Es posible que África no tenga demasiada relevancia en el mapa político del presidente electo Donald Trump, pero sus reservas de petróleo han sido importantes para el de Rex Tillerson, el CEO de ExxonMobil que se convertirá en el próximo secretario de Estado de Estados Unidos. Los africanos pendientes de la selección del gabinete de Trump pueden estar preocupados con el expediente de Tillerson en el continente. Tillerson ha apoyado regímenes de algunos de los hombres fuertes del continente en busca de negocios con el petróleo.
Basándose en la experiencia de Tillerson en el continente, los analistas afirman que también es probable que los derechos humanos y la política ambiental queden en un segundo plano en aras de acuerdos más pragmáticos.
En Guinea Ecuatorial, Exxon Mobil ha facilitado el régimen autocrático de la familia Obiang, mediante la explotación de sus reservas de petróleo. La élite política utiliza los ingresos del petróleo como un cajero automático personal, mientras que muchos en el pequeño estado centroafricano viven en una pobreza extrema.
Exxon Mobil ha operado de manera similar en el mayor productor de petróleo de África, Angola. La petrolera estatal, Sonangol, es también un activo político importante, hasta el punto de que a partir de ahora estará dirigida por Isabel dos Santos, hija del líder angoleño, Eduardo dos Santos.
Después está Nigeria, donde la experiencia de Exxon Mobil ha sido ambivalente. La compañía se hizo cargo de las operaciones de Mobil en el Delta del Níger en la década de 1990, introduciendo un estilo de gestión más rígido, según un informe del New York Times. Sin embargo, la empresa, junto con sus competidores, tardó en responder a las violaciones de derechos humanos causadas por derrames de petróleo, según Amnistía Internacional.
En la República del Chad, Exxon también ha financiado y ayudado a Idriss Deby a aferrarse al poder, pero las impredecibles políticas a largo plazo del líder supusieron a Exxon en una multa récord de 74 mil millones de dólares por impago de impuestos. Aunque muchos de estos acuerdos comenzaron antes de la llegada al poder de Tillerson, estos continuaron bajo su mandato y vieron cómo Tillerson se acercaba mucho a líderes como Muammar Gadaffi.
John J. Stremlau, que trabajó en el Departamento de Estado de 1989 a 1994, opina que Tillerson tiene todas las capacidades para dirigir el mismo. Está destinado a ser un administrador capaz e inteligente, pero es posible que no tenga la empatía necesaria para este cargo, añade Stremlau.
Como hombre pro-energía, es poco probable que Tillerson aborde el cambio climático y sus efectos sobre millones de africanos, opina Stremlau. (Las selecciones de gabinete de Trump ya indican un cambio potencialmente peligroso para las políticas contra el cambio climático).
Stremlau sostiene que «es un tipo con el que los gobiernos de este continente pueden hacer negocios». «Pero la única manera de hacer que el departamento de estado de EE.UU. bajo el mandato de Tillerson responda a los problemas con los derechos humanos en África es conseguir que haya una causa política para los Estados Unidos».
Stremlau cree que la presión pública para proteger los derechos humanos, en lugar de una América que sólo mira a su ombligo, también ayudará a asegurar que la política exterior de los Estados Unidos no esté guiada únicamente por la búsqueda de materias primas.
Bajo un gobierno de Trump, las naciones africanas encontrarán fortaleza para actuar como un bloque regional, persiguiendo un interés común, añade. Eso obligará a Tillerson a encontrar un equilibrio entre acuerdos multilaterales y acuerdos unilaterales con estados con intereses propios.
Lynsey Chutel
Fuente: Quartz Africa
[Traducción, Clara Esteban García]
[Fundación Sur]
Artículos relacionados:
– Un grupo de trabajadores despedidos por ExxonMobil en Nigeria reclaman el pago de su indemnización
– Petróleo en el este de la RDC: Total y Exxon se lanzan a la carrera
