Martin Kobler, Representante Especial en Congo del Secretario General de las Naciones Unidas, declaro ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que “los rebeldes abandonaron casi todas sus posiciones y oponen poca resistencia. Los últimos acontecimientos han llevado casi al fin militar del Movimiento 23 de Marzo (M23)”. Durante una videoconferencia desde Goma, Kobler esbozó una situación militar positiva en el terreno después de cuatro días de enfrentamientos entre rebeldes y el ejército que llevaron a que las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC) retomaran el control de cinco localidades ubicadas entre 25 y 80 kilómetros de distancia de Goma. Después de Kiwanja, Rutshuru, Buhumba y Kibumba, ayer los militares congoleños reconquistaron la base militar estratégica de Rumangabo, a unos cuarenta kilómetros de Goma.
La ofensiva de las FARDC, con el apoyo de la misión de la ONU en el país (MONUSCO), fue evaluada por el Consejo de Seguridad como “un éxito”. Además, los 15 países miembros condenaron los recientes ataques del M23 contra los cascos azules desplegados en Kivu del Norte, en particular la muerte de un soldado tanzano en Kiwanja.
A nivel internacional, sin embargo, se hicieron sentir también las críticas y dudas sobre el resultado de la operación militar. El embajador de Ruanda en la ONU, Eugène Richard Gansana, destacó que “la neutralización del M23 no significa el fin de la crisis en el este del Congo”, y agregó que Kigali “no tolerará ninguna amenaza a su seguridad”. Russel Feingold, enviado especial de Washington a la Región de los Grandes lagos, advirtió que “la región sigue siendo un polvorín (…) se corren riesgos enormes si se piensa que la solución militar es la única respuesta: el de atraer otras fuerzas y llegar a una guerra cruzada”. El embajador francés ante la ONU Gérard Arault, declaró que “todos hemos concluido que ahora se debe volver a la mesa de negociaciones en Kampala”.
Por su parte el M23 explicó que optó por “una retirada estratégica” de las localidades reconquistadas por los militares para evitar pérdidas de vidas humanas. El movimiento rebelde acantonó sus fuerzas en las colinas de Bunagana, junto a la frontera con Ruanda.
El ministro de Defensa Alexandre Luba Ntambo llamó a los rebeldes a deponer las armas y rendirse “voluntariamente”. El ministro también anunció la apertura de una investigación para identificar a las víctimas halladas en las fosas comunes de Kibumba y determinar quienes son los responsables de graves violaciones de los derechos humanos que fueron cometidas en los territorios controlados “por las fuerzas negativas”.
Después de cuatro días de enfrentamientos, de los que aún no se han difundido los números de bajas, la ya difícil situación humanitaria se deterioró ulteriormente. Una decena de civiles heridos han sido internados en el hospital de Rutshuru, y según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU, unos 22.500 nuevos desplazados han huido de Kibumba para llegar a Goma. Otras 10.000 personas cruzaron la frontera para refugiarse en Uganda.
MISNA