Los niveles de abuso de los Derechos Humanos están alcanzando cuotas alarmantes en gran parte de los pueblos del globo.
El llegar al poder con la sangre de miles de ciudadanos-as en las manos parce ser aceptado con asombrosa facilidad. Estamos llegando a tal nivel de deshumanización, que otorgamos premios internacionales a líderes responsables de crímenes contra la humanidad.
Los tres negocios más lucrativos del mundo, siguen siendo: la venta de armas, de drogas y el tráfico de personas. Estos son los negocios más denigrantes de la dignidad humana. En estos abusos crueles, muchos gobiernos no solamente aparecen tolerantes, sino que algunos incluso están involucrados.
En muchos países, ricos en recursos pero con gobiernos débiles, como: R.D. del Congo, Somalia, Mali, Sur Sudan, son los gobiernos vecinos y poderosos inversores extranjeros los que controlan y saquean las riquezas naturales. Los ciudadanos-as, aunque pertenecen a países ricos, siguen viviendo en condiciones infrahumanas.
Ya lo dijo Tito Macio Plauto en 254 a.C.: “Homo homini lupus” = “el hombre es un lobo para el hombre”. Parece que en muchos aspectos, las cosas han cambiado muy poco.
El hecho de que 1.2 millones de personas mueran al año víctimas de malaria parece afectar muy poco a las grandes multinacionales farmacéuticas. Estas, según el premio nobel de medicina Richard Roberts, prefieren, por ser más lucrativo, que la malaria siga siendo crónica, a que se encuentre y patente una vacuna eficaz contra el paludismo.
Al mismo tiempo existen numerosos Foros Sociales, algunas ONG, gobiernos, congregaciones religiosas, fundaciones y muchísimas personas que se dedican de forma voluntaria y profesional, incluso en situaciones de riesgo, a capacitar y aliviar personas marginadas, defender sus derechos, promover la justicia e incluso dan su vida por los más empobrecidos.
El espíritu humano es capaz de lo mejor y puede superar el mal con el Bien. Aunque el proceso será largo, seguimos trabajando llenos de confianza.