La otra cara de los piratas

26/05/2009 | Crónicas y reportajes

Prácticamente nadie se da cuenta de la cantidad de pequeños botes de traficantes, que noche tras noche navegan sobrecargados de africanos que huyen de conflictos civiles y de la pobreza a través del Golfo de Adén hacia Yemen.

Muchos capitanes de barco miran hacia otro lado cuando ven los barcos de refugiados que, a menudo, apenas están en condiciones de navegar. Esto favorece a los piratas, que están empezando a usar a los refugiados como escudos humanos.

“Ahora mismo, tenemos indicios de que hay vínculos entre los piratas y los traficantes de migrantes” dice Nabil Toman representante adjunto en Yemen del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR).

Un incidente en Golfo de Adén el pasado 21 de Marzo avivó las sospechas de dichos vínculos. Un buque de guerra francés se encontró con un barco completamente sobrecargado que no podía maniobrar, que transportaba alrededor de 100 personas, al que remolcó hasta el puerto yemení de Adén.

En el momento del desembarco todos los inmigrantes se movieron a la vez hacia un lado del barco, este volcó y se ahogaron ocho personas.

Posteriormente los supervivientes identificaron a cuatro de los que iban a bordo como traficantes de inmigrantes ilegales somalíes. Pero más tarde, las armas halladas en el barco indicaban que los traficantes, que habían cobrado mucho dinero a los inmigrantes por la travesía ilegal, también eran piratas.

Negocio doble

“Ahora hay somalíes que hacen un negocio doble en la travesía” dice un somalí que lleva décadas viviendo en Adén. “Primero traen refugiados a Yemen y en el viaje de vuelta asaltan barcos”.

Cuando Yislam Othman Mohammed, un somalí de 31 años procedente de Mogadiscio, llegó en un barco a Yemen en febrero de 1992, el viaje costaba 50 dólares estadounidenses. Hoy en día el precio se ha multiplicado aproximadamente por cuatro.

Mohammed, un hombre alto con una larga perilla, vive con su mujer y sus dos hijos en Adén con lo indispensable. Lava coches frente a un supermercado mientras sus dueños hacen compras. “En Somalia no hay esperanza”, dice.

Aischa Abu Bakr, una somalí de 30 años, estaba sentada con sus hijos pequeños al sol junto a la tienda, estaba pidiendo limosna. Ocultaba su cara con un yashmak negro, y su hija de un año dormía en su regazo. Cuando un Yemení le dio dinero, de repente aparecieron otras cuatro mujeres y ocho adolescentes y rodearon al benefactor.

“¡Qué Dios le proteja!, ¡Déme algo! ¡Tenga piedad!” suplicaba una de las mujeres.

Prácticamente la mayoría de los refugiados que arriesgan sus vidas en el peligros viaje a través del Golfo de Adén, una travesía que dura de tres a cuatro días, vienen de Somalia, destrozada por una guerra civil, o de Etiopía.

Más tarde, la mayoría se marchan de Yemen e intentan cruzar ilegalmente el desierto para buscar trabajo en Arabia Saudí o en Omán. Nadie sabe cuántos perecen en el camino.

Aumentar la demanda

Según UNHCR en el año 2008 llegaron alrededor de 51.000 barcos de refugiados. Este año ya se ha alcanzado la cifra de 17.963.

Según la misma oficina de las Naciones Unidas, se han encontrado recientemente, muertos en la playa, 53 somalíes y 49 etíopes, y otros 14 fallecieron en el mar. “Eso es de los refugiados de los que tenemos información” dice Othman “El total puede ser dos o tres veces más”.

Normalmente a los refugiados somalíes se les permite quedarse en Yemen, mientras que la mayoría de los etíopes son repatriados si se les detiene. “Somalia se ha convertido en una jungla” comenta Othman, que también dijo que no esperaba que el flujo de inmigrantes a través del Golfo de Adén disminuyera en un futuro próximo.

Mientras tanto en Somalia, donde unidades enteras de la policía y muchos antiguos oficiales navales se han unido a las bandas de piratas, los traficantes de inmigrantes están haciendo todo lo que pueden para aumentar la demanda de sus servicios. Realizan cortos promociónales para responder a las imágenes de botes de refugiados hundidos que aparecen en televisión ocasionalmente.

Las películas muestran a somalíes viviendo en bonitos apartamentos y conduciendo coches de lujo en sitios como Arabia Saudí y Dubai.

Beatrice Clasmann

Publicado en News24, agencia de noticias de Suráfrica, el 23 de abril de 2009.

Traducido por Pilar Valentín-Gamazo, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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