Hoy hace 40 años que el primer Presidente de Angola, Antonio Agostinho Neto, proclamó el comienzo de la lucha contra el analfabetismo en Angola. Desde 1976 se han llevado a cabo diferentes campañas de alfabetización en Angola, en particular en fábricas y zonas rurales.
Cientos de jóvenes estudiantes se unieron a las campañas de alfabetización en los años 70 del siglo pasado, trabajando como maestros de alfabetización en diferentes partes del país. Muchos trabajadores y campesinos, sobre todo, pudieron aprender a leer y escribir con más de 40 años. Los jóvenes estudiantes de secundaria fueron por los distritos y pueblos para enseñar a leer y escribir a sus compatriotas. Muchos de ellos recorrían largas distancias a pie para ir a enseñar a leer y escribir, a menudo en sitios improvisados y sin ninguna compensación material.
Angola tenía, durante la proclamación de la independencia en 1975, un alto índice de analfabetismo. El fundador de la nación, Agostinho Neto, se dio cuenta de que la educación de los adultos era fundamental para el progreso del país. En 1975, la tasa de analfabetismo se estimaba en un 85%. Mucho se ha hecho desde entonces, el nivel de alfabetización y los resultados, según el ministro de Educación, son muy satisfactorios. Según el ministro Pinda Simão, que habló en el acto central en la conmemoración del Día Internacional de la Alfabetización, celebrado en la provincia de Uige, declaró que ha sido posible reducir la tasa de analfabetismo a menos del 34% en 2014. Así mismo indicó que este esfuerzo para la reducción del analfabetismo en el país, merecía el reconocimiento de la UNESCO y de otras organizaciones internacionales.
La educación es el centro de las preocupaciones de las autoridades de Angola, que son conscientes de que sólo mediante la educación de las personas, aportándoles diferentes conocimientos de calidad en las escuelas, éstas pueden cambiar para mejorar sus vidas. Hay que seguir trabajando para erradicar definitivamente el analfabetismo en el país. De acuerdo con el Ministro de Educación, alrededor del 20% de los hombres y el 40% de las mujeres, mayores de 15 años de edad, aún no saben leer ni escribir. La lucha contra el analfabetismo debe continuar con una mayor organización y más apoyo. No se debe subestimar el papel de la alfabetización. Debe ser apoyada y sus necesidades se deben cumplir con prontitud. Las estructuras estatales competentes, responsables de la promoción de la educación de los adultos en el país deben conocer realmente en qué condiciones trabajan los maestros. Es importante conocer la situación real de aquellos que están luchando contra el analfabetismo. Es el momento de valorar el trabajo de los alfabetizadores, dándoles los incentivos necesarios para que puedan realizar bien su misión. Los premios que las organizaciones internacionales nos dan deben servir como incentivo para buscar mecanismos para poner la alfabetización a un nivel en el que deje de ser una especie de pariente pobre del sistema educativo. La tarea del profesor de alfabetización es de gran importancia para el desarrollo del país. Tenemos jóvenes que son analfabetos y que todavía podrían dar mucho al país si aprenden a leer y a escribir y continúan después con sus estudios. Ya hay muchos ejemplos de jóvenes angoleños que, después de la alfabetización, han logrado terminar la educación media.
Estos buenos ejemplos de persistencia por parte de los angoleños que han decidido aprender a leer y escribir y luego se han graduado deben darse a conocer a las empresas para que las personas más jóvenes se adhieran a las campañas de alfabetización con el fin de tener, por ejemplo, oportunidades de empleo en el mercado laboral.
Ha valido la pena todo el esfuerzo que se ha hecho durante estos largos 40 años de lucha contra el analfabetismo. No queda mucho para terminar con el analfabetismo en Angola. Las autoridades están decididas a garantizar que todos los angoleños, en particular, los adultos tengan acceso a la educación. El titular de Educación dijo que su Ministerio está comprometido con la creación de un programa de educación único y renovado, que es amplio y ambicioso, y que se convertirá en un promotor de oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos los ciudadanos.
Los nuevos desafíos que tenemos, en términos de economía, deben conducir a un aumento constante en el nivel de educación de los ciudadanos, porque el conocimiento es indispensable para el progreso en la construcción de la sociedad. Hay que valorar el conocimiento. Los angoleños tienen que tener experiencia en todas las áreas del conocimiento y en todas las regiones del país. Tenemos una población muy joven. El ideal sería que el sector de la educación esté alineado con el logro de los objetivos principales del país, entre los que se cierne una mayor calidad de vida.
jornaldeangola.com
Fundación Sur
