El respetado antiguo jefe anti-corrupción de Nigeria, Nuhu Ribadu, ha declarado que está preparado para volver a su país, después de más de un año en el exilio voluntario, y que está dispuesto a trabajar para el presidente en funciones, Jonathan Goodluck, si se lo pide.
Las autoridades de Nigeria retiraron un proceso legal contra Ribadu la semana pasada, preparando así, potencialmente, el camino para su regreso, para ayudar a Jonathan a combatir la corrupción en uno de los países más contaminados del mundo.
“Por supuesto que me gustaría volver, pero es muy difícil porque mi vida está amenazada”, declaró a la agencia de noticias Reuters Ribadu, “ahora la amenaza ha pasado. Creo que me ha llegado la hora de volver”, señaló en una entrevista telefónica.
Ribadu se ganó el reconocimiento internacional por los arrestos de sospechosos y la incautación de activos que se produjeron bajo su mando, a la cabeza de la Comisión de Crímenes Financieros y Económicos de Nigeria, EFCC.
Pero también se ganó enemigos por haber iniciado acciones judiciales contra poderosos gobernadores de estado, y fue despedido a finales de 2007, poco después de que el presidente Umaru Yar’Adua llegase al poder. Huyó de Nigeria hacia Gran Bretaña y los Estados Unidos en enero de 2009, alegando que su vida corría peligro.
Ribadu asegura que no ha hablado directamente con Jonathan, que asumió los poderes ejecutivos del presidente Umaru Yar’Adua, enfermo, hace dos meses, y que no se le ha ofrecido un puesto específico en el gobierno.
Ribadu afirma que no regresará a la EFCC de Nigeria o a la policía porque cree que fue destituido injustamente de ambas agencias. Pero que permanece abierto a otras oportunidades de trabajo, especialmente las que le ayudarían a volver a poner en marcha los esfuerzos de los nigerianos contra la corrupción.
“No se ha hecho nada en los dos últimos años contra la corrupción”, explica Ribadu. “El respeto que nosotros ganamos ante el resto del mundo se ha evaporado. Llevará tiempo recuperarlo”.
Los periódicos locales han informado de que Jonathan estaba considerando la posibilidad de Ribadu como asesor especial para la lucha contra la corrupción.
Ribadu dice que podría volver a Nigeria en cuestión de semanas, ya que su beca en el Centro para el Desarrollo Global, un comité de expertos con sede en Washington, se acerca a su fin.
La corrupción endémica en la nación más poblada de África es una gran traba para los inversores extranjeros, que la consideran un indicador del gasto público ineficiente y por tanto un gran freno para el crecimiento económico.
Yar’Adua llegó al poder en 2007, prometiendo tolerancia cero ante la corrupción. Pero la destitución de Ribadu y la falta de progresos en el enjuiciamiento de casos políticamente delicados han ayudado my poco a generar confianza, sobre todo entre los donantes europeos que habían dado 35 millones de dólares a la EFCC.
(IOL, 06-04-10)
