Los beligerantes de la guerra civil en Sudán del Sur están implicados en las matanza, a un ritmo alarmante, de elefantes, antílopes y jirafas, alerta la organización de protección de la fauna salvaje.
En el informe publicado el jueves, Día Mundial de la vida salvaje, la Wildlife Conservation Society (WCS), una organización estadounidense, destaca el impacto sobre la fauna salvaje de una guerra civil que se ha cobrado decenas de miles muertos en dos años.
La WCS ha registrado en los últimos meses un «drástico aumento» no sólo de la caza furtiva de elefantes y antílopes, sino también de la deforestación y la explotación de minas clandestinas de oro.
Los elefantes son sacrificados para alimentar el lucrativo comercio de marfil, mientras que las jirafas y los antílopes son sacrificados para alimentar a las decenas de miles de combatientes, milicias y rebeldes que luchan desde diciembre de 2013.
«Los diversos grupos armados en todo el país participan en la caza furtiva a gran escala, tanto para su propio consumo como para el tráfico ilegal», describe el informe de WCS.
Las regiones del este del país son el hogar de los rebaños de antílopes gigantes y de las grandes poblaciones de jirafas, leones y guepardos. Esta región es el mayor ecosistema de la sabana en África Oriental y la migración anual de los herbívoros compite en número, con la mundialmente famosa en todo el mundo, que tiene lugar entre el Masaï Mara en Kenia y el Serengeti, en la vecina Tanzania.
«Es algo para estar muy preocupados ya que hay muchas especies vulnerables en el país, incluyendo elefantes, jirafas y antílopes Tiang» explicó la WCS.
Sin embargo, continúa la organización, «algunas de estas especies han logrado sobrevivir en algunas zonas» y “subsiste la esperanza de poder llegar a proteger a estas poblaciones y detener el aumento de la caza furtiva y el tráfico ilegal.»
El miércoles, el jefe de operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU estimó que la situación está empeorando en el país.
A mediados de febrero, 19 soldados del gobierno y 11 civiles fueron detenidos por los guardias de Sudán del Sur de protección de la fauna, con carne seca de más de 60 antílopes, según WCS.
Por su parte, el responsable del servicio, el general Philip Chol Majak, declaró a la AFP el temor de que «varios cientos de elefantes» han sido abatidos desde el inicio de la Guerra Civil.
Antes de que comenzara el conflicto, el gobierno estimó en 5.000 el número de elefantes en el país. Una cifra que el WCS evalúa por su parte en solamente 2.500.
En 2014, la organización hizo público que un tercio de los elefantes equipados con sistema GPS había desaparecido.
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