La plaga de las bolsas de plástico, por Antonio Molina

31/05/2013 | Bitácora africana

Durante mi última visita a Uagadugú, capital de Burkina Faso, hace ya varios años, me causó una impresión desagradable ver todas las calles y las aceras, donde existen, llenas de montones de bolsas de plástico, que el viento llevaba de un lado para otro, como en un baile de zombis , ¡ Que desagradable caminar en medio de aquella porquería!

Los gobiernos toman conciencia del problema

Ruanda fue el primer país que legisló en 2004 prohibiendo las bolsas de plástico no biodegradables. Las que se utilizaban entonces allí podían durar hasta ¡cuatro siglos!.

Después siguieron Gabón , Togo, Congo (Brazza), Ghana, Chad, y Sudáfrica,. También se cita a la República Democrática del Congo, pero nos preguntamos si fuera de Kinshasa, la capital, esta ley, como muchas otras es efectiva.

En Marruecos, el conjunto de las cadenas de gran distribución ha optado por las bolsas biodegradables. Parece que este año le toca a Mauritania, Malí y Burkina Faso. A partir del 1º de enero pasado, queda prohibido fabricarlas, venderlas y utilizarlas.

El Ingenio de las Mujeres

En Bobo-Diulaso, segunda ciudad de Burkina Faso, una asociación de mujeres han tenido la iniciativa de reciclar las bolsas. Con ellas fabrican llaveros, vestidos y otros complementos de moda.

Ellas tomaron conciencia de la porquería urbana que constituían esos montones de bolsas donde no existe servicio de recogidsa de basura. Además los animales vagabundos, en particular las cabras hambrientas, a falta de hierba, se las comian y se envenenaban con ellas. Mezclasa con la tierra contaminan los campos mientras se van degradando.

Otros paises se preparan para prohibirlas

Argelia y Costa de Marfil están preparando una legislación contra los sacos de plástico.

Philippe Michon, representante para África de la sociedad «Simphony Enviromental», afrima que existe una voluntad política de acabar con esta plaga. Su compañía fabrica un aditivo químico que torna las bolsas biodegradables en tres años. Esta tecnología es una de las soluciones de substitución, además de pasar a utilizar las bolsas de papel y los sacos vegetales, a base de almidón de maiz sobretodo.

Como reacciona el mercado informal

Para que esta prohibición se generaliza hay que ofrecer souciones a los mercados informales de los pueblos y ciudades. Volver a utilizar «la bolsa de la compra» o en las ciudades los carritos.

En ciertos sectores de la actividad comercial, como en el campo de los productos agro-alimnetarios el plástico es dificilmente reemplazable. En Ruanda han tenido que tolerar su uso en ciertos casos.

Por otro lado los gobiernos sufren la presión de los fabricantes de bolsas y sacos que a menos de realizar inversiones enormes, ven su producción eliminada y sus fábricas cerradas. En Mauritania , por ejemplo, existen doce líneas de producción de bolsas de plástico.

Un industrial de Dakar (Senegal) donde aún no se ha legislado, comenta con amargura «veo con tristeza como los embalajes se dispersan por la naturaleza. Es por eso que hemos rweducido el espesor de nuestros productos y hemos creado una línea de reciclaje».

Sanciones al canto

En Togo, fueron lanzadas varias campañas de sensibilización, en otros lugares han legislado en sus parlamentos la prohibición , pero no se explican al pueblo los motivos de la misma y no se dterminan sanciones (multas) y penas de prisión para los reiccidentes, estas leyes no serán eficaces.

En Mauritania, los transgresores pueden sufrir hasta un año de prisión y multas de hasta un millón de uguiyas (unos 2-500 euros)

Este es el precio a pagar para que desaparezca esta plaga del sahel y del continete africano, como del resto del mundo

Autor

  • Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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