La memoria de Ruanda: El punto de vista de Placide Kalisa y de Joseph Matata

7/04/2011 | Crónicas y reportajes

Cada año, en el mes de abril, las tensiones entre las dos grandes comunidades ruandesas, los hutus y los tutsis, se reavivan en cuestiones que tienen que ver con el pasado.

Bélgica, especialmente su capital, Bruselas, es el escenario de fuertes tensiones entre la comunidad ruandesa en relación con el asunto, algunos hablan de una verdadera “guerra de recuerdos”.

Con la intención de aliviar tensiones y eliminar malentendidos, la agencia de noticias Jambonews ha entrevistado a dos de los principales protagonistas históricos de las conmemoraciones de las dos comunidades, Joseph Matata, coordinador del Centro de Lucha contra la Impunidad y la Injusticia en Ruanda y Placide Kalisa, ex presidente de la asociación Ibuka y actual presidente del MRAX, donde cada uno de ellos expuso su punto de vista sobre esta cuestión.

Placide Kalisa habló a título personal, en tanto que fue presidente, aceptó la entrevista por qué para él “el pasado debe ser algo que nos una en lugar de algo que nos separe y hablar es un deber cívico”.

Matata por su parte ha aceptado la entrevista ya que él piensa que es un deber de los responsables de asociaciones explicar a los jóvenes que no se equivoquen y que comprendan “que esto no puede ser eternamente una guerra de recuerdos”.

Después de que ambos intervinientes presentasen a sus asociaciones, Placide Kalisa ha respondido a las preguntas relacionadas con el puesto que ocupan las víctimas hutus en la conmemoración que realiza la asociación Ibuka (que aglutina a los supervivientes tutsis de la matanza de 1994), sean hutus víctimas de milicianos Interhamwe o hutus víctimas del FPR.

Joseph Matata dijo que comprendía inicialmente que no se pensase en incluir a las víctimas del FPR, diciendo que él mismo en 1995, no tenía elementos de juicio para decir oficialmente, como ahora hace, que los hutus habían sido víctimas de genocidio en todo el territorio ruandés en paralelo a las masacres sistemáticas que se cometieron contra los tutsis en las zonas controladas por las fuerzas gubernamentales.

Placide Kalisa por su parte, para aclarar conceptos sostiene y afirma que “cuando hablamos del genocidio de los tutsis, en ningún caso se dice o se da a entender que los hutus no hayan sido víctimas de crímenes contra la humanidad o de crímenes de guerra”.

En cuanto a lo que concierne con el término de genocidio contra los hutus, él estima que “se debe esperar a que un tribunal internacional o la justicia belga se pronuncien sobre los hechos y si estos son calificados de genocidio, entonces ya se dará por finalizado el debate”.

Ambos intervinientes expusieron largamente sus motivos, por un lado Ibuka iba a organizar la conmemoración del 7 de abril e hizo un llamamiento a CLIIR para celebrar el 6 de abril.

La entrevista se centró en una cuestión muy sensible, la división existente en la comunidad ruandesa por las cartas que Ibuka dirigió a las autoridades belgas sobre la prohibición de las manifestaciones del 6 de abril.

Placide Kalisa firmante de algunas de ellas, se extiende largamente en explicar los motivos y razones que le llevaron a mandar las cartas y precisa no obstante que, a su entender, ni él ni Ibuka enviaron cartas con la intención de prohibir las conmemoraciones del 6 de abril.

Matata dijo comprender la mayor parte de la razones expuestas por Kalisa y explicó que estaba motivado para tomar la antorcha de las conmemoraciones ya que estima que “Ibuka no puede monopolizar la memoria y decir que ellos, los tutsis, son los únicos que han sido víctima de genocidio”.

Matata también informó haber escrito una carta a Ibuka “para que podamos concertar otra fecha que nos permita encontrarnos en una conmemoración común con el fin de recordar juntos a todos nuestros muertos”.

Sobre las cartas enviadas en relación con el 6 de abril, Matata confirmó que efectivamente Ibuka no mandó tales cartas, más bien quien lo hizo fue Chantal Karara de la comunidad ruandesa de Bélgica.

Por ello Placide Kalisa nos sugiere diferenciar bien entre Ibuka y la CRB, ya que son dos asociaciones bien distintas.

Esta serie de cuestiones culminó con las relativas a la reacción de Ibuka sobre el informe de la ONU acerca del Informe “Mapping” aludiendo que estaba “ofendido y conmocionado” por sus conclusiones, reacción que ofendió a bastantes personas en el seno de la comunidad ruandesa.

Placide Kalisa no compartía el enfoque ya que según él, no hay “violencias que sean justas para unos y condenables para otros, toda violencia es condenable”. Luego dijo sentirse “incómodo por ver la mezcla de registros y que ello podía, en términos de credibilidad debilitar la causa del recuerdo”, preguntándose “¿porqué las conclusiones del informe estorban los intereses de los supervivientes en términos de recuerdo y de justicia?”.

Reaccionando a esta última cuestión, Matata explicó que esta actitud de Ibuka viene derivada por la constante intención del poder en Ruanda de instrumentalizar a Ibuka.

En respuesta a la carta contra el informe “Mapping”, Matata la encuentra realmente fuera de lugar por una asociación precisamente encargada del recuerdo, que es lo que es Ibuka, eso no es propio y debilita la acción misma de Ibuka.

Ambos intervinientes expresaron posteriormente volver sobre el asunto de la reconciliación y el proyecto que trata la mesa del Dialogue Inter Rwandais Hautement Inclusif

Para Placide Kalisa la reconciliación y el diálogo también son posibles con la condición de que se cumplan ciertos requisitos que enumera.

Por el contrario para Matata, la reconciliación y el diálogo son imposibles, ya que el régimen del FPR permanece inamovible, pero él quiere tranquilizar no obstante diciendo que tarde o temprano el diálogo se llevará a cabo.

Después de una presentación del MRAX, Placide Kalisa respondió a varias preguntas relacionadas con esta asociación al respecto de la problemática del recuerdo.

Matata cree que esta puede ser una oportunidad para que la comunidad ruandesa tenga uno de sus residentes en Bélgica a la cabeza del MRAX y sugiere que los jóvenes hutus y tutsis pongan claras las ideas del MRAX en el marco de un seminario para romper prejuicios y combatir la segregación racial entre las víctimas, luchar contra el recuerdo que discrimina, propuesta que recibe la aprobación de Kalisa al haberla pensado con detenimiento.

Para Kalisa, el MRAX puede ser la ocasión para que la juventud ruandesa independientemente de su origen étnico, de hacer seminarios para la desaparición de los prejuicios.

Kalisa expresa a continuación la idoneidad de revisar o no la ley contra el negacionismo del genocidio como consecuencia del informe “Mapping”.

Para él lo que se dice en el informe es “que hay crímenes sistemáticos en contra de la población hutu, los cuales, en el marco judicial, podrían ser calificados de actos de genocidio”, pero en su opinión, esto sólo será reconocido si lo hace un tribunal internacional o una jurisdicción reconocida por Bélgica, entonces no tendrá ningún problema el MRAX en ampliar la ley del genocidio para los crímenes cometidos contra los hutus. Pero insiste, previamente a ello pide la validación de una instancia internacional.

Tras los debates alrededor de la ley sobre el negacionismo, pedimos a los entrevistados si es posible en el ámbito ruandés denunciar los crímenes del FPR sin ser tratados de negacionistas.

Para Matata esta es una acusación que demoniza a cualquier persona que ose mostrar que el régimen del FPR ha cometido crímenes contra la humanidad o un genocidio contra los hutus.

Expone varios ejemplos, resaltando el de un sacerdote, Aloise Murwanashayaka, encarcelado en abril de 2008 porque celebró una misa en memoria de familiares asesinados por el FPR.

En lugar de reunirse con los que acaban de conmemorar el 6 de abril en la prisión, considera mejor reunir a los jóvenes tutsis y hutus para que debatan estos asuntos.

Kalisa dice que no comparte en su totalidad este análisis porque, según él, Matata no ve el negacionismo más que bajo el aspecto de instrumentalización por un actor político, mientras que al lado de este actor hay personas que niegan la existencia de hechos históricos o que rehabilitan políticas racistas y la ley debe protegernos de esos discursos.

Como mensaje final que desea enviar a la comunidad ruandesa, Joseph Matata hace referencia a una carta dirigida a grandes sectores de Ibuka y que dice “¿es que con todos los elementos que tenemos a partir de ahora, no podemos acordar una fecha para conmemorar juntos a todos nuestros muertos?”.

Kalisa por su parte dirige el siguiente mensaje a la comunidad ruandesa: “La memoria puede ser un enlace entre las personas de nuestra comunidad, tenemos el derecho legítimo de recordar a las víctimas y por ello podemos hacerlo en un marco de serenidad y desapasionamiento, lo que favorecerá separar la política de la memoria”.

Él es optimista y espera que una nueva dinámica nacerá de los encuentros que van a llevarse a cabo, pero considera que la juventud de nuestra diáspora debe implicarse en los mismos.

Ruhumuza Mbonyumutwa

Jambo News, 4 de abril de 2011.

Traducido por Juan Carlos Solís Santander.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster