Como se puede ver en este artículo , los campamentos «ingando» para los genocidas ponen de relieve los puntos fuertes y los puntos débiles de la reeducación concebida por el FPR, ya que nos hacen ver que, aunque se puede forzar a la gente a participar en estos campamentos es mucho más difícil forzarla a creer en lo que se desea. Quienes han pasado por estos campamentos ingando con los que he podido conversar no creen en la unidad nacional basada en un pasado reinventado o en la reconciliación cuyo eje es una obra de ingeniería del futuro. Ven más bien los campamentos y el discurso ideológico asociado a ellos como unos esfuerzos para ejercer un control social sobre los hutu adultos varones. En lugar de ser reeducados, esos hombres aprenden simplemente nuevas formas de “disimulo ritual” (Wedeen, 1999, p. 82) y de conformidad estratégica.
• Este texto formará parte de un libro colectivo que aparecerá próximamente.
(Traducción del francés: Ramón Arozarena