Un grupo de figuras clave de las fuerzas del orden implicadas en la respuesta a la insurrección en el Capitolio testificaron el pasado martes, cuando las comisiones de Seguridad Nacional y de Reglamento del Senado celebraron la primera audiencia sobre los fallos de seguridad que condujeron a los disturbios mortales del mes pasado. Aunque cada uno de ellos compartió sus perspectivas personales sobre los fallos de las fuerzas de seguridad que contribuyeron a los disturbios en el Capitolio, el desgarrador testimonio de la capitana de la policía del Capitolio, Carneysha Mendoza, recordando los horrores que vivió durante la insurrección, pareció resonar con fuerza.

La veterana del ejército estadounidense y madre de familia ofreció un testimonio que comenzaba con el momento en que se le notificó que tendría que presentarse al trabajo antes de tiempo para ayudar a responder a los disturbios, hasta el momento en que pasó su cumpleaños llorando con sus colegas la muerte de un compañero de la Policía del Capitolio. Entre esos dos finales de libro de los disturbios del Capitolio, Mendoza compartió su experiencia al entrar en el Capitolio en medio de un mar de radicales de extrema derecha y verse afectada por sus armas de guerra. Mendoza declaró que estaba acostumbrada a tratar con «supremacistas blancos» como los que encontró el 6 de enero porque había trabajado en la llamada Marcha del Millón de MAGA en diciembre. Sin embargo, las condiciones del 6 de enero eran decididamente diferentes a las de la Marcha del Millón de MAGA, porque era en el interior, donde el «gas CS de grado militar» estaba siendo utilizado por los alborotadores.

«Los oficiales recibieron una gran exposición al gas, que es mucho peor dentro del edificio que fuera, porque no hay ningún lugar al que se pueda ir«, testificó Mendoza. «Recibí quemaduras químicas en la cara que todavía no se han curado a día de hoy«. Continuó: «Fui testigo de cómo se tiraba al suelo a los agentes y se les golpeaba con diversos objetos que lanzaban los alborotadores«.

Mendoza declaró que, según sus cálculos, todo el calvario duró más de cuatro horas. Y cerró su testimonio asegurando que, aunque las cosas están aún difíciles y seguir adelante va a ser un proceso difícil, espera que los ciudadanos caminen juntos en el proceso de sanación.

Bruce CT Wright

Fuente: Newsone

[Traducción y Edición, Irene Ruzafa Martín]

[Fundación Sur]

Artículos relacionados:

– Una activista afroamericana de 12 años se rapó su cabeza para alentar a las mujeres afroamericanas a votar