La mina olvidada y la bomba atómica, por Bartolomé Burgos

1/09/2021 | Bitácora africana

El papel que jugó la RD del Congo en la bomba que destruyó Hiroshima y Nagasaki se mantiene secreto; pero estudios históricos recientes e investigación de la sociedad civil, comienzan a iluminar el secreto.

¿Cuál es el secreto?

El secreto se llama Shinkolobwe, y es una mina, al sur de la provincia de Katanga, en la RD del Congo, de donde se extrajeron las más de 4 000 toneladas de uranio, con que se construyó la bomba atómica, que destruyó las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Quizás también se construyeran otras muchas bombas atómicas. Esta mina decidió el desenlace de la II guerra mundial, qué país sería líder del mundo desde entonces. También ha tenido consecuencias desastrosas en la política del Congo, en la vida de los congoleños y en la salud de muchos de ellos.

¿Por qué fue esa mina tan decisiva?

La historia comenzó cuando en 1915, todavía en régimen colonial, una rica veta de uranio fue descubierta en la mina de Shinkolobwe. Entonces había poca demanda de uranio. La mina pertenecía a la compañía belga Unión Minera, de la que los shinkolobwe.jpgbritánicos tenían un 30% de acciones. Fue cuando la fisión nuclear fue descubierta, en 1938 que la potencialidad del uranio se hizo evidente. Los estrategas USA decidieron comprar todo en uranio posible. La mina de Shinkolobwe era algo único. Mientras que las minas de USA y Canadá contenían un 0.03% en el mineral extraído, la mina del Congo producía un 65% de uranio y las rocas consideradas de poca calidad contenían un 20% de uranio.

¿Tuvo la mina de Shinkolobwe otras consecuencias, a parte Hiroshima y Nagasaki?

Ya hemos mencionado que esas bombas decidieron el desenlace de la II guerra mundial, y el liderazgo mundial de los USA. Además, el deseo de controlar la minería del Congo hizo que las potencias occidentales dominaran la política congoleña, remplazando presidentes elegidos, como Patrice Lumumba, por dictadores marionetas, como como Mobutu Sese Seko, favorable a sus dueños occidentales. Siguió una década de despotismo que devastó la esperanza del pueblo congolés de un Congo libre de ocupación externa.

¿Qué ha ocurrido desde entonces con la mina de Shinkolobwe?

Desapareció del mapa. Se hizo un secreto total y nunca más se la mencionó. Pero continúa creando problemas a los congoleños. Atraídos por ricos depósitos de cobre y cobalto, miles de mineros ilegales comenzaron a cavar pozos sin protección ninguna. Llegaron a reunirse un estimado de 15 mil mineros, con sus familias. Los accidentes fueron frecuentes y la radioactividad causó numerosas enfermedades entre la población, aunque pocos récord médicos existen. Temiendo que el uranio de los mineros ilegales llegara a movimientos terroristas, el ejército congolés arrasó el poblado minero

A partir del foro de CCSSA’s Missing Link, en 2016, activistas sociales e historiadores están sacando a flote el secreto de la mina, que durante tantos años se ha intentado mantener oculto. Muchos de los afectados por Shinkolobwe están haciendo campaña para obtener reconocimiento y reparación; pero sin saber de quién obtener el reconocimiento ni quién pagaría sus daños.

Bartolomé Burgos

Autor

  • Bartolomé Burgos Martínez nació en Totana (Murcia) en 1936. Sacerdote miembro de la Sociedad de Misiones de África (Padres Blancos), es doctor en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma, 1997. Enseñó filosofía en el Africanum (Logroño), en Dublín y en las ciudades sudanesas de Juba y Jartum. Fue fundador del CIDAF (Centro de Información y Documentación Africana) a finales de los setenta, institución de la que fue director entre 1997 y 2003.

    Llegó a África con 19 años y desde entonces ha vivido o trabajado para África y ha visitado numerosos países africanos. De 2008 a 2011 residió en Kumasi, Ghana, donde fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía, Sociología y Estudios Religiosos de la Universidad de Kumasi. Actualmente vive en Madrid y es investigador de la Fundación Sur.

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