La guerra contra el terror de EEUU exportada a Ruanda: una amenaza para la paz en Congo R.D.

22/02/2008 | Opinión

Bahati Ntama Jacques y Beth Tuckey dicen que el apoyo de Bush a Ruanda a través del prisma de la Guerra Global contra el terror y el acceso de Estados Unidos a los recursos naturales será desastroso a largo plazo para la paz en la República Democrática del Congo.

Hay un defecto común en la política de Exteriores de los Estados Unidos. Cuando ayuda a los países extranjeros, los Estados Unidos priorizan sus propios objetivos de política exterior sobre cualquier otro criterio de buen gobierno. Porque este sistema de apoyo ignora las realidades sobre el terreno, últimamente fracasa, socavando los intereses estadounidenses a largo plazo y creando inestabilidad, conflicto, y violaciones de los principios fundamentales de los derechos humanos. En ningún sitio esto es más verdadero que en África. Hoy, el Presidente Bush apoya regímenes corruptos e ilegítimos que o apoyan a Estados Unidos en la “guerra contra el Terror”, o dan acceso a las compañías norteamericanas a los tan deseados recursos naturales, o ambas cosas.
Si la historia es una indicación de alguna manera, esta infusión de riqueza y entrenamiento militar para estos beneficios por intereses propios, puede llegar a ser desastroso para el pueblo de África.

Particularmente, un buen ejemplo de esto es Ruanda, un país que ha abusado de sus pueblos vecinos en la República Democrática del Congo, con apoyo del Gobierno de los Estados Unidos. El Presidente Paul Kagame recibió al Presidente Bush. ¿Tendrá el valor suficiente el líder del país más poderoso del mundo para discutir el papel negativo de Ruanda en la paz y el desarrollo económico en la República Democrática del Congo? ¿Castigará Bush al Presidente de Ruanda, Kagame, por no dar espacio político para que los Hutus vuelvan a Ruanda? Probablemente no. Lo que hará será anunciar el apoyo de los Estados Unidos a la paz en el Congo mientras que simultáneamente hará avanzar una política exterior que sólo favorezca a los reducidos intereses de América.

Desde 1996 a 2003, el pueblo de la República Democrática del Congo sufrió mucho por dos guerras que opusieron a Ruanda y sus aliados contra el Congo. La pérdida de la guerra por parte de los congoleños, fue la ganancia de otra gente. Según el Foro de Política Global de Tito Dragón en la república Democrática del Congo: (Dirt Above Ground, Precious Metal Below), suciedad por arriba, metales preciosos por abajo, “la intención de controlar las minas de coltán era la principal, si no la única, motivación que había tras el apoyo estadounidense a la ocupación de parte del territorio de la República Democrática del Congo, por parte de Ruanda y Uganda, en 1998”. De hecho, en 2004, tras tres años de investigaciones, un comité de expertos de la ONU implicó a tres grandes compañías estadounidenses por impulsar la guerra en la República Democrática del Congo, colaborando con los grupos rebeldes que traficaban con el coltán. La ayuda de los Estados Unidos a Ruanda sigue hoy en día, en gran parte, debido a la disponibilidad de Kagame para participar en la “guerra global contra el terror” de los Estados Unidos, y una vez más, el pueblo de la República Democrática del Congo pierde.

Aunque él niega públicamente cualquier implicación directa, la mayoría de los oficiales afirman que el Presidente Kagame financia la milicia del general renegado Laurent Nkunda, en la República Democrática del Congo, una milicia cuyo principal propósito parece ser mantener alejados a los rebeldes Hutu de la frontera de Ruanda. Un informe de la Unión Africana acusa a la facción Tutsi de Nkunda, de algunos de los peores abusos de los derechos humanos de entre todos los grupos rebeldes que operan en la región del este. Aunque indudablemente Kagame ha logrado un fuerte desarrollo económico de la pequeña nación de los grandes lagos, no ha logrado manejar correctamente el legado del genocidio de 1994, -las tensas relaciones entre los Hutus y los Tutsis.

Bush sabe que la participación de Ruanda en el conflicto armado de la República Democrática del Congo retrasa la paz en el este del Congo, pero continúa autorizando ayuda militar a Ruanda. En 2007, los Estados Unidos proporcionaron armas y entrenamiento a los soldados ruandeses, con 7,2 millones de dólares del programa de Defensa de los Estados Unidos, ACOTA (Asistencia al entrenamiento y las operaciones del contingentes en África) y 260.000 dólares del programa Internacional Militar y de Educación, IMET. Al mismo tiempo, los Estados Unidos ayudan a facilitar las conversaciones de paz entre Ruanda y la República Democrática del Congo y los diversos grupos rebeldes que operan en el este del Congo. El proporcionar armas a Ruanda no sólo contradice el proceso de paz, sino que también retrasa la recuperación de Ruanda de su genocidio de 1994.

Durante la guerra fría, Estados Unidos dio apoyo militar a los países africanos para combatir el comunismo. Muchos de esos países, como Somalia, Sudán, Liberia, y la República Democrática del Congo, se han convertido ahora en lugares de conflictos violentos y fracasos económicos en África. No es sorpresa que dar armas y apoyo financiero a dictadores corruptos y abusadores de los derechos humanos contribuye a la desestabilización, pero el Gobierno de los Estados Unidos todavía no ha aprendido esta lección. Hoy, el fundamento para dar ayuda militar a países como Ruanda es combatir el terrorismo, probablemente, los métodos y resultados serán en gran medida los mismos que en los años 80.

El Departamento de Defensa argumenta que entrenar y equipar a las fuerzas militares africanas, atraerá más estabilidad y legitimidad hacia los Gobiernos africanos. El argumento de profesionalizar a los militares también se puso en práctica durante la Guerra Fría, y fue una política que al final fracasó. No debería utilizarse de nuevo hoy en día para justificar los intereses propios de los Estados Unidos.

Esta semana, el Presidente Bush tiene la oportunidad de animar a los Gobiernos africanos a comprometerse pacífica y democráticamente con su pueblo y unos con otros, pero sólo si las acciones de la Administración son vistas como legítimas por los países africanos. La mayoría de los países han clamado a voz en grito un efusivo “no” a la creación e implementación de un nuevo comando militar estadounidense para África, AFRICOM, y otras actividades militares de Estados Unidos en el continente. Por el bien de los países como la República Democrática del Congo, el señor Bush debería empezar a retrocedes con su propia política de defensa en África.

Bahati Ntama Jacques y Beth Tuckey

Bahati Ntama Jacques es analista de política en la Red África Fe y Justicia, AFJN, en Washington. Es congoleño.

Beth Tuckey es Director Asociado del Programa de Desarrollo y Política en la Red África Fe y Justicia, AFJN, en Washington.

Artículo sacado de Pambazuka News, el 19 de febrero de 2008

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