LA PRIMAVERA LLEGARÁ EN ÁFRICA Y EN EL PLANETA

23/02/2015 | Editorial

Las estaciones del año parecen indicar las estaciones de la vida misma, tanto a nivel personal, como social y global.

Observando los acontecimientos que tienen lugar en los diversos continentes, especialmente en África, constatamos procesos que podríamos denominar: veraniegos, otoñales, invernales y de primavera.

Un cierto verano económico:

En medio del empobrecimiento y de la exclusión social, algunos indicadores económicos parecen señalar un cierto repunte (verano) de recuperación, pero tales indicadores son frágiles y además llegan en medio de recortes sociales para la mayoría que ve aumentar la desigualdad y amenaza la cohesión social. Así nos informaba el VII Informe Foessa sobre Pobreza y Desarrollo Social, de Caritas.

El Papa Francisco durante su encuentro del 21 de febrero con la canciller Ángela Merkel , hablaron sobre: la lucha contra la pobreza y el hambre, la explotación de los seres humanos, los derechos de las mujeres y la defensa de la creación, según el comunicado de prensa del Vaticano.

Su misión como jefes de estado, es proteger a los más desfavorecidos”, le dijo el Papa, a lo que la canciller respondió: “Nosotros intentamos hacerlo lo mejor posible”.

Lo que el Papa nos pregunta en su Exhortación: “La alegría del Evangelio”, es lo siguiente: ¿Qué modelo productivo queremos promover y por qué modelo de sociedad queremos apostar?, o dicho de otra manera: ¿con que criterios y valores pretendemos superar la crisis?

La explosión de los casos de corrupción entre los poderosos, en un periodo de empobrecimiento para la mayoría, ha agudizado la indignación y la sospecha sobre todo el sistema político y económico.

Es verdad que también existen signos de esperanza, como: el aumento del voluntariado, nuevos foros sociales, auge del cooperativismo y bancos éticos y nuevas formas de solidaridad, de comercio justo y una economía del bien común.

El otoño político e institucional:

El declive de credibilidad en la clase política y financiera, en África y en el resto del planeta, sigue cayendo como las hojas de otoño.

Las sociedades, tanto en África como en el resto del globo, se siguen levantando en contra de sus políticos irresponsables y de los dictadores.
Esta es la principal fuente de esperanza para las naciones de África y del mundo, en medio de un ambiente deteriorado y cansado.

El invierno internacional:

El 29 de julio 2014, la organización terrorista: “Estado Islámico de Irak y el Levante” proclamó su intención de crear un califato extendido por todo el mundo musulmán. Desde entonces se ha hecho muy patente la brutalidad de sus acciones.

El poderío económico y militar del fundamentalismo yihadista, que tanta sangre sigue derramando, como los otros grandes abusos de la dignidad humana que se producen a través de la expropiación de recursos en África por parte de los poderosos, no están encontrando un respuesta responsable y acordada, ni a nivel del continente africano, ni en la comunidad internacional.

Ni existe un dialogo constructivo, ni el compromiso real de los poderosos, por potenciar una sociedad más justa y pacífica. “El sistema es injusto en su raíz”.

Llegará la primavera:

Las políticas del miedo, de la violencia y de la exclusión de la mayoría no pueden prevalecer, porque el sentido común y la buena voluntad de la mayoría, prevalecen siempre, como el bien prevalece al final sobre el mal.

Existe muchísima más bondad que maldad en las personas y en la sociedad.
Existen gobiernos más honestos, en el norte y en el sur del planeta, que se preocupan del bienestar de la sociedad. Existe una creciente cooperación entre los países del sur que puede aportar un mayor equilibrio a nivel global.

Lo que necesitamos es cambiar el modelo de desarrollo social, orientándonos a un desarrollo integral y solidario, donde el bienestar auténtico de la persona humana, y no el poder o el lucro, sea el centro de toda política económica.

Como lo dijo el Papa: “Ni los defensores de la nacionalización (izquierdas), ni los promotores de la privatización (derechas) son capaces de desarrollar un mundo más justo y solidario, porque lo único que les preocupa a la mayoria de ellos y a sus instituciones, es: el poder a toda costa y aprovecharse del presupuesto nacional”.

En su Exhortación «Evangelii Gaudium», no. 218, nos dice: “La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven afectados, es necesaria una voz profética”, y hasta el levantamiento de nuevas primaveras sociales.

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