La representante del Programa Mundial de Alimentos en el país africano visita España para promocionar sus proyectos sobre alimentación y empoderamiento de mujeres
España quiere condonar la deuda a Guinea-Bissau. El pequeño país de África occidental le debe algo más de 10 millones de euros y la condición es que dedique la mitad de esa suma a programas de desarrollo. El plan diseñado por el Gobierno bissauguineano pone el foco en el capital humano y “para tener un buen capital humano hace falta una buena nutrición, que es la base de la sanidad y la educación”, opina Kiyomi Kawaguchi, representante y directora del Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) en Guinea-Bissau. Por eso, se ha desplazado hasta Madrid para convencer al Ejecutivo español de que invertir la parte perdonada en su organización es la mejor opción.
“Con nuestro programa apoyamos la alimentación de los escolares para que tengan unas condiciones que les permitan estudiar, porque la mayoría, el 90%, va a la escuela sin desayunar y si están preocupados por el hambre no puede concentrarse. También trabajamos con niñas de quinto y sexto grado, que es la edad más peligrosa de abandono escolar por los matrimonios infantiles y los embarazos precoces”, explica Kawaguchi.
A pesar del gran potencial agrícola de Guinea-Bissau, más de dos tercios de sus habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza y el 29% sufre inseguridad alimentaria. La mitad de la población de más de 15 años es analfabeta, especialmente las mujeres (71%) frente a los hombres (45%). Además, desde su independencia en 1974 se ha enfrentado a una enorme inestabilidad política. Todo esto lo sitúa en el puesto 177 de los 189 países clasificados por el Índice de Desarrollo Humano (IDH 2018).
La desnutrición es la causa subyacente del 35% de la mortalidad entre menores de cinco años en Guinea-Bissau. Afecta a todos los sectores del desarrollo y tiene un alto coste social y económico, como el aumento de la mortalidad y la morbilidad, la pérdida de potencial humano, la disminución de las habilidades y la inteligencia, la reducción de la productividad y el aumento de la pobreza. El 17% de las niñas y niños menores de cinco años del país están por debajo de su peso, según el Multiple Indicator Cluster Surveys (MICS). La tasa nacional de prevalencia de la desnutrición aguda es del 6% y de la crónica del 27,6%, con mayor presencia -superior al 30%- en las regiones de Oio, Bafatá y Gabu, según datos del PMA.
Los retos de la nutrición en Guinea-Bissau son múltiples. A la carencia de alimentos y la falta de conocimientos nutricionales se unen las tradiciones de cada pueblo, los mitos, las costumbres y los malos hábitos. Por eso la Política Nacional de Nutrición, adoptada en 2014, desarrolla acciones integrales para el combate, la gestión y la prevención de la desnutrición de niñas y niños y mujeres embarazadas. Además, pretende desarrollar una estrategia de comunicación nacional para cambiar los hábitos alimentarios de las niñas y niños menores de cinco años y reducir así la mortalidad materna e infantil en el país.
El programa de nutrición escolar del PMA en Guinea Bisau es básico para conseguir estos objetivos y proporciona alimentación a 180.000 niñas y niños, lo que representa un 10% de la población total del país y el 65% de las alumnas y alumnos matriculados en la escuela primaria. “La nutrición equilibrada es una herramienta fuerte para no agarrar enfermedades y para un crecimiento equilibrado físico y mental” enfatiza la representante del organismo internacional.
Como parte de su estrategia, el PMA adquiere alimentos localmente para complementar los enviados por donantes internacionales. “Los compramos a cooperativas de mujeres que producen hortalizas y legumbres, entre otras cosas”. Esto aumenta la renta familiar de esas mujeres y ellas pueden utilizar el dinero adquirido para otras cosas. Igualmente, ahorran en tiempo al no tener que ir al mercado y estar allí todo el día esperando que alguien compre. “También incentivamos la diversificación de productos que una familia necesita para vivir sana. Además, las formamos con cursos de nutrición y alfabetización y agricultura ecológica, con el objetivo de empoderar a las mujeres rurales”.
Todo esto favorece que las mujeres se conviertan en agentes de paz. “En 2020 la misión de Naciones Unidas en Guinea-Bissau (CSNU) saldrá del país y creo que es muy importante consolidar la paz. Esta comienza en las familias y en los pueblos y si las mujeres pueden garantizar paz y prosperidad en sus familias, pueden también contribuir a la paz en el país. Si no hay estabilidad no hay desarrollo y si no hay desarrollo los derechos humanos no están garantizados, y por tanto tampoco para la igualdad de género. También es una inversión para las generaciones del futuro. Todo está interconectado. Por eso trabajamos con mujeres y niños y, sobre todo, con las mujeres futuras, las adolescentes, para que atrasen su primer hijo y su matrimonio para así poder tener una vida más digna y qué esto sea un éxito que pueda servir de modelo a otras niñas” añade Kawaguchi.
Por estar convencida de que vale la pena invertir en estos programas, la Representante del PMA en Guinea-Bissau se ha reunido con el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación y con el de Economía españoles para aclarar todas las dudas que puedan tener sobre su funcionamiento, seguimiento, indicadores o transparencia. “Ahora solo hace falta que se firmen los acuerdos entre el Gobierno español y el bissauguineano y con el PMA y establezcan los plazos de los pagos y las cantidades para que se ponga en marcha el programa Deuda por Alimentos”.
Este plan de condonación de deuda por desarrollo no es primero que aprueba el Gobierno español. En estos mismos momentos se negocia uno similar con Mauritania y en los últimos años se han firmado con Etiopía, Camerún y República Democrática del Congo. En cada país se siguen las prioridades del Ejecutivo local y se establecen acuerdos con organismos de las Naciones Unidas para implementarlos.
Orginaal en : Blogs de El País – África no es un país