La Harar de Carlos Mariné, por Mario Lozano Alonso

1/07/2020 | Bitácora africana

harar_carlos.jpgPocas ciudades hay más evocadoras que la antiquísima Harar, corazón del islam etíope a la que sus habitantes llaman gey (la ciudad), de la que hemos hablado en otras ocasiones. Aunque durante el medievo etíope existieron numerosos centros urbanos musulmanes, Harar fue la única que sobrevivió al hundimiento del sultanato de Bar Sa’ad ad-Din tras la muerte del imán Ahmad Grañ en 1543. Aunque carece de edificios monumentales como las otras grandes medinas musulmanas -Marrakech, El Cairo o Damasco, entre otras-, cuenta con un encanto particular que el artista Carlos Mariné Bellido ha sabido capturar en sus hermosos dibujos.

Cuando hablamos con el artista catalán Carlos Mariné (Barcelona, 1973) es inevitable que salga el tema de su pasión por Harar. La mística urbe musulmana, al que sus habitantes denominan la ciudad de los santos (Mad?nat al-awliya?), ha captado la atención de Mariné hasta convertirla en uno de los temas más recurrentes de su obra pictórica.

Sus obras tienen un estilo muy personal que le diferencia y lo diferencia fácilmente del resto de artistas del panorama actual, especialmente de aquellos que han elegido Etiopía como fuente de inspiración. Ha tenido a bien a responder unas preguntas que le hemos enviado, las cuales nos servirán como hilo conductor para explicar su trayectoria.

El artista

Sobre sus inicios artísticos, Carlos Mariné se remonta a los años noventa: empecé a pintar con cierta continuidad en el año 1993. Hasta entonces había pintado y sobre todo dibujado. De niño dibujaba mucho. A partir del año 1995 me decidí a dedicarme a esto. Empece a dibujar figura humana del natural con asiduidad y poco a poco también a pintarla. El progreso fue muy lento y aun hoy día sigue siéndolo.

Ya en 1997 organizó su primera exposición en el Centre Art Barcelona, para al año siguiente iniciar su primer viaje de seis meses por Etiopía, una tierra que desde entonces le inspira para crear. No en vano, además de Harar, otro de sus lugares favoritos es la ciudad santa de Lalibela, a la que ha dedicado numerosos dibujos que expuso por primera vez en 2003 en Barcelona.

En 2004 expuso por primera vez en el Museo Rimbaud de Harar y fue ayudante del director artístico de la película Lettres du Mer Rouge (Arte.tv, 2006), basada en la vida del aventurero francés Henri de Monfreid. En 2005 se asentó en Harar, en cuyo casco antiguo tiene una casa -está casado con una mujer de la ciudad-, dando comienzo a una etapa especialmente productiva que le llevó a exponer en la Alliance Française de Adís Abeba (2006), en la Galería Lela de la capital etíope hasta en tres ocasiones entre 2007 y 2008, en el Museo Rimbaud (en una exposición colectiva para celebrar el milenio de la ciudad).

Por circunstancias de la vida, tuvo que retornar a España, donde también ha expuesto en varias galerías, aunque no ha perdido de vista Etiopía: en Madrid y Barcelona para Cultura africana y viajes (2009), en el Museo Adagar de Harar (2010), en la facultad de Bellas Artes de Adís Abeba (2010), o la que realizó para el ayuntamiento de Vilassar de Mar (2015), por citar algunas del total, consultable en este enlace.

Su producción artística, ingente, nunca la ha contabilizado, hasta el punto de que no sabe la cifra exacta de cuánto ha llegado a crear: calcula que ha terminado unos doscientos cuadros, sin incluir las notas o estudios, y miles de dibujos.

Quienes conocen su obra, saben que su estilo es muy personal. Como él mismo dice: en primer lugar distingo claramente entre dibujo y pintura. En mi caso son conceptos muy distintos. Para mí el dibujo es línea, trama, estructura, contorno. Es una abstracción pues no existen líneas en la naturaleza. En mi caso se trata de sugerir o interpretar el volumen y la forma a través de la linea . Esto lo hago exagerando, deformando y tomándome todas las licencias que quiero. Y con la plumilla y la tinta china es como desarrollo mejor este concepto.

Y en la pintura, el concepto es casi opuesto; color, empastes corpóreos (sobre todo en las luces), pincelada ancha, ausencia de linea y contorno y formas abiertas que se funden o reverberan sobre el fondo. También en las proporciones , color y formas adapto la realidad a mi manera aunque, como en el dibujo, siempre estoy siempre pendiente del referente del natural. Todo lo que hago se encuadra en la corriente pictórica figurativa europea. Naturalmente, otras formas de arte ( la pintura egipcia, los grabados japoneses..) también me interesan , pero aunque dibuje en Harar o Lalibela mi manera de interpretar lo que veo siempre revelará esa herencia europea. Simplemente intento hacer lo mismo que ya se ha hecho. Lo haré a mi manera porque eso es inevitable y de forma mas tosca de como ya se ha hecho antes.

En lo tocante a su técnica artística,no emplea las mismas en dibujo que en pintura. Dibuja usando tinta china y plumilla, mientras que en pintura casi siempre ha empleado el óleo sobre tela de lino. Sin embargo, en los últimos años usa un medio alquídico que da transparencia a los empastes y que permite respirar a las capas inferiores. También usa ocasionalmente pintura acrílica para grandes superficies o tablas, y la acuarela la ha empleado sobre todo cuando pintaba en la calle en Harar.

Al cuestionarle sobre cuál o cuáles son sus obras más relevantes o que más le tocan, no se atreve a señalar ninguna: aún no creo haber hecho nada relevante. En realidad la pintura es un proceso muy lento. Se llega antes a conseguir algo con el dibujo, cosa fácilmente explicable por la diferente complejidad de aspectos que engloban ambas disciplinas. En pintura trabajo realizando series sobre un tema o sobre el mismo objeto o modelo. En algunos se obtienen mejores resultados que en otros, se trabaja de maneras distintas sobre lo mismo… Lo importante es empezar a ver si se está en el buen camino y se empiezan a entender algunas cosas, a interpretar lo que se ve aunque sea de manera algo tosca.

Pasión harari

Volviendo a Harar, el mismo Carlos nos explica por qué le llamó la atención: mi interés por la ciudad nació mucho antes de conocerla, cuando en nuestro primer viaje a Etiopía en el año 1998 oía hablar en todas partes del carácter de su gente, del clima…y es que para muchos etíopes Harar es también un lugar casi mítico (como asimismo sucede con Lalibela u otros lugares). He estado alejado de la ciudad durante años pero mantenemos la casa dentro de la ciudad vieja y alli un pequeño estudio en el piso superior. Tras varios años de ausencia volvi a dibujar en sus calles, en el mercado.

Aún recuerda con nitidez su primera vez en la ciudad santa: llegué por primera vez a Harar al anochecer. Creo que era Marzo, en el año 2003. La recorrí de noche, totalmente fascinado. Ciudad soñada hacia años, no era como la imaginaba (como suele pasar) pero no me defraudó. Mucha gente me había hablado de Harar. A algunos viajeros les pareció un lugar sin el menor interés y a otros les encantó. Para mi fue una especie de vuelta a la adolescencia; todo me fascinaba y no entendía casi nada. Intentaba entender las relaciones entre los habitantes de la ciudad, sus intenciones, su importancia social…y siempre me equivocaba.

Sobre el carácter de sus habitantes, siempre presentes en su obra, nos dice: me gustó siempre la manera directa y libre de su gente, el aire evocador de sus calles y edificios. Evocador de otros lugares; de Arabia, Marruecos, Cuba… Su exotismo atrae también a visitantes del propio país; recuerdo a jóvenes de la capital parecer allí tan extranjeros como yo mismo. También tuve la sensación de que cualquiera es bienvenido en Harar, incluso las hienas pueden moverse libremente a ciertas horas por la ciudad siempre que respeten algunas normas básicas de convivencia.

Se observa bien esta querencia de Carlos Mariné por la ciudad. Sus dibujos y acuarelas reflejan desde escenas de la vida cotidiana en las calles de la bulliciosa medina, hasta retratos o fantasías que le inspira la ciudad. Al hablar de lo que más le gusta, nos cuenta lo siguiente: quizá lo que menos me guste sea su propia fragilidad; un universo que desaparecerá o cambiará tanto que será irreconocible, inconsciente de su propia belleza y encanto. Sé que esta es una visión algo romántica y decadente y que las sociedades buscan el progreso, sea este más o menos racional. La sociedad cambia y las costumbres desaparecen para ser sustituidas por otras.

Pero quizá algo perdure del carácter especial de Harar; ha navegado a través de los siglos al igual que un arca gigantesca, como decía mi amigo Shakib. Este amigo encarnaba para mi el espíritu de una época, uno que veo desvanecerse. Sin ser de ascendencia puramente harari adoptó de muy joven el espíritu de la ciudad. Libre de prejuicios, con un maravilloso sentido del humor y una curiosidad incansable por el ser humano. Murió hace unos años y cuando vuelvo a Harar echo de menos su bienvenida pues siempre acompañaba su abrazo con un cálido: “Bienvenido a casa”.

¿Cuáles son sus lugares y personajes favoritos de la ciudad? ¿Acaso han inspirado alguna obra a la que le tenga especial estima? Como no podía ser de otra manera, Carlos nos dice que: de Harar tengo especial predilección por los dibujos hechos en la fragua de Bedel. Bedel murió hace unos años y los herreros se han ido sucediendo en el lugar. Algunos han muerto, otros trabajan en otras fraguas, hay gente nueva…

Desde el principio me dejaron dibujarles. En ocasiones iba por la mañana y me dejaban sentarme muy cerca de ellos. Con los ojos muy abiertos por efecto del khat, el café y el tabaco, silenciosos y con la mirada fija, golpeaban rítmicamente, con precisión obsesiva la pieza de metal sobre el yunque. El estado de sobreestimulación producido por el khat el calor y los otros estimulantes parecía apoderase de mí también ,mi persona diluirse y mi trabajo asimilarse al de los herreros y yo ser uno de ellos. Terminaba la jornada con la ropa cubierta de ceniza. Una sensación análoga la experimentaba años atrás en Lalibela, cuando durante varias semanas seguidas dibujaba en las iglesias, dentro del grupo de monjes que ya se había acostumbrado a mí, arrastrado por sus cánticos, llenando hojas de papel con dibujos, evitando que los monjes derramaran mi frasco de tinta con sus mantos blancos inmaculados. Llegaba a las iglesias de madrugada y salía con el sol cegador del mediodía, agotado y feliz.

Hasta la fecha, Carlos Mariné ha publicado dos obras que recogen una selección de sus obras sobre Harar y Lalibela, ambas editadas con el patrocinio de AECID. De sus libros, él mismo indica que los compuso a partir de los dibujos que él fue creando libremente, si bien les dio unidad en el libro; por ello, el texto está concebido para complementar o comentar a la imagen. Recuerda que su trabajo con la AECID fue posible gracias a la colaboración del personal de cultura de la institución y del embajador de España en Etiopía, gente entusiasta que además facilitó que, junto a los libros, se organizasen nuevas exposiciones en Harar y en Addis Abeba, museos locales, la Escuela Superior de Bellas Artes de Adís Abeba, o la Alianza Francesa, entre otras.

Sobre sus nuevos proyectos, nos dice que: son muchos pero a veces es complicado encontrar las condiciones para desarrollarlos. Intento desarrollar mi obra sobre la figura humana, tanto en pintura como en dibujo. He expuesto esta obra en ocasiones pero es la obra sobre Etiopía la que me ha permitido exponer mas veces y con montajes mas complejos. Me lo planteo a largo plazo, como una carrera de fondo. La primera exposición que hice en Harar fue en el año 2004 y surgió de la manera en que allí suceden las cosas: por estar en el momento adecuado en el lugar adecuado. Hice otras allí y en Adís Abeba. En Barcelona presenté “Harar-Barcelona” en el año 2013 en el Real Círculo Artístico . Las exposiciones fueron haciéndose mas grandes y complejas.

Otro de los objetivos que tiene en mente es lograr construir lazos entre Etiopía y España: hace poco visité el nuevo centro cultural de Harar, en donde han reservado un espacio donde mis dibujos sobre la ciudad están reproducidos y expuestos. El hecho de hacer exposiciones en España y Etiopía y a lo largo de varios años, con material diverso que cambia, crece, se diversifica…me dio retrospectivamente la idea de un ciclo de exposiciones itinerantes, de “ida y vuelta”, entre España y Etiopía, entre Barcelona y Harar, etc; Y también me sugirió una analogía de este ciclo expositivo con las antiguas rutas de las caravanas que llevaban mercancías de unos lugares a otros, atravesando grandes distancias. Lo que yo transporto son cuadros, dibujos, ilustraciones, textos…

Y esta analogía un tanto rebuscada me dio la idea sobre la manera de hermanar Harar y Barcelona, que sin tener las coincidencias o similitudes necesarias para crear un hermanamiento al uso, podrían acercarse de otra manera, en otros niveles o planos, mas próximos al sentimiento o al espíritu de sus habitantes, buscando también analogías por muy poco ortodoxas que pudieran parecer.
No quisiera terminar este artículo sin agradecer al artista Carlos Mariné su colaboración a la hora de responder las preguntas que le planteamos, al igual que la cesión de algunas obras que pudimos seleccionar de su vasto catálogo. Pronto esperamos poder anunciaros sus nuevos e interesantes proyectos artísticos.

Nota final: Las obras expuestas en el original son todas propiedad intelectual de Carlos Mariné Bellido, quien nos las ha cedido amablemente. En ningún momento hemos copiado las imágenes de otros sitios web y, del mismo modo, tampoco nos consideramos propietarios de las mismas.

Bibliografía

Mariné Bellido, Carlos (2010). Harar. Madrid: AECID.

Mariné Bellido, Carlos (2010). Harar-Lalibela. Madrid: AECID.

Por favor, no plagies. Si deseas citar este artículo, puedes utilizar esta fórmula: LOZANO ALONSO, Mario. “La Harar de Carlos Mariné”, en Reino de Aksum (blog). Publicación: 29/06/2020. Consultado el [añadir fecha]

Original en: El Reino de Aksum

Autor

  • Nací en León en 1982. Desde hace varios años me apasiona la historia etíope, lo que me llevó a iniciarme en el estudio de la lengua ge'ez (etiópico clásico), contando con la ayuda del gran maestro Ángel R. Garrido Herrero. Hoy soy profesor de ge'ez en instituciones como el CEPOAT de la Universidad de Murcia, el Instituto Bíblico y Oriental y el Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid. También imparto el primer curso de Historia del África Subsahariana Precolonial online en castellano en el CEPOAT de la Universidad de Murcia.

    Como investigador, estoy realizando mi tesis doctoral sobre la yihad de Ahmad Grañ contra el imperio etíope (1529-1543), aunque también me interesan otros períodos de la historia etíope. En septiembre de 2018 se publicó mi primer libro, dedicado a las iglesias de Lalibela, dentro de la colección de National Geographic de Arqueología, el cual se ha traducido al francés y al italiano. En 2019 redacté la entrada del Diccionario Biográfico Electrónico de la Real Academia de la Historia sobre Pedro Páez y, gracias a la Fundación Universitaria Española, publiqué mi segundo libro, titulado Pedro Páez y las Fuentes del Nilo Azul. Diplomáticos, misioneros y aventureros en la Etiopía de los siglos XVI y XVII. Puedes saber más sobre mis publicaciones consultando mi perfil en Academia.edu.

    Blog: Reino de Aksum

    @Lanciense

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