La petrolera escocesa Cairn perfora entre la represión y el miedo en el Sáhara Occidental

25/02/2015 | Crónicas y reportajes

«¿Me estás diciendo que no has oído hablar del ‘pollo asado’?», pregunta Shaykh, una joven activista saharaui, al tiempo que debatimos sobre las tácticas de represión marroquíes en la relativa seguridad que ofrece un café a un lado de la calle.

Shaykh viene del Sahara Occidental, un país que ha sido ocupado ilegalmente por su vecino Marruecos desde hace casi 40 años. La principal cena del domingo parece una metáfora útil para definir la forma salvaje en la que los saharauis son colgados en barras, con las extremidades atadas y golpeados en búsqueda de información.

La joven saharaui nos cuenta que ha probado el ‘pollo asado’ muchas veces, en retribución de su protesta contra los gobiernos extranjeros y empresas que saquean los recursos naturales de su país. La última de dichas empresas es Cairn Energy, con sede en Edimburgo, que comenzó a perforar en las costas de Sáhara Occidental el mes pasado.

El Sáhara Occidental es oficialmente la última colonia de África. Cuando España, su antiguo colonizador, la abandonó en 1975, Marruecos invadió, sosteniendo que el territorio había sido marroquí antes de que fuera español, a pesar de una Opinión Consultiva del Tribunal Internacional de Justicia (CIJ) en contra y de la flagrante violación de cientos de resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

Mientras que la mitad de la población saharaui huyó de las duchas marroquíes de napalm y fósforo blanco a refugiarse en Argelia, el resto permaneció para enfrentarse a un violento régimen marroquí, separados de sus familias por el muro militar más largo del mundo.

Aquí, la represión de los independentistas saharauis es brutal. De hecho, la organización de monitoreo Freedom House ha clasificado al territorio entre «lo peor de lo peor» en términos de derechos políticos y libertades civiles, mientras que Human Rights Watch, Amnistía Internacional y la ONU han advertido del uso de la violencia sexual, la tortura, las palizas y los encarcelamientos arbitrarios contra aquellos que luchan pacíficamente a favor de los derechos saharauis.

Ha habido un freno en la guerra entre Marruecos y el gobierno saharaui en el exilio (el Frente Polisario) desde 1991, año en que la ONU acordó un alto el fuego con la promesa de un referéndum sobre la autodeterminación del pueblo saharaui. Sin embargo, Marruecos aún sigue bloqueando su realización, dispuesto a no ceder mayor autonomía que la de bajo dominio marroquí.

Mientras tanto, a pesar de todo el marco del derecho internacional contrario al saqueo de los Territorios Ocupados, el gobierno marroquí ha continuado sacando partido del punto muerto mediante la celebración de acuerdos lucrativos para vender, del Sahara Occidental, pescado, tomates, fosfatos y, recientemente, su potencial petróleo.

En octubre de 2013, Cairn Energy anunció sus planes para asociarse con la petrolera estadounidense Kosmos y ONHYM, la compañía petrolera estatal marroquí, para llevar a cabo actividades de exploración petrolífera frente a las costas del Sáhara Occidental. La asociación inició su fase final de exploración el pasado mayo y comenzó a perforar el 19 de diciembre de 2014, a pesar de una Opinión Legal de la ONU que expresó que esas actividades serían ilegales si contravienen los deseos de los saharauis.

Ahora, el autor de esta opinión subrayó que las actividades de perforación se realizan «en violación del derecho internacional», y que «la firma de un acuerdo en el que Marruecos se refiere al Sáhara Occidental como las provincias del sur del Reino de Marruecos está en desacuerdo con la responsabilidad social corporativa y los principios para proteger, respetar y remediar». Al celebrar acuerdos comerciales con el gobierno de Marruecos con el fin de explotar los recursos del Sáhara Occidental, los de Cairn Energy son cómplices de la ocupación violenta de Marruecos. También están socavando directamente el derecho de los saharauis a un referéndum de autodeterminación. La inversión extranjera fortalece la fachada de legalidad internacional de Marruecos, financia la costosa ocupación y socava gravemente el proceso de paz de la ONU.

De confirmarse la presencia de petróleo, las implicaciones económicas para Marruecos serán enormes, consolidando aún más la determinación de su régimen de aferrarse fuertemente a su lucrativa colonia. Los saharauis son bien conscientes de esto, y lo demuestran de manera regular contra las corporaciones sin escrúpulos.

De hecho, Shaykh nos cuenta que su hermana Elfayda fue golpeada durante una protesta contra las actividades de exploración petrolífera la semana antes de nuestra reunión: «Portaba un signo anti-Kosmos, y un oficial de la policía marroquí le golpeó en la cara, dañando su ojo». Elfayda escribió a Kosmos sobre el incidente, pero aún no ha recibido respuesta.

El trato a Shaykh y Elfayda es parte de un patrón más amplio de los esfuerzos de las autoridades marroquíes por silenciar a los saharauis que se declaran en contra de la explotación de recursos naturales.

Sidahmed Lemjayed, presidente del Comité para la Protección de los Recursos Naturales del Sáhara Occidental (CSPRON), por ejemplo, ha sido recientemente condenado a cadena perpetua por presuntos delitos relacionados con su papel en la creación del campamento de protesta de Gdeim Izik.

Se presentó ante un tribunal militar en un juicio que, según Human Rights Watch, estaba basado únicamente en confesiones obtenidas «bajo circunstancias dudosas».

Western Sahara Resource Watch ha informado de que Sidi Mohammed Aloat, el Director de una escuela para estudiantes con discapacidad (siendo él mismo discapacitado), fue reducido por la policía con una hoja de afeitar mientras protestaba contra los planes de perforación petrolífera.

Por lo tanto, ¿cómo las empresas occidentales se salen con la suya? Según Malainin Lakhal, co-fundador de Saharawi Natural Resource Watch, con sede en los campos de refugiados de Argelia: «Muchos países occidentales mantienen sus bocas cerradas y hacen la vista gorda, ya que pueden hacer negocios con Marruecos y robar nuestros recursos, al igual que lo hacen en muchos otros países africanos. Eso es todo. Se trata de la necesidad de obtener recursos a bajo coste, una nueva forma de colonialismo».

Cairn Energy afirma: «Nos comportamos de manera justa, ética y somos responsables de nuestros actos. Nosotros creemos, y en ello basamos nuestras acciones, en nuestra responsabilidad de cuidar a las personas, la sociedad y al medio ambiente».

Mientras tanto, aquellos como Shaykh, Elfayda, Sid Ahmed y Sidi Mohammed se enfrentan al ‘pollo asado’, a las hojas de afeitar, a la cárcel, y a cosas peores, por protestar contra el saqueo de los recursos de su país.

La complicidad de las empresas occidentales con la tortura de los saharauis y con el debilitamiento de su derecho a un referéndum de autodeterminación revela la falsedad de sus llamadas políticas de Responsabilidad Social Corporativa. El pueblo saharaui merece algo mejor.

Joanna Allan and John Hilary

Joanna Allan, activista de Western Sahara Resource Watch, fue expulsada por la policía marroquí por su trabajo en el país. Volvió a entrar en el país de incógnito el año pasado para obtener gran parte de la información de este reportaje.

John Hilary, es Director Ejecutivo de War on Want.

newsnet.scot – Fundación Sur

[Traducción, Alejandro de la Fuente]

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