El presidente de la Alianza Democrática de Turnhalle, McHenry Venaani, criticó al gobierno por exportar `6 000 trabajos` en el sector pesquero a España, mientras que fracasa en crear trabajos para sus propios ciudadanos quienes luchan por trabajar.
Venaani le atribuyó la exportación de trabajos a la falta de infraestructura eficiente en el país, y urge al gobierno a encontrar maneras para asegurar que el pescado de Namibia es procesado localmente y exportado a Europa como un producto final.
“Mientras que lucha por crear trabajos localmente, crea más de 6 000 trabajos directos en el sector pesquero en España, todo por falta de plantas habilitadas para el proceso”, acusó Venaani cuando habló en la Asamblea Nacional el miércoles en el primer debate leído sobre el presupuesto.
El Ministro de Pesca y de Recursos Marinos, Bernhard Esau, interfirió para responderle a Venaani: “ahora tenemos la política “crecer en casa”, la que se encargará de solucionar estas cosas”, antes de tomar nuevamente su asiento. Al pasar de los años, España ha sido el mayor beneficiario de la pesca de Namibia, creando miles de trabajos para sus ciudadanos y ganando millones a través de la venta del pescado de Namibia a otros países.
Un documento en el 2002 titulado Información sobre el Manejo de la Pesca en la República de Namibia, dice: “La masa de la merluza de Namibia es exportada a España, en donde es después distribuida a otros mercados europeos después de los procesos de valor adicional. El suministro de pescado fresco entero en hielo a España, sobretodo de la pesca de palangre, es un mercado convenientemente valioso que podría expandirse si los enlaces de trasporte mejoran y los precios suben”.
Y sobre la crisis de la vivienda a lo largo del país, Venaani dice que la culpa la tiene nadie más que el gobierno por la ausencia en regulaciones de vivienda.
Dice que los mecanismos de entrega por tierra en municipalidades locales siguen siendo una gran preocupación porque los sistemas convencionales de entrega de tierra y vivienda fallan en servir a millones de la población urbana pobre de los países en vías de desarrollo, no siendo Namibia una excepción. La crisis de la vivienda en el país es agravado por la creciente brecha en la desigualdad de ingresos, que ve a los ricos comprando propiedad –como si fueran de compras de ropa- para luego alquilar esas propiedad a los pobres.
Aunque elogió el programa de vivienda popular, Venaani dijo que el programa no alcanzará los resultados deseados si los problemas de mecanismos de entrega por tierra en las municipalidades locales no son solucionados.
Venaani dio como ejemplo la subasta del año pasado en Academia, Windhoek en donde las parcelas se vendieron por más del triple de lo que costaron.
El antiguo alcalde de Windhoek y el ahora diputado en el parlamento de la Organización del Pueblo del Sudoeste Africano, Agnes Kafula, pudo haber sido visto sacudiendo la cabeza en desacuerdo mientras que Venaani culpaba a la ciudad de Windhoek.
Venaani propuso que el gobierno considerara seriamente adaptar el programa de reasentamiento urbano para garantizar que haya tierra disponible para los pobres.
“La forma en que el gobierno gasta millones en comprar granjas en donde las personas son reasentadas, pueden hacer lo mismo y poner el dinero de lado para hacer mantenimiento de la tierra en masa para asegurarse de que hayan parcelas disponibles a un precio más barato,” sugirió.
Aunque el gobierno en el 2013 implementó el programa de desarrollo de vivienda popular, el programa continúa estando paralizado por falta de fondos.
Esto de alguna manera incitó al miembro del parlamento para la Alianza Democrática de Turnhalle, Elna Dienda, a dar la noticia de que planea preguntarle al Ministro de Desarrollo Urbano y Rural algunas preguntas sobre el programa de vivienda popular, tales como el costo de los contratos repartidos y a quienes se les ha otorgado.
El miembro del parlamento de la Organización del Pueblo del Sudoeste Africano no tomo amablemente que Dienda se refiriera al programa como un desastre y le pidió que se retractara. Ella respondió: “Sí por supuesto que es una desastre, porque el programa es un desastre”.
Fuente: New Era.
Traducción: Carolina Ruiz.