La Comisión Episcopal de Justicia y Paz de Zimbabue ha señalado en un comunicado que con la abolición de la pena de muerte, el país ha dado un paso fundamental para alinear su legislación con el principio cristiano fundamental. El documento expone que “la abolición de la pena de muerte en Zimbabue es el resultado de la colaboración entre la Iglesia, el gobierno y la sociedad civil”, pudiendo ser un medio “para promover una cultura de la vida, la dignidad y el respeto por todos los seres humanos”.
Desde la Conferencia Episcopal se ha destacado la necesidad de mejorar las condiciones en las cárceles, proponiendo que “se establezcan programas de reinserción para los reclusos, incluidos aquellos que han estado en el corredor de la muerte y quienes serán liberados, con el fin de ayudarles a reinsertarse en la sociedad”. En esta labor podrían participar diferentes instituciones, tanto públicas como privadas, sugiriendo trabajar “juntos para promover prácticas de justicia reparadora, que se centren en la curación y la reparación, en lugar del castigo y la retribución”.
Otra cuestión que ha merecido la atención de los obispos ha sido las ejecuciones extrajudiciales por parte los cuerpos de seguridad del Estado, lo que supone un “motivo de gran preocupación en Zimbabue”.
El presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, firmó el proyecto de ley que abolió la pena de muerte el último día del año pasado, tras su aprobación por el Senado el 12 de diciembre. La última ejecución en el país tuvo lugar en 2005 y, según Amnistía Internacional, unas 60 personas estaban condenadas a muerte a finales de 2023. Ahora, estas penas serán conmutadas por cadena perpetua.
LM.
Fuente: Agencia Fides
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