Dominic Kimengich, Obispo de Eldoret, señaló durante una celebración, acontecida el pasado día 13, que “estamos destruyendo completamente nuestro país con la corrupción”.
“La corrupción ha alcanzado niveles alarmantes, al punto de que los kenianos se ven obligados a pagar por obtener un empleo, y quienes ya ocupan cargos públicos los utilizan para enriquecerse. Si seguimos así, no haremos más que arruinar nuestro país”.
Kimengich ha subrayado que los impuestos pagados por los ciudadanos deberían destinarse a la provisión de servicios públicos esenciales y a la creación de empleos en el sector público. También expresó su preocupación por la persistente inseguridad en el valle de Kerio, donde ha resurgido el bandidaje.
“El gobierno no debería permitir que unos pocos nos hagan retroceder matando a inocentes en el valle de Kerio”.
En los últimos dos meses, al menos diez personas -incluidos dos policías- han perdido la vida en ataques perpetrados por bandidos en esa región. La inseguridad tiene consecuencias económicas y sociales devastadoras: se ven afectados los pastos, el ganado y los cultivos, en particular el mango, principal producto de exportación local.
Además, el mal estado de las carreteras desalienta a intermediarios y transportistas, que prefieren evitar la zona. Como resultado, muchos agricultores no logran comercializar sus productos y se ven forzados a dejar que la fruta se pudra en los árboles. A ello se suman las actividades criminales, que provocaron el cierre de las escuelas locales desde diciembre.
Para afrontar la situación, el presidente William Ruto anunció en enero la creación de un campo de entrenamiento militar en la región, con el objetivo de reforzar la seguridad.
L.M.
Fuente: Agencia Fides
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