La Historia que no se Cuenta sobre las Exportaciones Militares de Israel a Sudán del Sur y Crímenes Contra la Humanidad

30/06/2015 | Crónicas y reportajes

Desde la independencia de Sudán del Sur, Israel le ha estado vendiendo continuamente armas, entrenamiento militar, seguridad nacional y tecnología de vigilancia. ¿El único problema? Están siendo utilizados para cometer crímenes contra la humanidad.

Sabemos que Israel le vendió armas a Ruanda en los noventas mientras que se cometían genocidios alrededor del país. Los detalles de estas transacciones aún permanecen secretos y una apelación para que se hagan públicos continúa siendo examinada en la Corte Suprema de Justicia. Ninguna lección, parece, fue aprendida de esa situación.

Durante los últimos 18 meses un sangrienta guerra civil ha estado sucediendo en otro país africano, Sudán del Sur, incluyendo crímenes de guerra documentados y potenciales crímenes contra la humanidad. Los medios internacionales han estado informando sobre esta guerra a diario.

Los medios israelíes, por otro lado, informó sobre esto durante los primeros meses pero desde entonces se han mantenido silenciados, a pesar de que todavía se siguen cometiendo atrocidades.

Este silencio probablemente tenga una buena razón: oficiales de alto rango en el gobierno y de la industria de seguridad están vendiendo armas, entrenamiento militar, seguridad nacional y tecnología de vigilancia a partes de Sudán del Sur. Cualquier publicación sobre estas actividades podría avergonzarlos bastante.

Desde los años sesenta Israel ha estado luchando una guerra secreta en Sudán del Sur al apoyar a las luchas de los rebeldes para liberarse de la tiranía de Khartoum. El apoyo de Israel no refleja sus valores humanísticos o solidaridad para una lucha justa y legítima por libertad, pero en su lugar es el resultado de varios intereses estratégicos en la región.

En el 2011 un referéndum se llevó a cabo en Sudán del Sur después de grandes presiones de la comunidad internacional. El 99% de los residentes votó a favor de liberarse de Khartoum, y el 9 de julio del mismo año Sudán del Sur se convirtió en un país independiente.

El Estado de Israel fue uno de los primeros países en reconocer el nuevo Estado, y en el 2011 Salva Kiir Mayardit, presidente de Sudán del Sur, fue a Israel en visita oficial.

Para Israel, un Sudán del Sur era una oportunidad de oro para expandir sus intereses de seguridad y de economía en el área, y posteriormente hizo una gran inversión en la población civil y en infraestructura militar. La relación entre los dos países es excepcional aún comparada con las otras buenas relaciones de Israel con otros países africanos, mostrando signos de patrocinio.

Esta especial relación también se debe de entender en el contexto de luchas por el poder regional. El conflicto local entre Sudán y Sudán del Sur está patrocinado por Irán e Israel respectivamente. Así como Irán reforzó sus lazos con el Sudán musulmán, Israel reforzó sus relaciones con el Sudán del Sur cristiano, y quien también les brinda petróleo.

Hace dos años y medio Israel supuestamente bombardeó una fábrica de armas iraní en Khartoum; hace un año las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) interceptaron un barco que cargaba municiones desde Sudán a Gaza; y este mes un vehículo aéreo no tripulado israelí fue derribado en Sudán. Es evidente que Irán e Israel están luchando una guerra por poder a través de sus aliados africanos.

La única pregunta es si esta estrategia semi-imperial puede, de alguna manera, justificar apoyar a las fuerzas de Sudán del Sur que perpetúan crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Ningún interés estratégico, real o imaginario, lo puede excusar de la responsabilidad moral y legal de prevenir la venta de cualquier arma que pueda ser utilizada para esos propósitos.

La celebración de independencia de Sudán del Sur tristemente se convirtió en una de las peores tragedias de nuestro tiempo. Des mediados de diciembre del 2013 una guerra civil se ha estado llevando a cabo en Sudán del Sur entre grupos étnicos y políticos opositores – una continuación de la sangrienta guerra civil que condujo a la independencia del país después de 22 años.

De acuerdo con los últimos reportes, 50,000 personas fueron asesinadas, 2 millones de personas fueron desplazadas o se convirtieron en refugiados, y 2.5 millones de personas están bajo riesgo de morir de hambre por la guerra. La organización de derechos humanos de y las Naciones Unidad estima que 12,000 niños soldados están luchando en Sudán del Sur.

Todas las partes involucradas en la lucha, y especialmente el gobierno y sus milicias aliadas, están implicadas en crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y severas violaciones de los derechos humanos.

Ninguna de las partes es capaz de darle fin a la guerra, y ningún grupo étnico tiene una clara mayoría en el país. La tribu Dinka, que se encuentra actualmente en control del gobierno, abarca tan solo el 35% de la población. Algunos de los combatientes opositores son antiguo personal de las fuerzas de seguridad que se cambiaron de bando, llevándose consigo sus armas y entrenamiento militar, por ende haciendo más difícil que las fuerzas del gobierno les puedan vencer.

Por estas razones, el gobierno decidió una estrategia alternativa: asesinatos en masa, violaciones sistemáticas de otros grupos étnicos, y abuso de los ciudadanos identificados con la oposición. Mientras que las armas sigan llegando al país, el gobierno no tiene ningún interés de llegar a un compromiso, y continúa adherido a una falsa esperanza de poder vencer a sus enemigos en el campo de batalla.

Esta situación llevó a países europeos a declara un embargo de armas en Sudán del Sur y los Estados Unidos suspendió su ayuda militar. También hubo un intento para aprobar una resolución para un embargo similar en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Hasta ahora estos intentos no han tenido resultado dado a los conflictos y disputas entre los miembros del consejo, así como el miedo de que los rebeldes logren vencer a las fuerzas del gobierno.

A pesar de las dificultades políticas involucradas para ponerse de acuerdo en una resolución de embargo, la gravedad de la situación en Sudán del Sur es clara para todos. El 3 de marzo de este año el Consejo de Seguridad adoptó la resolución patrocinada por los Estados Unidos, 2206, dándole a ambas partes un ultimátum amenazando con un embargo de las armas y otras sanciones si la lucha no es culminada.

A pesar de la reacción del mundo, la guerra secreta de Israel en Sudán del Sur continúa de acuerdo a reportes e información brindada por activistas de derechos humanos que han estado, o que todavía están, en Sudán del Sur. Desde la independencia del país, Israel les ha enviado continuamente armas, ha entrenado las fuerzas del gobierno y les ha brindado variada tecnología relacionada con seguridad. También hay una cooperación ente los dos países y sus servicios secretos, y entidades israelís han establecido un sistema de control interno y de vigilancia en Sudán del Sur, que continúan manteniendo. El actual involucramiento de Israel en Sudán del Sur es excepcional en la historia de exportaciones militares israelíes. Esto va más allá de la codicia. Israel está luchando actualmente sobre la viabilidad de un proyecto en el que ha invertido mucho a través de los años – un proyecto en el que de fallar perjudicaría mucho su credibilidad ante los ojos de otros dictadores y regímenes que reciben ayuda militar de Israel. Una publicación oficial del Ministerio de Defensa en noviembre del 2014 (casi un año después del inicio de la guerra civil en Sudán del Sur) alardea respecto al éxito del departamento de exportación de defensa en la exhibición de Ciber Seguridad, visitada por 70 delegaciones de todo el mundo, incluyendo Sudán del Sur. Hay testimonios de que el ejército de Sudán del Sur está utilizando el rifle israelí Galil ACE.

Dieciocho meses antes del estallido de la guerra civil, y periódico sudanés reportó un el envío de un avión con mercancía desde Israel a Sudán del Sur, proporcionando cohetes, equipo militar y hasta mercenarios africanos (después de haber sido entrenados). Los suministros aún continúan. Una delegación sur sudanesa visitará una exhibición de armamento israelí que tendrá lugar la próxima semana en Tel Aviv.

Piénselo un minuto: un país en donde crímenes contra la humanidad se llevan a cabo en este mismo momento, utilizando armas extranjeras y con un completo embargo de armas de los Estados Unidos y Europa, envía una delegación militar a Israel y será recibida con los brazos abiertos.

Tanto las leyes internacionales como la moralidad humana básica prohíben la venta de armas o de cualquier ayuda militar que pueda servir para crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. En el pasado, dado los conflictos políticos de la Guerra Fría, la comunidad internacional falló en llevar a cabo esta obligación, pero desde los años noventa ha sido trasformada en una ley decisiva en los Estados Unidos y en Europa, así como en convenciones internacionales e instituciones internacionales como la ONU y cortes internacionales.

Israel no tiene forma de asegurarse de que las armas que le vende a Sudán del Sur no son utilizadas para masacrar a civiles o amenazar mujeres mientras son violadas por soldados y combatientes de la milicia.

Más allá, no hay manera de asegurar que el entrenamiento de fuerzas de seguridad no está siendo utilizado para el asesinato y tortura de civiles y de que la tecnología que brindan no es utilizada para perseguir ciudadanos por su afiliación étnica o política – sin mencionar el apoyo a horribles crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad – a menos de que se detenga por completo la exportación relacionada con bienes militares y de seguridad.

Es importante aclarar que las leyes internacionales también prohíben la venta de tecnologías y dispositivos que “no disparan” si van a ser utilizados para cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

El 12 de marzo de este año, el adversario Itai Mack dio una entrevista acerca de las exportaciones militares a Sudán del Sur en un programa de radio “De Acuerdo con los Medios Extranjeros” que es transmitida een la estación de radio “Todo por la Paz”. Mack reveló más detalles acerca del involucramiento de Israel en proporcionar armas y entrenamiento a las fuerzas de Sudán del Sur. Posterior a estos descubrimientos, Mack realizó una apelación al Ministerio de Defensa dar fin a la exportación militar en el país. La apelación, sin sorprender, fue rechazada.

MK Tamar Zandberg se encuentra actualmente intentando romper el sello de silencio, al exigir que el Ministerio de Defensa culmine todas las exportaciones militares a Sudán del Sur inmediatamente. La demanda fue acompañada por una opinión experta preparada por Mack, que detalla los aspectos reales y legales del problema.

El público israelí debe de unirse a esta petición. Y el tiempo de hacerlo es ahora.

Fuente: South Sudan Nation. / Por: Itai Mack e Idan Landau. / Traducción: Carolina Ruiz.

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