La niña del Centro , por Nse Ramón

27/10/2011 | Bitácora africana

Nacerá como todas las criaturas que pueblan el mundo. Yo no sabría explicarlo bien, ya que, o me emociono, o no logro decir todo lo bonito que siento al hablar de ella. Lo que si tengo claro, es que la espero como agua de mayo. Y pase lo que pase, dentro de todo lo bueno a imaginar, los 9 meses que la naturaleza otorga a la formación fetal ya los he disfrutado. El disfrute me ha costado alguna que otra patadita cuando inocente de mi, acerqué la oreja a ese balón-barriga que porta la señora que la lleva dentro como si la cosa no fuese difícil. La patadita, tan bien propinada me dice que lo que se encierra todavía en ese globo maternal, llegará con pocas ganas de «dejarse hacer así como así». Se sabe que todos desarrollamos un cerebro en ese delicado momento de nuestras vidas, y es por esa especial razón natural, por la que voy a buscar ser el mejor padre. Ya que trataré de inculcar los valores que durante una buena parte de mi propia vida rechacé creyendo que así me «dejarían tranquilo». Pero a día de hoy, estoy indignado por cómo se hacen las cosas en éste mundo al que he decidido traer, a visitar, a:

Cecilia Vaello Esono

La carta de hoy va dirigida a todas esas mujeres que nacieron en occidente, crecieron en occidente, se nutren de occidente, son occidentales y no se arrepienten de haber nacido en occidente. Va dirigida a muchas, ya que son muchas las que de occidente han sacado valores universales que les sirven incluso lejos de los límites de occidente. Son muchas, tantas que parece que no se podría hablar de un «físico» occidental cuando se las trata. Pero está claro que la carta la escribe Nsé, así que los márgenes de error deberían serle permitidos, ya que servidor no ha vivido en occidente para saber dónde radica el drama de las diferencias que se les hace a esas mujeres en occidente. Por lo que pido perdón si la carta no detalla bien mi visión particular de la realidad real. Pero bueno, como que la cosa se me presenta propicia ya que voy a colaborar a que occidente vuelva a engrosar la lista de sus mujeres occidentales venidas de espermas de otros lares, diré que hoy quisiera hablar de la «La niña del centro».

Un defensor del pensamiento panafricano como es el Profesor Justo Bolekia, ya lo auguró, sin saberlo, en un poema que escribió a la «portadora» de la niña. En ese especial poema que se guarda con amor muy centrado, descompuso el nombre de la portadora para luego volverlo a recomponer en formato lírico. Dentro de ese poema, el MAESTRO animó a los padres de la niña del centro a ser valientes, a no bajar los brazos y a… Intentarlo de nuevo. «Que las cosas hechas con amor, siempre acaban triunfando», así entendieron los dos interesados en la niña del centro las palabras de tan «Justo Sabio y Mayor». Y como esas cosas le tocan la vena productiva a uno, resultó que pasamos a «intentarlo otra vez». El intento parece que quiere tomar forma y salir a llenar de baba a los que lo provocaron (que en realidad somos tres los que estamos en la sala de espera…). Por lo que la niña del centro, apodada Cecy por que la abuela se la «comería a besos antes de que se asome», tendrá que salir algún día para dejarnos claro que todo el esfuerzo, mas la indignación mundial no impedirán que se quiera seguir luchando, ya sea desde el centro más centro, como desde otros centros… Que también existen.

La Celda de Mumia me gusta desde que conocí en persona a Jeffrey Abé Pans. Por eso cuando lo sigo, no puede uno evitar encontrarse con temas tan importantes para la humanidad, como para uno mismo si quiere entender la vida desde diferentes puntos de vista. Antumi Toasije en su entrevista en ese blog muy africanista, descompone la palabra «MULATA» con mucho tacto. Yo no sabía que era así como estaba la cosa pensada por aquellos que hasta hace poco decidieron inventarla para definir a un cierto grupo de personas. Según la extensión que hace Toasije, hay incluso una mezcla de Asno-Burro, que no deja precisamente bien parado al negro, o la negra en cuestión a la hora de repartir los apelativos. Cosa ya bastante interesante si tenemos en cuenta que Cecy, que es la niña del centro, tiene a su papá muy indignado, pero que es un negro que se fue detrás de las faldas que de asno no tendrían mucho. La Cecy será entonces una chiquilla inteligente, por que si un asno y un burro pueden hacer crecer vida, entonces también podrán dotarla de los instrumentos cerebrales que le hagan ir por la vida respetando a todo aquél que tenga dos mundos diferentes… O lo mismo, dos continentes con diferentes conceptos del mundo, paseando por sus genes naturales. La Cecy, desde el centro, sabrá vivir sin complicaciones mayores, ya que se intentará que la condición de burro del progenitor (siempre según los inventores de la palabra que así lo define…) no choque con su indignación por las maneras políticas que parece que van a durar hasta que ella tenga su particular uso de razón.

Por que así es como se crea de repente a una mujer occidental. Basta con hacerla nacer, crecer, desarrollarse y educarse en occidente durante un tiempo para que su condición de mulata destaque entre tantas mentes enfermas y obsoletas. Por lo que la niña del centro deberá estar al loro de cómo papá y mamá se entienden siendo tan diferentes, para que ella luego sepa buscarse su propia explicación a su condición «especial» entre gente de su propio mundo. Pese a haber usado la palabra burro en algún momento de ésta carta, quiero dejar claro que en ningún momento me siento aludido por la perfecta explicación que hizo Toasije de lo que se les pasó por la cabeza a los hombres y mujeres que inventaron esa vergüenza. Creo que soy una persona que ahora tiene razones más que suficientes para no moverme desde el centro, donde está la niña ahora. Procuro siempre estar donde se huela a carroña política, y así me tienes indignado por el trato que los monjes budistas del Tíbet le dan a su gente, como por las vejaciones que sufren los niños de la calle en países como Perú. Y desde ese movimiento continuo que sólo me puede aportar problemas, y que encima me pueden hacer no disfrutar del crecimiento de la niña del centro. Creo que intentaré pasarle parte de mi recién estrenado chip indignado a la niña, para que no deje ninguna injusticia sin clasificar en su cerebro de mulata. Educar es muy difícil, tanto que muchos acaban por bajar los brazos e inculcar a sus hijos lo más fácil «La falta de todo sentimiento humano por lo general». El tiempo me dirá si la niña del centro, después de haberse embebido de dos adultos diferentes por el color de la piel, quiere seguir en el centro, o prefiere desplazarse como persona libre de elegir «qué es lo que más le atrae».

Pretender que todas las historias pasadas y a punto de pasar a mujeres en occidente, ya sean mulatas, negras, blancas, amarillas o azules, se expliquen con facilidad a través de las letras de un padre que ya bastante emocionado va con la llegada de su mulata, puede ser un error de bulto. Y yo no quiero cometer una injusticia, por lo que diré solamente que, nacieras donde nacieras, quien decide cuando dejar de creerse que el mundo se limita a ese lugar, eres tú. Varias son las hermanas que nos hacen ver que la realidad que se pinta de occidente no es la que ellas vivieron en carne y hueso. Pero claro, yo cuando me fui detrás del asno (¿o debería decir la asna…?), no vi que le colgaba un manual de instrucciones en donde se me detallase que «sin preservativo, lo que buscas es que te nazca una que va a pasar en engrosar la lista de mulatas fuera de su centro». Ni lo vi, ni lo busqué. Ahora ya estamos enfrascados en cunas y dodotis, para que la nueva niña, y futura mujer occidental no lo pase tan mal como todas esas niñas que nacen en el centro más centro, y que si la mala suerte encima hace de las suyas, pierden hasta el clítoris. Me temo que ya he metido la pata (y otra cosa…) en donde más pica a los centrados. Pido perdón y exijo que se me entienda, ya que democráticamente hablando, y como africano que presumo ser, tengo derecho, fuera del centro centro, a tener mi derecho a elegir a una asna para parir una mulata mas para ese occidente que tanto parece no gustar de los burros… Y burras (que también las hay…)

A las mujeres de occidente. A todas ustedes, os digo que no os considero mejores que ninguna otra mujer nacida y educada lejos de vuestras tierras. Pero si se que hacéis el mismo recorrido que hacen todas las que deben buscar su espacio vital en éste mundo que nos tiene más que indignados. Se que lleváis una desventaja, ya que está más que demostrado que el humo que nos han querido vender los «democratacristianos» no hace más que esconder el machismo que tanto daño sigue haciendo a vuestra sociedad. Mujeres de occidente, todas, os exijo, os ruego, os pido que recibáis a Cecy, la niña del centro, como una mas de las vuestras. Por que la pobre, esté donde esté, haga lo que haga, jamás querrá dejar de ser lo que será gracias a la posible buena educación que le brindemos todos los que nos crucemos en su vida. Mujeres de occidente, que tanto parece que sabéis, que tanta lucha habéis hecho, de tanto esfuerzos por ser el pilar y el pulmón de la humanidad como las demás no occidentales, que tanto habéis sabido aportar a todos los demás que habitamos desde los centros, hasta los exteriores. Mujeres de occidente, que tenéis la suerte de poder moveros con cierta facilidad, gracias a que en vuestros centros no solo hay chorizos, por lo que, imagino, hay también «panecillos» haciendo políticas que permiten que tengan ustedes ventajas reales de moveros hacia más allá de vuestras fronteras… Por favor, os lo pide un hermano, no dejen que la Cecy tenga que mirarse al espejo y buscar un lugar en concreto en el mundo donde «el cuento del patito feo tenga sentido y final feliz». Ya que creemos que no hay otro mundo después de éste, por lo que donde se le ofrezca un trozo de pan, una calada de porillo, un sitio caliente donde dormir, un cuerpo que abrazar y unas opiniones diferentes que debatir sin ofender la de nadie, la Cecy se sentirá como en casa.

Mujeres de occidente, me consta que no será difícil que la niña encuentre la deseada paz entre vosotras, que sois negras, rubias, nórdicas, sureñas, latinas, blancas, travestis. Eso facilitará que ella se olvide de que para convencerla de que se centre de verdad, debe descubrir que un grupo de insensatos hizo mucho daño al tachar su condición de mulata como…

… Nacida de un cruce entre un BURRO y una ASNA.

Y si por alguna razón, mi indignación me llevase a cabrear a alguno con poder suficiente para segar vidas, por favor, mujeres de occidente, no permitan que le digan a mi Cecy que «tu padre estaba LOCO». Por que esa sería una segunda pérdida para ella. Ya que el burro de su padre la habría educado a sentirse libre de elegir… Y eso a día de hoy, es considerado de LOCURA para aquellos que pierden tornillos simplemente por que quieren pasar desapercibidos en éste mundo de LOCOS de remate.

Gracias Mujeres de Occidente.

Nsé, en breve, el proyecto que empezó a tomar forma en el CENTRO cultural de España en Malabo, Guinea Ecuatorial (CENTRO ÁFRICA), y se desarrollaría en el CENTRO cultural de España Juan de Zalazar de Asunción, Paraguay (CENTRO AMERICA), verá la luz… Y entonces sabremos si su condición de MULATA nos impedirá amarla como mandan las mentes centradas.

Gracias Antumi Toasije, gracias Justo Bolekia por haber ayudado en el entendimiento de las cosas que realmente nos importan.

Autor

  • Nse, Ramón

    Nse Ramón o Ramón Esono Ebalé (alias Jamón y Queso) es un artista guineoecuatoriano nacido en Nkoa-Nen Yebekuan (Mikomeseng-Kie Ntem) en 1977 y residente en Malabo desde 1982. Dibujante e ilustrador autodidacta, compagina su pasión por el dibujo y el cómic con su trabajo de grafista. Actualmente es el grafista titular del Centro Cultural de España en Malabo y como dibujante de cómics ha ganado varios premios y certámenes internacionales como el concurso "Regarde 9", en el Festival Internacional de BD de Angulema (Francia), el premio obtenido en Cocobulles, Costa de Marfil con el trabajo "Le réveil d'Akoyo". Ha expuesto en los Centros Culturales Francés y Español en Malabo y Bata, en el Feshcary (Camerún) y en diversas galerías de Europa, América y Estados Unidos. El artista ha iniciado diferentes proyectos para organismos internacionales que operan en Guinea Ecuatorial realizando carteles e ilustraciones para la campaña de la Unión Africana en fomento de la Juventud y sus Derechos de la Organización de la Unión Africana.

    Participó en ARCO2010 con dos series ácidas y corrosivas sobre las dictaduras y la corrupción

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