Se necesitan medidas urgentes para frenar la creciente medicalización de la mutilación genital femenina (MGF) e involucrar al personal sanitario en la prevención de esta práctica, según una nueva directriz publicada hoy por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Si bien el sector sanitario desempeña un papel fundamental en la erradicación de la MGF y el apoyo a las supervivientes, en varias partes del mundo la evidencia sugiere que esta práctica es realizada cada vez más por personal sanitario. En 2020, se estima que 52 millones de niñas y mujeres fueron sometidas a la MGF a manos de personal sanitario, aproximadamente 1 de cada 4 casos.
La nueva directriz de la OMS, titulada «Prevención de la mutilación genital femenina y tratamiento clínico de las complicaciones«, ofrece recomendaciones tanto para prevenir la práctica como para garantizar una atención basada en evidencia para las supervivientes, abarcando acciones para el sector sanitario, los gobiernos y las comunidades afectadas.
“La mutilación genital femenina constituye una grave violación de los derechos de las niñas y pone en grave peligro su salud”, declaró la Dra. Pascale Allotey, directora de Salud Sexual y Reproductiva e Investigación de la OMS y del Programa Especial de las Naciones Unidas para la Reproducción Humana (HRP). “El sector de la salud desempeña un papel esencial en la prevención de la MGF: los profesionales sanitarios deben ser agentes de cambio, no perpetradores de esta práctica nociva, y también deben brindar atención médica de alta calidad a quienes sufren sus efectos”.
La MGF, que es practicada generalmente en niñas antes de la pubertad, incluye todos los procedimientos que extirpan o lesionan partes de los genitales femeninos por razones no médicas. La evidencia demuestra que, independientemente de quién la realice, causa daño. Algunos estudios sugieren que puede ser incluso más peligrosa cuando la realizan profesionales sanitarios, ya que puede provocar cortes más profundos y graves. Su “medicalización” también corre el riesgo de legitimar involuntariamente la práctica y, por lo tanto, podría poner en peligro los más amplios esfuerzos para abandonarla.
Por estas razones, la nueva directriz de la OMS recomienda códigos profesionales de conducta que prohíban expresamente al personal sanitario practicar la MGF. En segundo lugar, reconociendo su respetado papel en las comunidades, enfatiza la necesidad de involucrar y capacitar positivamente al personal sanitario en materia de prevención. Una comunicación sensible puede ayudar al personal sanitario a rechazar eficazmente las solicitudes de practicar la MGF, a la vez que informa a la población sobre sus graves riesgos inmediatos y a largo plazo.
“Las investigaciones demuestran que el personal sanitario puede ser un influyente líder de opinión para cambiar las actitudes sobre la MGF y desempeñar un papel crucial en su prevención”, afirmó Christina Pallitto, científica de la OMS y del HRP, quien dirigió la elaboración de la nueva directriz. “Involucrar a médicos, enfermeras y parteras debería ser un elemento clave en la prevención y la respuesta a la MGF, ya que los países buscan erradicar esta práctica y proteger la salud de las mujeres y las niñas”.
Además de leyes y políticas eficaces, la directriz destaca la necesidad de educación e información de la comunidad. Las actividades de sensibilización de la comunidad que involucran a hombres y jóvenes pueden ser eficaces para aumentar el conocimiento sobre la MGF, promoviendo los derechos de las niñas y favoreciendo cambios de actitud.
Además de prevención, la guía incluye varias recomendaciones clínicas para garantizar el acceso a una atención médica empática y de alta calidad para las supervivientes de la MGF. Dada la magnitud de los problemas de salud a corto y largo plazo que esta práctica conlleva, las supervivientes pueden necesitar diversos servicios de salud en diferentes etapas de la vida, desde atención de salud mental hasta la gestión de riesgos obstétricos y, cuando corresponda, reparaciones quirúrgicas.
La evidencia demuestra que, con el compromiso y el apoyo adecuados, es posible erradicar la MGF. Países como Burkina Faso, Sierra Leona y Etiopía han experimentado reducciones en la prevalencia entre las jóvenes de 15 a 19 años en los últimos 30 años de hasta un 50 %, un 35 % y un 30 % respectivamente, gracias a la acción colectiva y al compromiso político para hacer cumplir las prohibiciones y acelerar la prevención.
Desde 1990, la probabilidad de que una niña se someta a la mutilación genital ha disminuido en un tercio. Sin embargo, sigue siendo común en unos 30 países de todo el mundo, y se estima que 4 millones de niñas cada año siguen en riesgo.
Equipo de Prensa de la OMS
Fuente: OMS
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