La moral de plastilina,por Alberto Eisman

28/05/2010 | Bitácora africana

como si fueran inquisidores redivivos en versión tropical. Han revuelto Roma con Santiago para organizar una “cruzada” (atención al nombre) contra la homosexualidad y para cambiar las leyes, sentenciando incluso a muerte a quien sodomice a un menor de edad. A estos políticos tan activos en este punto no les ha faltado apoyo de ciertas iglesias de corte más fundamentalista y puritano. El revuelo que se ha ocasionado ha sido considerable e incluso ha habido algunos países que han amenazado con cortar las ayudas al desarrollo si se llega a discriminar y a estigmatizar a los homosexuales con una ley así de draconiana.

En general, me parece muy loable el velar por la moral y las buenas costumbres, pero no puedo evitar sentir que algo me huela a chamusquina cuando se es tan diligente, tan intransigente y tan duro con ciertas actitudes y se hace la vista gorda con muchas otras. Algunos líderes políticos africanos, y más concretamente en Uganda, ven que la homosexualidad y otras “desviaciones” de la moral tradicional son poco menos que la mayor amenaza para la sociedad de hoy y para las generaciones que vienen y así lo dejan plasmado en sus acalorados discursos… si un extraterrestre o alguien que no estuviera al tanto de la situación del país escuchara las soflamas de este tipo que aparecen en tantos medios, podría pensar que, a tenor de la atención que se le dedica, debería ser este un “mal” ampliamente extendido en el país y que poco menos que amenaza la seguridad nacional y el futuro de la juventud.

Nada más lejano de la realidad. Nos encontramos obviamente ante una cortina de humo, un globo sonda mediático que quiere hacer que la gente se olvide de “otros” temas, más cruciales, como por ejemplo, el balance del famoso CHOGM, la cumbre de los Jefes de Estado de la Commonwealth que tuvo lugar en Uganda en 2007 y que según los informes que se han hecho públicos desde tal efemérides, aquello fue una verdadera orgía de mala gestión financiera, contratos amañados o fantasmas, funcionarios gubernamentales que salieron de aquello con enormes beneficios y con cuentas en el extranjero… todo un entramado de intereses y de chanchullos que dejaría a Alí Babá y los cuarenta ladrones como meros aprendices.

Es cuando menos curioso que la zona genital depare a estos próceres muchos más quebraderos de cabeza que, por ejemplo, el destino de millones de dólares que han salido de las arcas del estado y han ido a parar a individuos sin escrúpulos. Hombre, puestos a ser exhaustivos en la materia sexual, te da cuando menos rabia que los que remueven las aguas de la opinión pública saquen ejemplos de homosexuales que violan a niños y se callen acerca de los cientos de niñas que son violentadas cada día por hombres heterosexuales, estrictos cumplidores de la “ley natural” y las tradiciones tribales. Eso sí que es una tragedia.

Lo que es llamativo es que a estas cándidas almas tan encendidas en fervor puritano no tengan problema en absoluto cuando se trata de “la pela”, de quedarse con las mordidas y los sobrecitos de marras, de recibir tratos de favor, cuando se es corrupto hasta la médula y cuando una administración pública no puede ofrecer medicamentos contra la malaria o la diarrea simplemente porque un jerifalte de tres al cuarto ha hecho de las suyas y ha arrasado con fondos públicos para salud, educación o carreteras. En ese caso, la cosa parece que es más o menos “normal”, no se raja nadie las vestiduras ni se hacen propuestas para cambiar las leyes ni poner a nadie entre rejas. Que se mueva todo para que nada cambie, y que se hable mucho de “problema” tan minoritario con tal que los de siempre puedan seguir metiendo mano donde les dé la gana. Mucha moralina para el dormitorio, poca o ninguna para la res publica, los negocios, los servicios públicos. Lo que les queda a la pobre gente son esos sermones baratos desde púlpitos mediáticos, religiosos y seculares; lecciones de moral impartidas por doquier, pero eso sí, una moral tan flexible y selectiva como maniquea… tan perniciosa y negativa como lo puede ser la peor vileza.

Original en

http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php

Autor

  • Eisman, Alberto

    Alberto Eisman Torres. Jaén, 1966. Licenciado en Teología (Innsbruck, Austria) y máster universitario en Políticas de Desarrollo (Universidad del País Vasco). Lleva en África desde 1996. Primero estudió árabe clásico en El Cairo y luego árabe dialectal sudanés en Jartúm, capital de Sudán. Trabajó en diferentes regiones del Sudán como Misionero Comboniano hasta el 2002.

    Del 2003 al 2008 ha sido Director de País de Intermón Oxfam para Sudán, donde se ha encargado de la coordinación de proyectos y de la gestión de las oficinas de Intermón Oxfam en Nairobi y Wau (Sur de Sudán). Es un amante de los medios de comunicación social, durante cinco años ha sido colaborador semanal de Radio Exterior de España en su programa "África Hoy" y escribe también artículos de opinión y análisis en revistas españolas (Mundo Negro, Vida Nueva) y de África Oriental. Actualmente es director de Radio-Wa, una radio comunitaria auspiciada por la Iglesia Católica y ubicada en Lira (Norte de Uganda).

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