La hambruna en Etiopía puede llegar a ser atávica

26/07/2011 | Opinión

Según la ONU, Etiopía necesita ayuda alimentaria de emergencia hasta finales de año. La esperanza es que si llueve, ¡estaremos bien! para 2012. Se estima que en el cuerno de África estén pasando hambre 10 millones de personas, muriendo en directo en televisión, tal y como lo vemos por la BBC, en los campos de refugiados establecidos en Kenia junto a su frontera con Somalia y Etiopía. Las víctimas son principalmente niños, mujeres y ancianos. Estas imágenes no son nuevas, el mundo ya vio como en Etiopía morían niños en brazos de sus madres a lo largo de 1974 y 1984. Etiopía es reconocida como una nación mendigo, “We are the World”. Etiopía se identifica con hambre, miseria e inanición.

La hambruna de 1984 parece ser que tuvo su principal culpable en Mengistu como líder de la Junta militar comunista conocida como “Derg”. Los gobernantes actuales, que entonces eran los rebeldes, se aprovecharon de la situación en la zona de Tigray, se armaron hasta los dientes con el apoyo de Occidente y triunfaron al derrocar a “Derg” en 1991. Después, en 2008, Etiopía se volvió a enfrentar al hambre en el este y el sur del país. Gracias a la ayuda de la comunidad internacional se evitó un desastre.

De nuevo el hambre ha llegado, las organizaciones humanitarias piden ayuda alimentaria desde hace dos semanas. Los medios de comunicación internacionales liderados por la BBC emiten desde un campo de refugiados en Kenia, al que llegan muchos refugiados procedentes de Ogaden y del sur de Somalia, bajo el control de Al Shabab. Este grupo prometió no interferir en el trabajo de las organizaciones de ayuda y esperamos que respeten el compromiso para salvar vidas humanas. ¿Abrirá el régimen etíope la entrada a Ogaden de las naciones donantes? ¡Eso esperamos!

Realmente es trágico contemplar como el Cuerno de África, con su potencial agrícola, esté otra vez pidiendo ayuda para comer. La Coordinadora de Ayuda de Emergencia de la ONU en Addis Abeba, Valerie Amos, después de visitar la región de Ogaden, donde es enorme el daño ocasionado por la sequía, dijo a la comunidad internacional que Etiopía debe hacer más para que esta no se repite cada pocos años.

La sequía es a la vez natural y producto del hombre. Los bosques etíopes han sido destruidos completamente. La deforestación solo puede atajarse con la movilización de los agricultores que son más del ochenta por ciento de la población. El régimen actual pone demasiado énfasis en el cemento. Muestra orgulloso a los visitantes las autopistas y los altos edificios pero la desertización se ha acelerado en las dos últimas décadas.

De hecho favorece una mayor deforestación entregando a los monopolios agrícolas internacionales grandes extensiones de tierra de la zona oeste del país, lo poco que aún queda de bosque en Etiopía. He tenido el gusto de escuchar al Presidente Lee de Corea del Sur que la agricultura medioambiental para la reforestación es lo que apoya su país en Etiopía. Lo que nosotros hemos oído de altos responsables del régimen es que nuestras tierras las destruyen foráneos, para producir cosechas para extranjeros. A los que adquieren la tierra les importa menos nuestro pueblo, tierra y agua.

Valerie Amos habló sobre el establecimiento de puntos de agua en Ogaden y en otras zonas afectadas por la sequía. El régimen está demasiado atareado en como expulsar a los nómadas para quedarse esta tierra y explorar en busca de petróleo. La prioridad del gobierno y el bienestar de la gente chocan frontalmente. Mientras Occidente siga dando ayuda sin ninguna precondición, esto será así eternamente. Etiopía no podrá auto alimentarse. Continuarán ciertamente las peticiones de ayuda contra el hambre en la próxima década.

La fracasada política agrícola, que no incentiva la agricultura de subsistencia es la causa principal de nuestra hambruna. En el Ogaden etíope hay ríos, deberían incentivarse los asentamientos voluntarios. El potencial de las aguas subterráneas es grande. Esperar siempre a que llueva para los humanos y el ganado es inaceptable. Si animamos a los agricultores a producir más, siempre habrá suficiente para alimentar a otras partes del país durante las crisis.

La sustitución de la agricultura de subsistencia por otra a gran escala en fincas propiedad de extranjeros es garantizar que nuestro pueblo tenga que pedir más ayuda alimentaria un año sí y uno no. La Comunidad internacional debería ilegalizar las grandes extensiones de tierra para alimentar a otros de fuera, en los países pobres y hambrientos como el nuestro. Los 398 millones pedidos por Etiopía para ayuda alimentaria podrían haber marcado una gran diferencia si ese dinero se hubiera invertido en agricultura básica hace años. Si, necesitamos que se nos ayude ahora para salvar vidas, pero lo que argumento es que para dejar de pedir cientos de millones de dólares cada pocos años, debemos hacer una inversión inteligente.

La agricultura en Etiopía es tan antigua como el propio país. Nuestras tierras altas de gran fertilidad por ser suelos procedentes de actividad volcánica están agotadas debido a la erosión y a la actividad agrícola y ganadera. Para estabilizar estos suelos, es necesario un enorme programa de reforestación por parte de los agricultores. Es crucial dar dinero o incentivar por otros medios a los agricultores que cuiden los bosques. Debería impulsarse que los estudiantes participen en dicho programa durante sus primeros años escolares.

Nuestro país ha sido bendecido con un buen clima, con tierra y con agua. Aunque el cambio climático mundial afecte a los cultivos no debería hacernos mendigar cada pocos años. Hemos tenido tres regímenes, Haile Selassie y la sequía de 1974, Mengistu Haile Mariam y la de 1984 y bajo el de Meles Zenawi, en 2008 y 2011. Lo que todos ellos tienen en común es su falta de responsabilidad.

Los sistemas dictatoriales se cuidan para mantener su poder. Si este síndrome del poder es apoyado por los países occidentales como estamos viendo ahora, cortar de raíz las causas del hambre será difícil. Si Occidente solo se preocupa por las tierras del Cuerno de África, el hambre continuará en paralelo a la explotación de las tierras y el agua por parte de países extranjeros. Lo que es nuevo en estos días es que Occidente arma a los regímenes del Cuerno mientras que árabes y asiáticos utilizan esta protección para alimentar a sus gentes a nuestra costa.

No podemos quitarnos el hambre de encima sin luchar en el frente del factor humano. Es un deber capacitar a nuestros agricultores y trabajadores. Sólo los granjeros y trabajadores formados que luchen juntos a sus representantes, pueden hacer que el hambre pase a ser historia en Etiopía y el resto del Cuerno de África.

Tedla Asfaw

Publicado en “Nazret”, Etiopía, el 14 de julio de 2011.

Traducido por Juan Carlos Solís Santander, para Fundación Sur.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster