China está detrás. Esta lacra se combate con plomo y valor. En Namibia [te] disparan y después preguntan; y me gusta. La caza no regulada está fuertemente penada en Kenya y el gobierno ha creado unidades de intervención rápida armadas con kalashnikovs y rifles de precisión para dar captura a los furtivos y proteger así la fauna. Northern Rangelands Trust en Kenya o Nambia Wildlife Protection, ejemplarizan la lucha más efectiva contra la matanza de elefantes, rinocerontes o felinos. Unidades de elite y rastreadores nativos para arrestar o in situ enterrar a los cazadores furtivos o poachers. ¿Matarlos sin juicio?; sí, la corrupción y los fuertes sobornos abren las celdas así que es mejor pegarles un tiro y salvar al elefante, declara un guardia. Condenado a doce años de prisión, que veremos si los cumple, Boniface Maliango, alias The devil, es quizás el más tristemente célebre de los furtivos tanzanos pues incluso sus crímenes están reflejados en un documental producido por Di Carpio: The Ivory game.

La conexión china del marfil es astuta y ha visto en Lagos, capital de Nigeria y orgia de corrupción y violencia, el intermediario para ¨limpiar¨ el marfil y reexportarlo a China ya tallado procedente de terceros países africanos. En realidad me cuesta pensar en algo que no pueda comprarse en Lagos. Pobres elefantes. Ante la presión internacional, el primero de enero de 2018 China se adhirió al tratado de especies protegidas y ratifico combatir el tráfico ilegal de marfil; no lo hay legal. Lo cierto es que el trípode corrupción, furtivismo y mafia – demanda, busca sus caminos para continuar con la matanza de elefantes. ¿Han estado cerca de uno de estos colosos?; te mira y te mantiene la mirada; el tiempo se detiene y allí puedes pasar horas observándolo; debe ser un horror arrancarle la vida por dos colmillos.

¿Y la abuela marfil? Tras una persecución en coches, Fenglan fue arrestada en 2015 acusada de tráfico de colmillos; negó los cargos y espera veredicto en la cárcel. Bueno, ¿dije antes una vieja de cuidar gatitos? no lo sé, de cocinarlos quizás si…

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Autor

  • Muñoz Abad, Rafael

    Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

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