La maravillosa herencia de “Mamá Árbol”, por Paquita Reche, mnsda

6/10/2011 | Bitácora africana

Así llamaron en Kenia a Wangari Maatai. La figura de esta mujer africana me fascinó desde que la conocí, gracias a los artículos que se escribieron sobre ella, cuando le concedieron el Premio Nobel de la paz en 2004. También por lo que me contaron algunas compañeras que la conocieron en Kenia.

En 2005, pedí a una de ellas un artículo para incluirlo en el informe sobre las mujeres africanas que estaba preparando en ese momento para Africana. Raquel Ortega, respondió encantada. Su artículo: “Una ecologista Keniana, siembra paz combatiendo la pobreza”, formó parte del informe “Mujeres de África”, publicado en el número 128, que apareció en octubre de ese año.

La noticia del fallecimiento de Wangari Maatai, el 25 de septiembre de 2011, me sorprendió durante las vacaciones. Hacía pocos días había hablado de ella en un artículo sobre el papel que juegan las mujeres africanas en la reconciliación y la paz. La citaba como ejemplo de mujeres que estaban tejiendo la paz y la reconciliación en África, por su combate contra la pobreza y su lucha contra la degradación del medio ambiente.

Hoy, quiero recordar quién fue esta mujer y la herencia que nos deja.

Wangari había nacido en Kenia en 1940. Doctora en biología, había sido Decano de la facultad de Veterinaria, pero, convencida de que la pobreza y malnutrición están ligadas a la degradación del medioambiente, se entregó en cuerpo y alma a explicar esta relación y a luchar contra la pobreza, protegiendo el medio ambiente.

En 1977 fundó la organización: “Cinturón Verde”, con sede en Nairobi e implicó a miles de mujeres pobres y analfabetas para que hicieran semilleros y plantaran árboles, como remedio a la deforestación y a la desertificación. Era consciente de la fuerza de las mujeres, cuando se trata de “luchar” por el futuro de sus hijos, y del lazo que existe entre ellas y el medio ambiente. Por eso, quiso confiarles la tarea de “sanar la tierra”. Una campaña que encontrará muchos obstáculos y oposición, pero a pesar de ello, en 15 años se plantaran más de 10 millones de árboles. Al final de su vida se podían contabilizar 50.millones. ¡Una maravillosa herencia de “Mamá árbol”, como la llamaron!

En varias ocasiones la ecologista entró en conflicto con intereses políticos y fue detenida y agredida. Uno de los conflictos que la enfrentaron con el Presidente Moi, y a su Gobierno en 1989, fue su oposición al proyecto de construcción de una torre de 62 pisos en pleno centro del “Uhuru Park”, pulmón de Nairobi. El impacto internacional de la campaña que emprendió, hizo desistir a los inversores extranjeros que se retiraron, La torre no se construyó.

No sólo luchó por la naturaleza y para que las mujeres pudiesen jugar el papel que les corresponde, también luchó por los derechos de los prisioneros políticos, haciéndose portavoz de sus madres. En una sonada manifestación de apoyo a los presos políticos en 1992, Wangari recibió una brutal paliza de la policía, que la dejó inconsciente.

En diciembre de 2002, Wangari entró en el Parlamento de Kenia y fundó el partido Verde, “Mazingira”. En 2003, el presidente Mwai Kibaki, la nombró Ministra adjunta de Medio Ambiente, Recursos naturales y Fauna salvaje.

Con el Premio Nobel, concedido en 2004, se reconoce su trabajo por el desarrollo sostenible, promoción de la mujer y defensa de los derechos humanos. Desde 2009 era consejera honoraria del Consejo “Futuro del Mundo”.

Wangari Maatai, fue una gran mujer, amó con pasión a la Madre Tierra la defendió, trabajó por salvar la biodiversidad y para que la solidaridad estuviera presente en las relaciones humanas y en la relación hombre y naturaleza. Luchó por disminuir la pobreza y conservar la tierra para las generaciones futuras. Luchó para abrir caminos cerrados a las mujeres y supo movilizarlas para que con medios sencillos plantasen millones de árboles y así dar vida a la tierra y luchar contra la pobreza.

Ha fallecido, pero sigue viva en todo lo que hizo. Sigue viva en el corazón de mucha gente y en los sueños de los que como ella quieren proteger al planeta azul y conservarlo para los hombres de hoy y de mañana.

Autor

  • Nació en Chirivel (Almería). Estudió Magisterio en Almería, Licenciaturas de Pedagogía y de Filosofía, en la Complutense de Madrid.

    Llegó por primera vez a Africa en 1958 (a Argelia): después estuvo en Ruanda, Guinea Ecuatorial y desde el 1975 en Burkina Faso.

    En África trabajó como profesora en el Instituto Catequético Lumen Vitae de Butare, Profesora de enseñanza secundaria de español y filosofía; Universidad Popular (filosofia). También ha colaborado con Asociaciones de mujeres y con niños de la calle en Burkina Faso.

    Está en España desde 2004, actualmente, en Logroño. Colabora con la revista de los misioneros de África "Africana", Los Comités de Solidaridad con África Negra y con Rioja Acoge.

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