Ante los crecientes episodios de violencia intercomunitaria en Mali, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA, por sus siglas en inglés) ha solicitado más apoyo para la financiación de la ayuda y la mediación.
La jefa de OCHA en Mali, Ute Kollies, señaló creer “que hemos traspasado una línea roja”. Dos semanas después de la masacre de Ogossagou (160 muertos) en el centro de Mali, ha lamentado las “terribles consecuencias” para esta aldea fulani. Mujeres fusiladas, niños arrojados a pozos, hombres acuchillados… Estos son algunos de los terribles testimonios recogidos después de la masacre. En su boletín del 27 de marzo de 2019, la OCHA recordó que los atacantes también quemaron más de 400 casas y 80 graneros, y acabaron con más de 940 cabezas de ganado.
La OCHA estima que hubo 850 supervivientes en Ogossagou, los cuales siguen en shock por el ataque y necesitan ayuda. «También hay desplazamiento de civiles de Ogossagou a Mopti, incluidas mujeres embarazadas y niños pequeños», dijo Kollies, que insistió sobre las necesidades de estas poblaciones vulnerables.
La situación en la región de Mopti no es más que un recordatorio de las condiciones humanitarias en Mali, que «continúan deteriorándose y se vuelven más complejas con las necesidades, que aumentan cada día debido al conflicto y los desplazamientos que causa». Debido a la escalada de violencia, el número de personas desplazadas en la región de Mopti ha aumentado de 2.100 en enero de 2018 a casi 66.000 en la actualidad. El Boletín de la OCHA señala que después del ataque a Welingara el 23 de marzo, 500 personas se desplazaron a Guiwagou y alrededor de 1.500 personas de la aldea vecina de Bare Dar Salam se han trasladado de forma preventiva a Diamnaty.
Más de 120.000 desplazados internos y más de 136.000 refugiados
Los desplazamientos de población son una tendencia observada en todo Mali. De 35.000 desplazados en enero de 2018, se ha pasado a 123.000. Para Kollies, estos movimientos de población no se deben únicamente a los conflictos comunitarios: “A veces son desplazamientos preventivos”. También hay que destacar que más de 136.000 malienses se han refugiado legalmente en los países vecinos.
En general, los choques climáticos recurrentes y la inseguridad tienen efectos devastadores sobre la inseguridad alimentaria en Mali. Si bien la seguridad se está deteriorando en Mali, las operaciones siguen sin fondos. De los más de 296 millones de dólares en ayuda humanitaria solicitados para este año, la ONU y sus socios recibieron poco más de 26 millones de dólares; es decir, menos del 10% del importe requerido. Al mismo tiempo, las necesidades humanitarias siguen aumentando: en el lanzamiento de la convocatoria había 3,2 millones de malienses necesitados y ahora ya estamos en 3,8 millones, con un período de escasez en el que más de 500.000 personas estarán en situación de crisis o emergencia», advirtió Kollies.
Si uno de cada cinco malienses está en riesgo de inseguridad alimentaria, más de 600.000 niños están en riesgo de desnutrición aguda. La representante de la OCHA en Malí informó que se necesitaban «fondos para ayudar a los malienses, pero también necesitamos una mediación para poner fin a esta espiral de violencia».
Fuente: Malinet
[Traducción y edición, Javier Ramos López]
[Fundación Sur]
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