La OMS publica una nueva directriz para prevenir embarazos de adolescentes y mejorar su salud

26/05/2025 | Crónicas y reportajes

En un esfuerzo por abordar la principal causa de muerte a nivel mundial entre las adolescentes de 15 a 19 años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado hoy una nueva directriz destinada a prevenir el embarazo de adolescentes y las importantes complicaciones de salud que conlleva.

Entre otras estrategias, la directriz insta a actuar con rapidez para erradicar el matrimonio infantil, ampliar la escolarización de niñas y mejorar el acceso a los servicios y la información de salud sexual y reproductiva– todos ellos factores cruciales para reducir los embarazos precoces entre las adolescentes de todo el mundo.

Los embarazos precoces pueden tener graves consecuencias físicas y psicológicas para las adolescentes y mujeres jóvenes, y a menudo reflejan desigualdades fundamentales que afectan su capacidad para definir sus relaciones y sus vidas”, afirmó la Dra. Pascale Allotey, directora de Salud Sexual y Reproductiva e Investigación de la OMS y del Programa Especial de las Naciones Unidas en Reproducción Humana (PRH). Abordar este problema, por lo tanto, implica crear condiciones que permitan a las niñas y mujeres jóvenes prosperar, garantizando que puedan permanecer en la escuela, estar protegidas de la violencia y ,a coerción, acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva que defiendan sus derechos y tener opciones reales sobre sus futuros.

Más de 21 millones de adolescentes quedan embarazadas cada año en países de ingresos bajos y medios de las que, aproximadamente, la mitad no son planificadas. Con impactos en la educación de las niñas, su conexión social y sus futuras perspectivas laborales, el embarazo precoz puede crear ciclos de pobreza intergeneracional difíciles de romper. También conlleva graves riesgos para la salud, incluyendo tasas relativamente más altas de infecciones y partos prematuros, así como complicaciones derivadas de abortos inseguros, vinculados a dificultades específicas para acceder a una atención segura y respetuosa.

Las razones para un embarazo precoz son diversas y están interrelacionadas, incluyendo las desigualdades de género, la pobreza, la falta de oportunidades y la imposibilidad de acceder a servicios de salud sexual y reproductiva. Existe una fuerte correlación con el matrimonio infantil: en países de ingresos bajos y medianos 9 de cada 10 nacimientos de adolescentes se producen entre chicas que se casaron antes de los 18 años.

La directriz recomienda esfuerzos integrales para ofrecer alternativas viables al matrimonio precoz, fortaleciendo la educación, el ahorro y las perspectivas laborales de las niñas. Si todas las niñas terminaran la educación secundaria se estima que los matrimonios infantiles podrían reducirse hasta en dos tercios. Para niñas con mayor riesgo, la directriz recomienda considerar incentivos para apoyar la finalización de la educación secundaria, como estipendios financieros específicos o programas de becas. La directriz también recomienda leyes que prohíban el matrimonio antes de los 18 años, de conformidad con las normas de derechos humanos, y la participación comunitaria para prevenir esta práctica.

El matrimonio precoz priva a las niñas de su infancia y tiene graves consecuencias para su salud”, afirmó la Dra. Sheri Bastien, científica de Salud Sexual y Reproductiva de los Adolescentes de la OMS. La educación es fundamental para cambiar el futuro de las niñas, a la vez que empodera a los adolescentes, tanto niños como niñas, para que comprendan el consentimiento, se hagan cargo de su salud y combatan las importantes desigualdades de género que siguen impulsando las altas tasas de matrimonio infantil y de embarazo precoz en muchas partes del mundo.

Las recomendaciones destacan la necesidad de garantizar que los adolescentes puedan acceder a servicios de salud sexual y reproductiva de alta calidad y adaptados a sus necesidades, incluyendo opciones anticonceptivas. En algunos países se requiere el consentimiento de un adulto para acceder a los servicios, lo cual constituye un obstáculo importante para su uso. Las niñas que quedan embarazadas también necesitan poder acceder a una atención médica respetuosa y de alta calidad durante y después del embarazo y el parto, libre de estigma y discriminación, así como a servicios de aborto seguro.

Por último, la educación sexual integral es esencial para que tanto niños como niñas sepan dónde acceder a estos servicios y cómo utilizar los diferentes tipos de anticonceptivos. Se ha demostrado que reduce los embarazos precoces, retrasa el inicio de la actividad sexual y mejora el conocimiento de los adolescentes sobre su cuerpo y su salud reproductiva.

Esta guía actualiza una edición anterior de la guía sobre prevención del embarazo en adolescentes de 2011 y se centra especialmente en la prevención del matrimonio infantil y en mejorar el acceso y el uso de anticonceptivos por parte de las adolescentes. Complementa las directrices de la OMS sobre servicios de salud para adolescentes, educación sexual integral y violencia de género.

A nivel mundial, se han logrado avances en la reducción de embarazos y nacimientos en adolescentes. En 2021, se estima que 1 de cada 25 niñas dio a luz antes de los 20 años, en comparación con 1 de cada 15 dos décadas antes. Persisten disparidades significativas. En algunos países, cerca de 1 de cada 10 adolescentes (de 15 a 19 años) da a luz cada año.

Equipo de Prensa de la OMS

Fuente: Organización Mundial de la Salud

[CIDAF-UCM]

 

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