“La migración puede contribuir al desarrollo de un país». Entrevista a Ndioro N’Diaye, Costa de Marfil.

30/03/2009 | Entrevistas

La senegalesa Ndioro Ndiaye es la directora general Adjunta de la Organización Internacional para las Migraciones, desde Septiembre de 1999. Es doctora en odontología y estomatología, y fue la primera mujer africana en dirigir el departamento de su especialidad en la Universidad de Dakar, cargo hasta entonces ocupado por especialistas extranjeros.

En Senegal ha sido ministra de Desarrollo Social, ministra de la Mujer, la Infancia y la Familia, entre otros cargos, antes de ser nombrada para el cargo de la Agencia para las Migraciones.

Abiyán – Cuestión transversal y fundamental para diversos ámbitos políticos, ninguna estrategia de desarrollo debería ignorar las influencias de la migración.

Profesora Ndioro, abordemos una de las cuestiones clave a las que se enfrentan actualmente los gobiernos, es decir la integración de la migración para el desarrollo en África.

La sensibilización de los actores con el impacto potencial de la migración sobre el desarrollo es un proceso que está en curso y es muy largo. Sin embargo, se han realizado muchos progresos en este ámbito, particularmente durante el “Diálogo de alto nivel sobre la migración internacional y el desarrollo” que tuvo lugar en 2006, y durante el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo en el que han participado muchos representantes de gobiernos africanos.

¿Qué ha aportado este diálogo?

El diálogo ha llevado a un consenso sobre el hecho de que la migración tiene un potencial importante para el desarrollo económico y social. Este proceso está todavía en curso. El segundo Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo tuvo lugar el pasado octubre en Manila (Filipinas).

¿Es el reconocimiento de estos vínculos complejos entre migración y desarrollo el reflejo del papel que tiene la migración en un número creciente de modos de subsistencia africanos?

Efectivamente, en una generación, el número de africanos que viven fuera de su país de origen se ha duplicado. Hay 16 millones de emigrantes africanos, mientras que los africanos representan 5% de la población de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Los desplazamientos de la población son por lo tanto un elemento determinante para la geopolítica del continente africano.

¿Se tiene en cuenta esta constatación para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)?

Desgraciadamente, los documentos estratégicos de reducción de la pobreza que proporcionan la estructura para el progreso hacia los ODM no tienen sistemáticamente en cuenta el impacto del fenómeno migratorio sobre los propios emigrantes y sus familias. Por ello, los gobiernos no disponen de elementos que estén en condiciones de presentar, de forma exhaustiva y fiable a la vez, las causas de la migración y sus efectos, así como sus implicaciones sectoriales y globales en el desarrollo.

¿Qué hay que hacer para permitir que los gobiernos palien este problema a fin de que todos puedan beneficiarse de una modelización constructiva y sistemática de la migración?

Para empezar, debemos considerar la cuestión del refuerzo de la coherencia institucional, noción que encuentro absolutamente esencial. Los objetivos de la migración para el desarrollo, como ya saben, atañen a distintos ámbitos y ministerios: Asuntos Exteriores, Interior, Género, Desarrollo Social, Economía, Trabajo y Medio Ambiente, entre otros.

En este contexto, ¿cómo se puede garantizar que actores tan diferentes no persigan sus propios objetivos, sin tener referencia a una política más amplia?

Una situación como esta no beneficia a nadie. Sólo representa una pérdida de tiempo, de recursos y de esfuerzos. Se puede evitar creando vínculos y estrategias interministeriales fuertes. Se trata de un proceso que requiere una estructura institucional fuerte, que reúna los intereses y los puntos de vista de cada uno y tenga en cuenta las distintas dimensiones del fenómeno migratorio y del potencial que dichas dimensiones representan para una aproximación holística de la lucha contra la pobreza.

¿Qué ocurre cuando un gobierno crea, con ayuda de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), una Unidad interministerial sobre la migración?

El gobierno puede entonces considerar y poner en práctica sus políticas sobre la migración de forma lógica, eficaz y sistemática. En Zimbabwe, al igual que en Nigeria, se han establecido comités interministeriales para asegurar una colaboración y coordinación óptima entre los distintos actores sobre el desarrollo de las políticas migratorias nacionales.

Otros países como Senegal, Benín, Mali, Ruanda y la República Democrática del Congo también han comenzado a construir estructuras similares. Cuando la voluntad política se asocia con el apoyo necesario, la creación de estructuras de colaboración como estas sólo puede ser un éxito.

¿Qué opina sobre el objetivo de la apropiación de la temática migratoria por parte de los gobiernos?

La migración es un tema que influye sobre las estrategias gubernamentales a muchos niveles y en muchos sectores de la lucha contra la pobreza. Tiene el potencial de generar efectos tanto beneficiosos como nefastos en la economía y el desarrollo social. Por lo tanto, los gobiernos no pueden permitirse el hecho de permanecer pasivos frente a este fenómeno. En el mejor de los casos, una actitud pasiva tendría por efecto la pérdida de una gran ocasión en cuanto a las contribuciones de los trabajadores emigrantes.

¿Es por lo tanto imprescindible que los gobiernos dirijan el proceso de gestión de la migración?

Si. Y para ello, los gobiernos deben destinar recursos financieros y humanos suficientes para poner en marcha los dispositivos apropiados; para coordinar las acciones de los gobiernos asociados, de las organizaciones internacionales y de la sociedad civil; para optimizar los efectos de la migración sobre el desarrollo.

¿Está dispuesta la OIM a ayudar a los gobiernos a identificar los efectos únicos de la migración sobre sus propias comunidades y a elaborar sus propias soluciones políticas?

La OIM está dispuesta a apoyar este proceso. Actualmente está desarrollando los perfiles migratorios de diez países de África central y del oeste, así como bases de datos y otras herramientas que permitirán a los gobiernos un acceso óptimo a los hechos, cifras e incluso a las personas para sostener el desarrollo de sus países. Sin embargo, quiero recordar que sólo a través de la acción proactiva de los gobiernos frente a la migración, esta última podrá gestionarse de manera duradera y a beneficio de todos.

¿Qué valor añadido pueden aportar las diásporas a las estrategias gubernamentales?

Para empezar, el efecto positivo de la contribución de los emigrantes en términos de las repatriaciones de salarios a las familias y comunidades es más que conocido en los países de origen. Estos ingresos pueden permitir a las familias superar algunos problemas, enviar a sus hijos a la escuela y ahorrar dinero para otras inversiones productivas.

No obstante, en materia de flujos mundiales, África subsahariana no recibe tanto como debería.

Efectivamente, recibe la parte más baja de los flujos de capital, es decir el 1,5% de los envíos globales. Los gobiernos deberían por lo tanto reflexionar sobre los medios para mejorar, facilitar y gestionar el proceso de repatriación de salario con el fin de maximizar los beneficios para el desarrollo.

Además de la transferencia de fondos, ¿puede la migración revitalizar algunos sectores clave para el desarrollo?

En el sector de la educación, los profesores que se van al extranjero para ejercer su profesión aprenden nuevas actitudes y competencias de su experiencia en el extranjero. Los médicos y enfermeros que viven en el extranjero cuidan y curan, pero al mismo tiempo adquieren técnicas de organización y enfoques de trabajo que pueden ser muy diferentes a los de sus países de origen.

Las competencias de un médico, de un profesor o incluso de un trabajador agrónomo que se marcha no están del todo perdidas para el país de origen: si se puede persuadir a un emigrante para que regrese, él o ella aportará nuevas ideas, enfoques y métodos de gestión o de organización.

Al trabajar en sectores clave como la salud o la educación, los médicos y profesores pueden reforzar las capacidades de su estructura formando a sus colegas, aumentando la calidad del servicio; y a partir de esto, ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en los ámbitos de la salud y la educación. Al mismo tiempo, las mujeres que regresan a su país de origen pueden aportar su experiencia de vida en el extranjero para actuar sobre la igualdad de sexos en el país de origen.

¿Resulta por lo tanto interesante considerar a los emigrantes como agentes de cambio importantes?

Es necesario elaborar y poner en práctica políticas en condiciones para desarrollar las relaciones con las diásporas. En este aspecto, me gustaría felicitar a la Unión Africana (UA) por haber tomado la decisión visionaria de denominar a la diáspora “la sexta región de África”. Al dar a los representantes de la diáspora la posibilidad de tomar parte en el proceso de decisión, la Unión ha tomado una medida importante y susceptible para favorecer el compromiso de estos.

¿Cuál es su conclusión?

Hoy en día, ninguna estrategia de desarrollo debería ponerse en marcha sin pensar antes en la forma en que las tendencias migratorias van a afectarla, así como la forma en que las tendencias migratorias van a ser afectadas por la estrategia. La migración, como cuestión transversal, es fundamental para diversos ámbitos políticos; puede contribuir generosamente en el desarrollo de un país.

C Fiankan-Bokonga.

Publicado en Fraternité Matin, Costa de Marfil, el 14 de marzo de 2009.

Traducido por María Castillo García-Andrade, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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