La proliferación de armas en el sudeste de Nigeria, que incluye las regiones de Abia, Anambra, Ebonyi, Enugu e Imo, ha llevado al incremento de crímenes violentos (secuestros, robos armados, asesinatos…). A pesar de las armas incautadas por las fuerzas de seguridad, la amenaza continúa preocupando a los residentes, solicitando una solución rápida que corte el problema de raíz.
La policía del estado de Enugu recuperó 68 armas de fuego de más de 190 criminales a principios de mes; entre ellas, 10 rifles AK-37, un subfusil y varias decenas de pistolas de fabricación local en toda Nigeria. En el estado de Anambra, se han llegado a recuperar 15 explosivos improvisados, 14 rifles AK-47, lanzacohetes caseros y ametralladoras en un mes, arrestando a 300 criminales. La violencia de la actividad criminal en la zona ha aumentado, destacando el acrecentado uso de explosivos. A pesar de algunas de las armas en circulación sean de fabricación local, muchas son robadas a funcionarios de las fuerzas de seguridad tras atacar sus estaciones o a los propios agentes. A pesar del gran número de armas incautadas, aún permanecen más en circulación en toda la región, con el creciente nivel de criminalidad siendo un indicador del número de armas ilegales en circulación.
La posesión de armas es ilegal en Nigeria, salvo para las fuerzas de seguridad e individuos autorizados por el mismo presidente. Las armas ilegales vienen en su mayoría de fábricas ilegales, como la redada en Okija, Anambra, el año pasado. Algunas políticos han solicitado el control gubernamental de las armas ligeras, añadiendo que el nivel de armas sin autorización no beneficia al desarrollo y crecimiento económico de la zona. En el curso de tres años se han destruido más de 6.000 armas ligeras, ya fueran ilícitas u obsoletas. El debate sobre el origen de la violencia y su relación con la tenencia de armas continúa en Nigeria.
Autor: Lawrence Njoku
Fuente: The Guardian
[Traducción y edición, Gonzalo Querol]
[CIDAF-UCM]