La inhospitalidad incomprensible de los europeos

7/07/2011 | Opinión

por Monseñor Marun Lahham, arzobispo de Túnez

Eso no se había visto nunca desde que Túnez es Túnez y Libia es Libia.
Túnez no se había recuperado todavía de su tsunami político, cuando Libia, el país vecino, entro en una rebelión armada que nadie preveía. Y como hay millones (se habla de tres millones) de extranjeros que trabajan en todas las áreas de trabajo en Libia, se ha asistido a un éxodo masivo hacia Túnez y Egipto.

Entre 250.000 y 300.000 personas han pasado la frontera de Túnez con Libia. Eran de todas las nacionalidades: egipcios, tunecinos, africanos sub-saharianos, bengalíes, pakistaníes, eritreos, somalíes, chinos, indios… Los países menos pobres han podido repatriar a sus ciudadanos, otros esperan serlo desde hace meses, sobre todo los nigerianos, los somalíes y los eritreos. Hemos asistido a escenas formidables de solidaridad y de acogida. Los habitantes de los pueblos cerca de la frontera traían comida y bebida. Más tarde las ONG se han unido al movimiento, entre ellos CARITAS de Túnez, Francia, Canadá, Líbano, la Cruz Roja, el “croissant” rojo tunecino, Katari y los Emiratos árabes.

Al final hubo tiendas para todos los refugiados y la frontera se convirtió en un lugar de paso para los que vuelven a su país y en un lugar de residencia para los que esperan que pase la tempestad para volver a trabajar en Libia como lo hacían antes.

La Iglesia católica de Túnez envió desde los primeros días a un sacerdote y tres religiosas para ayudar a los refugiados. Con otros voluntarios, las hermanas preparaban comidas para 10.000 personas cada día. Un sacerdote nigeriano de la diócesis visitaba regularmente los campos de refugiados; celebró incluso la Misa de Pascua en una gran tienda que los eritreos habían transformado en capilla. Más de 150 personas asistieron a esta Eucaristía.

Caritas-Túnez ha presentado un proyecto de urgencia a la Caritas de Italia y a la CEI. Han llegado subsidios que permiten sufragar los gastos del sacerdote y las religiosas que trabajan allí.

Queda la gran pregunta: ¿Cuánto va a durar esto? La situación militar en Libia está estancada, la confrontación militar entre los rebeldes y las falanges de Al-Gadafi continúan, los bombardeos de la OTAN no consiguen zanjar la cuestión. Se vive en la incertidumbre más absoluta. La situación actual en la frontera, según las religiosas allí presentes, es así: entre 4.000 y 5.000 refugiados africanos o asiáticos esperan tiempos mejores para volver a sus países respectivos o a Libia.

Pero hay también miles de libios que han huido de la guerra. Estos libios son de tres categorías: personas de buena posición que han pasado la frontera y que han llegado a Europa a partir del aeropuerto de Kerba; libios que tienen en el sur tunecino parientes que les acogen en sus casas y la tercera categoría (se habla ya de unos 50.000) están alojados en los campos o albergados en las casas que los habitantes de Tataouine les ofrecen gratuitamente o bien en tiendas de campaña. El ministerio de Educación nacional ha dado consignas a las escuelas del sur tunecino para que integren a los niños libios en las escuelas de los diferentes distritos.

Todo esto ha ocurrido cuando miles de tunecinos han llegado a Lampedusa, con todas las problemáticas que eso ha causado. No hablo de la dimensión jurídica o política de este fenómeno, esto no es mi competencia. Hablo de la dimensión humana. Son jóvenes parados (19% de paro había antes de la revolución).

El turismo ocupaba a 450.000 jóvenes que se han encontrado sin trabajo de la noche a la mañana, el control de las fronteras se había debilitado a causa de la situación política y de seguridad en las grandes ciudades.

Trato de ponerme en la mentalidad de un tunecino: 20.000 tunecinos han llegado a una Europa en crisis, pero sin embargo rica, y son mal recibidos, mientras que más de 200.000 (diez veces más) extranjeros han llegado a su Túnez, no tan rico como Europa, pero que sobre todo sale de una grave crisis política, y los tunecinos los han recibido con los brazos abiertos, les han abierto sus hogares, sus escuelas y han compartido con ellos el pan cotidiano.

Visto desde la orilla sur del mediterráneo, en la que la hospitalidad es a la vez un valor y un deber esto es incomprensible… sencillamente incomprensible.

Monseñor Marun Lahham, arzobispo de Túnez

Artículo publicado en la web de la fundación “Oasis”, ,el 27 de Mayo 2011.

La revista Oasis nació en 2004 como Centro de estudios, de una intuición de su eminencia el Cardenal Angelo Scola. Oasis se constituyo desde 2009 en Fundación Internacional. Su proyecto está consagrado a la promoción del conocimiento reciproco entre cristianos y musulmanes.

Traducido por Inmaculada Estremera, H.m.n.s.d.a.

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