El Sida en Burkina Faso
En Burkina Faso, el sida empezó siendo una enfermedad que se negaba o escondía. Los primeros casos conocidos eran emigrantes que volvían de Costa de Marfil, su extrema delgadez y la rapidez de su muerte asustaban. La mayoría “no quería saber nada de esa sucia y maldita enfermedad”, a la que ni se nombraba. La propagación fue rápida, especialmente entre las mujeres. La promiscuidad y ciertas costumbres como la poligamia y levirato, favorecían esta transmisión. El seropositivo contagiaba a sus mujeres y estas a pasar a ser esposas del hermano menor según la extendida costumbre del levirato eran a su vez agentes de transmisión.
Durante mucho tiempo los esfuerzos se centraron en la prevención, con campañas de información sobre la enfermedad y su transmisión. Los esfuerzos hechos por el gobierno y las ONG han dado frutos ya que, según un informe del 2006 sobre la evolución de la pandemia, se ha producido una estabilización en un 2% del índice de “prevalencia”. Uno de los últimos informes al que he tenido acceso contabilizaba 150.000 seropositivos, 140.000 adultos y 10.000 niños, pero sólo 12.842 podían recibir el tratamiento antirretroviral, a un precio subvencionado de 10 dólares. Desgraciadamente los fondos de lucha contra el sida dependen en más de un 80 % del exterior. Lo que plantea un gran problema y crea inseguridad. ¿Qué pasará cuando ciertos programas de ayuda terminen?
El plan de lucha 2006-2010, elaborado por las autoridades sanitarias, marca como objetivo llagar al 1%. Quizá sea demasiado optimista, pero no se puede negar que en estos últimos años ha habido muchos cambios positivos, en el modo de ver a los infectados, en la implicación en la lucha contra la enfermedad, en la disminución de nuevos casos. Una mujer ha contribuido mucho a los cambios que se han producido en Burkina Faso, ella fue la primera que plantó cara al sida. Vale la pena conocerla.
¿Quién esta mujer que planto cara al sida en BF?
Se llama Martine Somda, nació en un Dano, en el sur de Burkina Faso, en 1959. Hizo estudios en la Escuela de Salud. Buena alumna y muy deportista destacó en el lanzamiento de jabalina. Participó en la competición nacional de escuelas de Dakar y en los juegos olímpicos de Moscú de 1978. Cuando la conocí en 1998 en Bobo Dioulasso, era viuda y madre de tres hijas. Hacía poco tiempo que había descubierto que era seropositiva y quería consagrar su vida a luchar contra la enfermedad. Fue la primera mujer de Burkina Faso que públicamente se presentó como seropositiva. Nadie lo hubiera creído viéndola tan guapa, con esa fuerza tranquila, irradiando paz, trasmitiendo confianza y ganas de vivir. El deseo de vivir y ayudar a vivir la llevó a plantar cara a la enfermedad y luchar contra ella y a dar la cara para romper tabúes. De ese deseo esta mujer sacaba fuerzas para trabajar en su país y recorrer el mundo dando testimonio de por qué y cómo hay que luchar contra el sida. Durante varios años la invité a dar charlas de sensibilización a jóvenes de COU. Recuerdo la impresión que causaba en los alumnos y el cambio que se operaba en ellos, en su modo de ver a los enfermos de sida y en la necesidad de implicarse para poner un freno a la enfermedad que se propagaba en el país.
Contagiada por el VIH a los 33 años, plantó cara a la enfermedad
Para Martine, el descubrimiento de su seropositividad a los 33 años fue un gran choque y su terrible secreto una carga pesada. Su marido había muerto en medio de grandes sufrimientos en noviembre de 1993, a su alrededor se hablaba de “envenenamiento” de “brujería”. En esta época, Martine trabajaba como enfermera encargada del seguimiento de enfermos de tuberculosis, no se hablaba mucho de sida en Burkina Faso, la enfermedad suponía exclusión y muerte inminente. Muchos enfermos desconocían su estatuto ya que los médicos no informaban sobre él, no existía tratamiento para la enfermedad ni programas para ayudar a las personas afectadas. Uno de estos enfermos era su marido. Él la contagió.
Con su experiencia de enfermera y el conocimiento que tenía de las infidelidades de su esposo, Martine sospechaba que pudiera estar enfermo de sida. Se sometió al test, esperando no estar contaminada, pero el resultado fue positivo. Todo se hundió para ella: “Fue el periodo más negro de mi vida pensaba morir rápidamente, no podía comprender cómo a pesar de mi fidelidad yo estaba contaminada. Mi corazón estaba lleno de rencor”. El haber aceptado su estatuto de seropositiva, su fe cristiana y a las palabras de su Jefe de servicio “todo no está perdido, cuídate, gana tiempo para ti, tus hijas y los otros”, dice que le ayudaron a reaccionar. Cuando preguntas a Martine cuál es el secreto de su fuerza y su serenidad, te habla de sus amigos, de su preocupación por ayudar a los demás, de su fe. Martina es una cristiana convencida.
Funda una asociación y consagra su vida a luchar contra el sida
Su fe y su voluntad de hierro le hicieron reaccionar y fundar, con un pequeño grupo de infectados como ella, una asociación de personas portadoras del VIH. “REVS+” (Responsabilidad. Esperanza. Vida. Solidaridad y más…) Una asociación para luchar contra la enfermedad y devolver la esperanza. La misión de esta asociación es la de luchar contra la estigmatización, la discriminación, el rechazo de personas infectadas y ayudarles en las dificultades que encuentran, es decir, defender los derechos de las personas seropositivas o enfermas de sida; promover los contactos, la solidaridad y la ayuda entre ellas. Una de las actividades de esta asociación es la información y sensibilización sobre el VIH-SIDA.
Los primeros tiempos de la asociación fueron difíciles, pero gracias a asociaciones europeas que la apoyaron material y moral mente, REVS+ se fue consolidando. El 90% de sus miembros son mujeres, ya que su posición en la sociedad burkinabé las hace más vulnerables que a los hombres. Las actividades que la Asociación tiene son numerosas y variadas. Entre otras: acompañamiento de enfermos en el domicilio y en el hospital, consejos antes y después de la realización del test, gestión de farmacias comunitarias, ayuda médica, escolar y nutricional a los huérfanos, lobbying acerca de instituciones diversas, sensibilización en vista al cambio de comportamiento frente a las personas seropositivas y enfermas, formaciones diversas. La gestión de actividades generadoras de fondos, con vistas al autofinanciamiento de la asociación y la organización de actividades socioeconómicas a favor de personas seropositivas, son muy importantes así como seguir a los pacientes
bajo tratamiento ARV.
Ideas innovadoras
La idea central de Martine Somda es que el apoyo a las personas seropositivas debe centrarse solamente en los aspectos médicos, tiene que ser global y abordar las numerosas ramificaciones sociales y psicológicas que el seropositivo tiene que afrontar. Esto es muy importante cuando se trata de mujeres. Son las víctimas más numerosas y vulnerables de la enfermedad. En 2004, de las 270.000 personas seropositivas conocidas el 56 % eran mujeres. Muchas veces se encuentran abandonadas a su suerte, teniendo que hacer frente a su enfermedad y asegurar la subsistencia de sus hijos. Piensa que los programas de ayuda sólo tendrán éxito si las mujeres seropositivas participan en su concepción y desarrollo, si se les responsabiliza y ayuda a emprender acciones de desarrollo duradero que puedan generar ingresos que les ayuden a vivir mejor y a integrarse en la sociedad. Esto es un cambio importante de perspectiva “ya que las mujeres son vistas no como víctimas de una enfermedad que las discrimina y estigmatiza, sino como parte integrante de la sociedad”.
Pionera del movimiento de lucha contra el sida en África Occidental, Martine Somda es respetada por su tenacidad, competencia y creatividad. En 2005 fue distinguida con la Medalla de Caballero del Orden Nacional y nombrada personalidad del año por Sidwaya, el periódico más leído de Burkina Faso. Martine es la gran mujer que plantó cara al sida y ha creado una asociación para informar, prevenir y sostener a personas seropositivas o víctimas del sida. Si le preguntan por el preservativo dirá que no comprende el rechazo frontal de Roma, y que para ella, su utilización es una obligación moral siempre que no se sea capaz de mantener la fidelidad o la abstinencia, medios de protección que no olvida y de los que siempre habla.
Mientras terminaba este artículo he leído el Mensaje del Sínodo de los Obispos de África. Aunque no sea la versión definitiva, no he podido dejar de preguntarme lo que sentirán muchas mujeres africanas como Martine Somda y cómo aceptarían el rechazo global y sin matices que, en el nº 30 de la primera parte, el Mensaje hace del artículo 14 del protocolo de Maputo. Ese protocolo marcó un paso muy importante en la lucha de las mujeres por la conquista de sus derechos. ¿Por qué se califica este artículo de “detestable” en su totalidad? Se que la fundadora de REVS+, como cristiana, podría aceptar que los Obispos rechacen el apartado 2.c de dicho artículo, ya que habla del aborto, (aunque sólo se contemple su posibilidad en casos límite como el peligro de la vida de la madre, violación…). ¿Podrá dejar de hacerse las mismas preguntas que yo me hago? ¿Cómo se pueden rechazar los otros siete apartados que contiene el artículo 14 del Protocolo que son tan importantes y justos para la mujer? En ellos no habla de otra cosa que de maternidad responsable, del derecho (que también es un deber) a proteger y protegerse de enfermedades sexualmente transmisibles, de tener acceso a servicios de salud. Es por lo que Martine lucha desde que plantó cara al sida. Espero que en la versión final del Mensaje del Sínodo de los Obispos Africanos no aparezca esa condenación global.
Actualmente, Martina es miembro de varios comités y centros de lucha contra el sida. Su amistad es uno de los tesoros que me traje en mi maleta desde Burkina Faso.