La modernización de Marruecos, por Antonio Molina

29/01/2014 | Bitácora africana

Hace once años fue promulgado en el reino alauí el nuevo CÓDIGO de la FAMILIA: La MUDAWANA. Ya entonces dijimos que se quedaba a mitad de camino. Es cierto, que desde entonces la condición de las marroquíes ha mejorado, pero sin llegar a igualar a las tunecinas.

DOS ACTITUDES MUY DIFERENTES

Cuando Burguiba asumió la presidencia de Túnez en la década de los cincuenta del siglo pasado. Regresaba triunfante de un prolongado exilio en Francia, donde contrajo matrimonio con una francesa. Al “padre de la patria” nadie le ponía pegas… Hay que decir también, que hace sesenta años no se hablaba de fundamentalismos y los raros islamistas no estaban organizados y financiados como ahora. Los pocos musulmanes, que tenían esta mentalidad, se escondían en sus madrigueras…

Burguiba prohibió la poligamia y decretó la obligatoriedad de la escolarización de las niñas. Con estas dos decisiones, las mujeres tunecinas fueron ganando derechos y progresando en una sociedad abierta a la modernidad mediterránea. Los turistas comenzaron a frecuentar las playas tunecinas como iban a Grecia o venían a España y Portugal.

¿QUÉ FALTÓ A LA MUDAWANA?

La situación de Marruecos en 2002, no era la de Túnez en los tiempos de Burguiba. Desde la promulgación de la Mudawana, nacieron en Marruecos algunas organizaciones femeninas, en particular relacionadas con los socialistas, que luchaban por conseguir los derechos pendientes:

– El reparto equitativo de las herencias entre hermanos y hermanas, pues en el derecho musulmán las mujeres reciben la mitad que los varones.

– La prohibición de los casamientos entre el violador y la menor violada, que se consideraba una manera de “lavar el honor de la familia”, sin tener en cuenta la libre voluntad de la menor. Muchas se suicidaban…

– La cuestión de la poligamia, muy arraigada en los medios rurales, no tanto mirando al pasado, si no al futuro, con los jóvenes.

Igualmente, aún se deben abordar en el parlamento debates como el del aborto y su legalización más o menos severa.

A título informativo, como comparación, he aquí cómo define la igualdad entre hombres y mujeres el art.20 de la nueva Constitución Tunecina, aprobado por 159 diputados sobre un total de 169. “Todos los ciudadanos y las ciudadanas tienen los mismos derechos y deberes. Todos son iguales ante la ley, sin ninguna discriminación”. Esta Constitución entró en vigor el 14 de enero de este año, tercer aniversario de la caída de Zine El-Abidine Ben Alí.

UN VALIENTE LÍDER SOCIALISTA

Driss Lachgar, de 59 años, primer secretario de los socialistas marroquíes, pronunció un discurso valiente durante el Congreso de las Mujeres Socialista a finales de diciembre de 2013. Recalcó que las leyes discriminatorias carecen de sentido, cuando en los centros urbanos casi el 20 % de los hogares son sostenidos por las mujeres que trabajan. Hay que tener presente que muchas familias marroquíes han vivido años de emigración por los diversos países europeos. Muchas chicas han estudiado en ambientes igualitarios y abiertos, aunque por otro lado la presión social o familiar las haya obligado a llevar el pañuelo o “fulard” islámico. Estas gentes regresando a su país chocan con mentalidades cerradas, ancladas muchas de ellas en la Charía, manipuladas por imanes integristas.

EL GOBIERNO ISLAMISTA NO REACCIONA

El discurso de Lachgar no agradó al conjunto de las fuerzas islamistas, tanto en las conservadoras áreas rurales, como en las esferas del gobierno. Por ejemplo, el 2 de enero un grupo de espectadores desenrolló una pancarta enorme en el estadio de Casablanca, al comienzo del partido entre el equipo local RAJA y el KWAKAB de Marrakech, en la que se leía: “LACHGAR, TEME A ALÁ, ANTES QUE A LA MUERTE.” Tampoco es una broma la condena del eximán de la mezquita Dar al Talaba de Casablanca. En un vídeo colgado en YouTube, condenaba a muerte a Lachgar. En una “fatwa” trató al líder socialista y a su partido de infieles y apóstatas. Autorizando con esta condena su asesinato.

Resucitado de sus cenizas. Un grupo yihadista del que no se oía hablar hace años, está ahora animando a sus fieles para acabar con la vida del primer secretario de los socialistas. Ese grupo se denomina Movimiento para la Unidad del Yihad del Magreb al Aqsa.

ESTRATEGIA DE LACHGAR

Ese clérigo podría haber sido acusado por Lachgar por amenazas, según el art. 429 del Código Penal, que castiga al que incita a matar. Varios miembros del Partido Socialista lo hicieron a título personal. Lachgar se abstuvo, considerando, que la Fiscalía, dependiente del Ministro de Justicia, Mustafá Ramid, actuaría de oficio. Pero éste y el gobierno guardan silencio, pues nadie quiere oponerse a los islamistas o al rey.

LA PRENSA

El órgano oficioso del partido en el poder, AT TAIDID, abordó este asunto nivelando a Lachgar con Abu Naim. El socialista como irreverente con la religión y el islamista como excediéndose al pronunciar un “takfir”, que equivale a una exclusión de la Umma (como una excomunión). El director del diario digital ‘MEDIAS 24’, Naceusine Elafrite escribió: “Lo que sorprende ahora no son las vociferaciones de un jeque radical, es el silencio del partido islamista del jefe de Gobierno y del titular de Justicia”.

CONCLUSIÓN

Finalmente, el 6 de enero, la Fiscalía de Casablanca anunció la apertura de diligencias sobre las palabras de Abu Naim. A lo que el clérigo respondió en su página de Facebook : “Alá se encargará de defender á los que defienden al profeta Mahoma y la gloriosa religión de Alá”. Mientras tanto, desde la monarquía se contempla el temporal y se guarda silencio.

Qué diferente suena este artículo de la nueva Constitución de Túnez aprobado por 149 diputados contra 23: ”El Estado es el guardián de la religión. Garantizando la libertad de conciencia y de creencias y el libre ejercicio del culto.” La nueva Carta Magna de Túnez dice NO a la Charía y el país es declarado ”un estado civil” que permite las libertades de opinión, de pensamiento, de expresión, de información y de edición.

Antonio Molina

CIDAF

Autor

  • Molina Molina, Antonio José

    Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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