La ONU ha criticado las actividades de explotación de los barcos de pesca de arrastre de la Unión Europea en el África Occidental, señalando que están dificultando los esfuerzos de un millón y medio de pescadores de la subregión.
La costa del África Occidental ahora está documentada oficialmente como uno de los caladeros con las reservas de pesca más abundantes del mundo, pero apenas están controladas o vigiladas, y están abiertas de par en par al saqueo legal e ilegal.
Informes oficiales que citan a la Agencia de la ONU para la Alimentación y la Agricultura, FAO, confirman que todos los caladeros del África Occidental están totalmente o sobre explotados, en detrimento de los más de un millón y medio de pescadores de la zona, que no pueden competir con ellos o alimentar a sus crecientes poblaciones.
La alerta de la ONU se produce después de un informe que afirmaba que flotas registradas en la UE “fuertemente subvencionadas” pescan unas 235.000 toneladas de especies pelágicas pequeñas al año sólo en las aguas de Mauritania y Marruecos [no especifica si se incluyen las aguas del Sáhara Occidental en la “de Marruecos”, suponemos que sí], y decenas de miles de toneladas de otras especies en aguas de Sierra Leona, Ghana, Guinea Bissau y otros lugares de la región africana.
Además una cantidad que se desconoce es pescada por barcos de otros países, pero los acuerdos individuales alcanzados entre los países del África Occidental y las compañías extranjeras son secretos en su mayoría.
A pesar del posible desastre ecológico, y la creciente evidencia del declive de las capturas en las aguas costeras, los países del África Occidental cuentan ahora con algunos de los caladeros más buscados por la UE, que obtiene el 25 % de la pesca de sus flotas en las aguas de países en desarrollo.
Willie MacKenzi, un activista de Greenpeace, dice que “Europa ha sobreexplotado sus propias aguas, y ahora exporta el problema a África. Está utilizando el dinero de los contribuyentes europeos para dar subvenciones a pesqueras muy poderosas para que se expandan en los caladeros de algunos de los países más pobres del mundo y socavar a las comunidades locales, que pasan a depender de ellos para el trabajo y los alimentos”.
La Unión Europea ha comprometido unos 477 millones de euros en acuerdos con Mauritania en los últimos 10 años, esencialmente pagando por embarcaciones como la Cornelis Vrolijk, para que pueda acceder a sus aguas”, añade.
“No todos los operadores internacionales que actúan en las aguas de Mauritania cumplen los estándares de la Unión Europea en cuestión de seguridad y medioambiente. Esto amenaza nuestros esfuerzos por impulsar prácticas sostenibles en la región.”
Greenpeace dice que la sobreexplotación de la pesca de África por parte de los países ricos es ecológicamente insostenible y también evita que los africanos desarrollen su propia industria pesquera. Hacen falta 56 barcos pesqueros tradicionales mauritanos durante un año, para pescar el volumen que el barco de la Asociación Pelagic Freezer puede pecar y procesar en un solo día. Desde los años 90, las aguas del África Occidental, que en su día contaban con abundante pesca, han visto una disminución en sus reservas de pesca. Los pescadores locales dicen que sus capturas han descendido y que se ven obligados a viajar más lejos, para competir con los arrastreros industriales, en aguas peligrosas, no aptas para sus barcos.
“Nuestras capturas han descendido hasta un 75 % en 10 años. Cuando los barcos extranjeros llegaron por primera vez, había menos competencia por los recursos con los pescadores locales y menos gente dependía de la pesca para su alimentación y sus ingresos. Los gobiernos se han convertido en dependientes de los ingresos que reciben de vender los derechos de pesca a compañías y países extranjeros”, afirma Samb Ibrahim, gerente el puerto pesquero más grande de Senegal, Joal.
“El único recurso de Senegal es el mar. Una de cada cinco personas trabaja en la industria, pero su dejas a esa gente sin trabajo, puedes imaginarte lo que ocurrirá. Europa no está lejos, y Senegal podría convertirse en Somalia”, advierte Abdou Karim Sall, presidente de la Asociación de pescadores de Joal, y del Comité de Reservas Marinas, en el África Occidental.
La gente está empezando a desesperarse. La sociedad aquí se desestabiliza mientras que la pesca es sobre explotada. A medida que la situación sea difícil, será más y más como en Somalia”, añade.
Ahora existe una creciente preocupación sobre que la pesca ilegal o pirata está fuera de control en algunas aguas. Según la ONU, en todo el África subsahariana, las pérdidas por pesca ilegal ascienden a en torno a 1.000 millones al año, el 25 % del total de las exportaciones anuales de las pesqueras africanas.
Se cree que Guinea pierde 105 millones de dólares al año por la pesca pirata; Sierra Leona pierde 29 millones de dólares y Liberia pierde 12 millones de dólares. Una investigación llevada a cabo por Greenpeace y la Fundación Justicia Medioambiental, en 2006, averiguó que más de la mitad de las 104 embarcaciones observadas en la costa de Guinea estaban implicadas o tenían relación con actividades de pesca ilegal.
La vigilancia y control de la sobre pesca es una necesidad urgente en estos momentos, y las reservas se arruinarán, llevando a desastres humanitarios en muchos países, según la ONU.
Cada vez más, los barcos transfieren sus capturas a otras embarcaciones mientras están en alta mar, en lugar de desembarcar la carga en los puertos. Esto oculta cualquier conexión entre la pesca y la embarcación, cuando el pescado llega al mercado, lo que significa que se desconoce el verdadero origen de las capturas.
Sin embargo, la Asociación de Arrastreros-congeladores de Pelágica dice que prohibir a los barcos de la Unión Europea pescar en aguas africanas no tendría sentido.
En un comunicado afirma que “operadores pesqueros menos regulados, menos transparentes y menos sostenibles reemplazarían a los europeos; lo cual equivale a un mal acuerdo para Europa y para los países africanos socios”.
(African Press Agency, 03-04-12)