El Consejo de Seguridad de la ONU levantó, ayer miércoles, las últimas sanciones impuestas a Liberia, trece años después del final de la guerra civil en ese país.
En virtud de una resolución adoptada por unanimidad, el Consejo pone fin al régimen de sanciones en Liberia desde 2003 y suprime el comité y el grupo de expertos que eran responsables de la supervisión de la imposición de dichas sanciones.
Las sanciones que tenían como objetivo luchar contra el tráfico de recursos naturales (diamantes, madera) y congelar los activos de ciertos individuos se habían ido relajando progresivamente desde 2006.
Quedaba en vigor, en el arsenal de sanciones, un embargo sobre las armas destinadas a «entidades no estatales» y la exigencia de que el gobierno notificara con antelación al comité, las compras de armas.
La resolución «se congratula de los continuos progresos del Gobierno de Liberia en la reconstrucción del país para beneficio de todos sus habitantes».
Piden, sin embargo al Gobierno «dar prioridad a la rápida adopción de la legislación sobre el tema de armas y municiones» y a tomar todas las medidas necesarias «para luchar contra el tráfico de armas y municiones» y un mejor control de sus fronteras.
Los Estados Unidos acogieron con satisfacción el levantamiento de las sanciones restantes. «Más de 12 años después del final de una brutal guerra civil y la imposición de sanciones por parte del Consejo, Liberia ha hecho un progreso significativo para construir instituciones democráticas y para sanear las heridas del pasado», declaró la misión estadounidense a las Naciones Unidas.
El encargado de negocios de Liberia en la ONU, George Patten, expresó al consejo el «profundo agradecimiento» de su gobierno por esta decisión y su «apoyo incondicional».
Sostuvo que «el régimen de sanciones había contribuido en gran medida a estabilizar el país e impulsar su recuperación económica después del conflicto».
También hizo hincapié en que el parlamento de Liberia había aprobado hacía unos días un proyecto de ley sobre el control de armas de fuego y municiones. «Liberia ha alcanzado un punto de inflexión», declaró. Recordó que a partir de finales de junio el país está obligado a garantizar su propia seguridad, hecho que, desde 2003, había sido llevado a cabo por una misión de la ONU (UNMIL).
Liberia fue el país más afectado por el brote de Ébola que comenzó en diciembre de 2013 y se cobró más de 11.000 muertes, la mayoría en Liberia, Guinea y Sierra Leona.
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