Desde su independencia de Sudán en el verano de 2011, Sudán del Sur es un país maldito. Las tropas gubernamentales y los rebeldes se disputan los campos de petróleo en el norte del país, y las atrocidades sobre los civiles aumentan y empeoran día a día. En un informe publicado el 11 de marzo por los equipos de las Naciones Unidas sobre el terreno, los hechos que ahí se relatan van más allá de la comprensión humana.
La situación de los derechos humanos en Sudán del Sur está entre «las más horribles» del mundo, declara indignada la organización de las Naciones Unidas, indicando que a los combatientes aliados con el gobierno les han permitido «violar a las mujeres a modo de salario».
«Esta situación de los derechos humanos está entre las más horribles en el mundo, con la utilización masiva de la violación como instrumento de terror y como arma de guerra», explicó el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Zeid Ra’ad al Hussein.
«La escalada y el tipo de violencia sexual, perpetrada principalmente por las fuerzas del gobierno, el Ejército Popular de Liberación de Sudán del Sur, (SPLA) y las milicias afiliadas a ellas, son descritas con terribles y devastadores detalles.
En su informe, las Naciones Unidas asegura, entre otras cosas, que «según fuentes fidedignas, a grupos afines al gobierno se les permite violar a las mujeres en forma de pago» en base al principio: «haz lo que puedas y toma lo que quieras». Sudán del Sur, independiente de Sudán desde julio de 2011, después de décadas de conflictos con Jartum, cayó en una guerra civil en diciembre de 2013 cuando el presidente Salva Kiir acusó a su ex vicepresidente Riek Machar de planear un golpe de Estado. Más de 2,3 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y decenas de miles han muerto por la guerra y las atrocidades de las que ambas partes son culpables.
El informe contiene testimonios de civiles sospechosos de apoyar a la oposición e incluye niños y personas con discapacidades, que fueron asesinados, quemados vivos, asfixiados en contenedores, muertos a tiros, colgados de los árboles o descuartizados.
«Dada la amplitud, la profundidad y la gravedad de las acusaciones, su coherencia, su repetición y las similitudes observadas en el procedimiento, el informe concluye que existen motivos razonables para creer que estas violaciones podrían constituir crímenes de guerra y/o crímenes contra la humanidad», añadió el Alto Comisionado de la ONU.
Según las Naciones Unidas, «la gran mayoría de las víctimas civiles no parecen ser el resultado de operaciones de combate, sino ataques deliberados contra civiles». «Cada vez que un área cambia de mano, los responsables matan o desplazan al mayor número posible de civiles, siempre sobre la base de su origen étnico».
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Fundación Sur