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Inicio > REVISTA > Crónicas y reportajes > ![]() La milagrosa isla de Malaui donde los peces siguen siendo abundantes a pesar de la crisis climática
14/05/2021 -
Hace cientos de años, la isla de Mbenje era el hogar de una orgullosa y permanente población. Viviendo en casas hechas de paja y palos, la comunidad vivía cómodamente en este terreno montañoso en medio del lago Malaui, haciendo viajes de ida y vuelta al continente para comerciar. La gente llegó a creer, sin embargo, que este no era un lugar común. Los pobladores informaban que, durante las expediciones de pesca, se encontraban con apariciones, incluidas mujeres desnudas. Otros notaron que cada vez que alguien mataba una serpiente, que es endémica en la isla, pronto seguían violentas tormentas. Para calmar los ánimos y traer paz, los jefes de la isla comenzaron a ofrecer sacrificios e iniciar nuevas tradiciones. Desde aquellos tiempos muchas cosas han cambiado. Por ejemplo, los descendientes actuales de los colonos de Mbenje viven principalmente en Chikombe, un próspero centro de negocios al otro lado del lago, en la parte continental de Malaui. Pero otras muchas cosas se han mantenido notablemente consistentes. Si bien la sobrepesca y la crisis climática han contribuido a la disminución de las capturas en otras partes del lago Malaui, las aguas alrededor de Mbenje siguen siendo abundantes en peces, algo que muchos atribuyen al mantenimiento de las tradiciones establecidas hace mucho tiempo y transmitidas de generación en generación desde entonces. El primer sábado de abril por la mañana decenas de hombres y jóvenes se reúnen a orillas del lago en la playa de Chikombe. La mayoría está ocupada reparando sus barcos o remendando redes de pesca. Los montones con sus pertenencias, incluidas las herramientas que usarán para construir casas improvisadas, se encuentran cerca. Este es el día que estaban esperando. De acuerdo con las antiguas reglas la isla Mbenje está estrictamente prohibida de diciembre a abril. Hoy es el día del regreso. Durante los próximos ocho meses la isla se convertirá en el hogar de estos pescadores. Puede haber ocasionales viajes al continente para abastecerse de suministros, pero en su mayor parte, Mbenje pasará de estar vacío a albergar una comunidad autosuficiente. Algunas empresas que venden comida, ropa y otros bienes acompañarán a los viajeros. Se instalarán, incluso, refrigeradores con bebidas frías y salas de exhibición de vídeos para mantener entretenidos a los hombres.
Estas reglas han dado forma a la administración comunitaria del ecosistema local durante siglos. Como dice Magwere en African Arguments, “Creemos que Dios creó primero a los animales y las plantas, y después creó al hombre para que los cuidara. Creemos que aquellos que no cuiden la vida silvestre serán responsables ante el creador […] Todas estas reglas fueron transmitidas por nuestros antepasados y cualquier desvío se enfrenta a una calamidad […] Tenemos diez islas en el lago, pero puedo decir con orgullo que es la nuestra la que tiene una buena pesca y la gente viaja desde otras partes del país para estar con nosotros". Este sentimiento es compartido por funcionarios de Malaui que describen a Mbenje como icónico. El gobierno ha comenzado a apoyar e incluso a intentar emular sus prácticas en otros lugares. Kingsley Kamtambe, investigador de pesca del Ministerio de Agricultura, señala que “lo que se está haciendo aquí es una gestión pesquera participativa, [es] algo que nos gustaría hacer e implementar en la mayoría de los distritos pesqueros de Malaui”. El funcionario elogia la vigilancia comunitaria de la pesca ilegal y su tradición de cerrar por completo durante cuatro meses al año. Por el contrario, dice, otras áreas solo restringen la pesca con redes más grandes durante dos meses: “Nunca he visto datos que comparen Mbenje y otros lugares cuando se trata de capturas de peces. Pero lo que sabemos es que cuando abrimos Mbenje, capturan muchos paces”. A bordo de un barco con la inscripción Chifundo cha Mulungu (gracia de Dios), hay una treintena de pescadores con sus pertenencias. Mientras hacen el viaje a la isla hablan en una amplia gama de dialectos e idiomas. Cualquiera puede pescar en Mbenje una vez aprobado por un comité, y vienen hombres de todas partes para aprovechar de sus abundantes aguas. Wilimoti George, de 30 años, viajó desde Nsundwe, en la capital, Lilongwe, para ahumar y empaquetar pescado en la isla. Quiere recaudar dinero para iniciar un negocio agrícola en su pueblo y cree que tendrá suficiente para el final de la temporada: “Lo bueno es que no hay alcohol ni mujeres, así que podré ahorrar el dinero […] El ambiente en la isla es importante porque se ayudan unos a otros y viven como una familia. No tienes eso en el pueblo”. Asmen Kamanga, de 33 años, viajó más de 150 km. desde el distrito de Karonga después de oír sobre Mbenje a otros pescadores. Ha trabajado en la isla en temporadas anteriores y espera utilizar sus ganancias, esta vez, para pagar las tasas escolares de sus hijos y familiares y mantener a su familia. A pesar de estar fuera de su pueblo la mayor parte del año, dice que no extraña su hogar, ya que las comodidades de Mbenje, como las improvisadas salas de video, lo mantienen entretenido: “Si hay una isla en el país de la que dependemos y de la que sacamos dinero, es esta isla […] La vida aquí es muy buena y regresamos a tierra debido a las leyes. En esta tierra no hay peleas, alcohol y cosas en las que derroches dinero. Al final de la temporada, ganamos hasta un millón de kwachas (unos 1250 dólares) ya que somos pescadores pequeños, pero los pescadores más grandes ganan millones de kwachas". Barabado Yahaya, un miembro del comité que supervisa a los pescadores en Mbenje, se hace eco de estas afirmaciones. Dice que más de 6.000 pescadores viven en la isla cada año y que en una buena temporada las tripulaciones de pesca pueden hacer millones de kwachas cada semana: “Esta isla nos ha ayudado a educar a los niños, cuidar a los huérfanos, tener propiedades y construir hermosas casas”. Por supuesto, no todos los malauíes pueden aprovechar todos los beneficios de Mbenje. La prohibición de mujeres significa que la isla está permanentemente fuera del alcance de la mitad de la población del país. Algunos ven esto como discriminatorio. Pero otros como Esnart Shaibu, de 35 años, apoyan el sistema. Ella, que dirige un negocio de ropa en Chikombe que prospera gracias a la industria pesquera, indica que está de acuerdo con la prohibición que proviene de los espíritus, de la que las mujeres se benefician indirectamente: “Nos beneficiamos de la isla de muchas maneras, entre otras porque nuestros maridos e hijos pescan en la isla […] Los negocios prosperan durante la temporada de pesca y el dinero circula en la zona. No es necesario estar en la isla para beneficiarse realmente". Si el departamento de pesca de Malaui puede emular con éxito las prácticas tradicionales de Mbenje que han protegido el medio ambiente durante siglos, frente a las insostenibles prácticas pesqueras y al cambio climático que han fomentado la crisis en otros lugares, es posible que otros muchos se beneficien también del ejemplo de la isla. Fuente: African Arguments [Traducción, Jesús Esteibarlanda][Fundación Sur]
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