La pandemia de Covid-19 está produciendo efectos muy negativos en África y aún es pronto para realizar una evaluación completa del impacto de la propagación de la infección. Sin embargo, además de las repercusiones en el ámbito sanitario, la epidemia está provocando graves consecuencias económicas, empujando a la macrorregión a la primera recesión en 25 años y afectando especialmente a los países más vulnerables, que tendrán mayores dificultades para recuperarse.
Mientras tanto, los temores de una segunda ola están alimentando una mayor incertidumbre, mientras que estimaciones recientes del Banco Mundial muestran que el brote de coronavirus podría arrojar a 40 millones de personas a la pobreza extrema en el África subsahariana. En un interesante artículo recientemente publicado en African Businees, del periodista ugandés Liam Taylor, según el cual en el corto plazo la crisis económico-sanitaria eliminará las ganancias y conducirá al cierre de varias empresas, pero a largo plazo podría acelerar la transformación digital de África.
Como prueba, el hecho de que los consumidores están cambiando sus hábitos y las empresas están evolucionando rápidamente su estrategia de marketing siguiendo las nuevas tecnologías. Si bien para los gobiernos africanos la crisis sanitaria mundial fue un catalizador inesperado, lo que los impulsó a fomentar el uso del pago móvil, el pago en dispositivos portátiles, que según el regulador africano de telecomunicaciones ha registrado un aumento considerable.
Los datos recopilados por el organismo de telecomunicaciones fueron analizados por el Centro de Regulación e Inclusión Financiera (Cenfri) en Ciudad del Cabo, que analizó los ocho mercados africanos más grandes. El Centro de Investigaciones de Sudáfrica descubrió que durante el confinamiento de abril en Ruanda hubo un volumen semanal de pagos realizados con el teléfono inteligente cinco veces mayor que antes del estallido de la pandemia; mientras que en Kenia en el mismo período, el Banco Central estimó un aumento del 10% en el número de transferencias electrónicas de dinero.
Los gobiernos de ambos países habían ordenado la reducción temporal de las tarifas de transacción para estimular el uso de plataformas de dinero móvil y desalentar las transferencias físicas de efectivo. La política también fue proactiva en Togo, donde el gobierno utilizó transferencias electrónicas para apoyar a más de 500.000 personas vulnerables durante la crisis.
Bajo el ímpetu de los acontecimientos determinados por la pandemia, el 23 de julio el gigante francés de las telecomunicaciones Orange puso en marcha un banco totalmente digital en Costa de Marfil: Orange Bank Africa (Oba) y dentro del próximo año se prevé abrir en otros tres países de África occidental para democratizar el acceso a los servicios financieros. Si bien los operadores móviles del continente están intensificando sus planes para llevar cuentas en línea a millones de africanos, en muchos casos por primera vez, después de que la crisis del coronavirus provocara un nuevo aumento en el uso de servicios financieros digitales.
Además de Orange, MTN, Telkom y Vodacom también están reduciendo comisiones, lanzando nuevos préstamos subsidiados y expandiendo las redes de pago móvil. Y los resultados no se hicieron esperar: solo en abril y mayo, Orange ganó más de cinco millones de nuevos clientes para sus servicios de dinero móvil. Mientras que en junio el MTN sudafricano alcanzó el millón de usuarios, cuando las proyecciones del mercado habían pronosticado cerca de la mitad de ellos, además de haber registrado un aumento del 28% en las transacciones digitales en los primeros seis meses del año.
Todo ello, con el fin de socavar de una vez por todas el inquebrantable predominio del efectivo, que según estimaciones recientes de la consultora McKinsey, en Nigeria, el país más poblado del continente, aún representa alrededor del 99 % de las transacciones y el 95 % en Sudáfrica, donde la penetración bancaria es relativamente alta.
El análisis realizado por Cenfri en los ocho países africanos también encontró un aumento del 14% en las compras en línea, un aumento del 10% en el uso de plataformas logísticas y una disminución del 17% en el e-hailing (la capacidad de llamar y reservar un taxi usando una aplicación) en el primer mes de la crisis sanitaria. Según la curadora del estudio, Chernay Johnson, la emergencia Covid-19 ha obligado a muchas pymes africanas e incluso a microempresarios a digitalizarse rápidamente, pero a mediano plazo el panorama económico se verá empañado por la depreciación a gran escala de las monedas locales y el colapso de la demanda.
La aceleración de la digitalización también tendrá sus efectos en los mercados de seguros del continente, como señala la quinta edición de Africa Insurance Pulse, creada por la agencia de desarrollo empresarial Faber Consulting en nombre de la Organización de Seguros en África (Aio).
Este año, el estudio se centró en la digitalización de los mercados de seguros africanos y señaló que la transformación aumentará el atractivo y la asequibilidad de los productos de transferencia de riesgo en África. Al suscribirse y administrar los mismos productos, se beneficiará de un mejor acceso a los datos y análisis. Al mismo tiempo, la tecnología ayudará a agilizar la cadena de valor de los seguros y mejorará la eficiencia de los procesos administrativos. Todo esto, a largo plazo, podría determinar el aumento porcentual de las primas de seguros generadas digitalmente del 5% actual al 20-50% y el consiguiente aumento de la penetración de los seguros en África.
Una nueva publicación titulada «Decoding #DigitalDemocracy in Africa», editada por Nic Cheeseman y Lisa Garbe, que recopila las últimas investigaciones sobre el profundo impacto que la tecnología digital ha tenido en la política y la sociedad africanas y viceversa, también destaca cuánto queda todavía hacer para fomentar la penetración de la tecnología digital en el continente africano.
Durante la última década, muchos análisis recientes se han centrado en la brecha digital en África y en el elevado número de personas que siguen excluidas del acceso a la red, debido al alto costo del tráfico de datos y la falta de cobertura. Tal y como confirman los datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), según los cuales en 2019 solo el 28% de los africanos utilizaba internet con un consumo medio de 300 megabytes al mes, suficiente para seguir media hora de videoconferencia.
Los investigadores que contribuyeron a la realización del volumen colectivo concluyeron que cerrar esta brecha no se puede lograr solo con tecnología más barata, sino con una serie de políticas, legales y económicas.
Otra criticidad está representada por la posición dominante de los gigantes tecnológicos, que permite moldear la forma en que las personas usan Internet con la excusa de hacerlo más accesible, levantando antiguas dudas sobre la posibilidad de que las empresas multinacionales estén comprometidas éticamente en África.
Un ejemplo clásico es Free Basics, el servicio de Internet ofrecido por Facebook para brindar acceso gratuito a un número limitado de sitios, diseñado para funcionar en teléfonos celulares más antiguos, que todavía se usa en muchas áreas rurales de todo el mundo. Pero el control de Facebook del acceso gratuito y su capacidad para destacar sus servicios han provocado duras reacciones de los defensores de la neutralidad de Internet.
A la luz de todas estas consideraciones, la pregunta final es si la pandemia covid-19 acelerará permanentemente la transformación digital de África. Una pregunta que solo puede responderse después de que el continente se haya enfrentado a los eternos desafíos de infraestructura para permitir la reducción del costo del tráfico de datos y la expansión del acceso a la red.
Original en: Afrofocus