La Economía Colaborativa comienza a preocupar al Sistema financiero establecido en los cinco continentes.

24/07/2017 | Editorial

El 2 de julio 2017 tuvo lugar en Barcelona la primera huelga en España directamente relacionada con la economía de plataformas o economía colaborativa.

Según M.G. Pascual, de “Transformación digital”, se buscan y se proponen cuatro soluciones para que la Economía Colaborativa no signifique precariedad ni tensión, sino nuevas oportunidades más flexibles y libres.

Los que salieron a la manifestación se hacen llamar “riders”, porque no son empleados. Reclaman precisamente que la plataforma garantice un “salario digno” y que todo aquel que lo solicite pueda trabajar al menos 20 horas semanales.
Esta flexibilidad introducida en el marcado laboral por los portales vinculados a la Economía Colaborativa, está chocando frontalmente contra el entrando jurídico-normativo aplicable al trabajo.

La figura del trabajador autónomo se está imponiendo como la solución contractual mayoritaria, aunque tampoco queda claro cuándo debe existir una relación laboral entre la plataforma y el colaborador. La inseguridad jurídica y la precarización derivada de un trabajo esporádico añaden más ingredientes para acabar de aliñar la ensalada del empleo en la economía digital.

¿Cómo deberían regularse estas nuevas formas de trabajo? ¿Está preparado nuestro sistema para ofrecer las garantías necesarias a quienes lo necesiten? ¿De qué forma podría mejorar la situación? El Informe: “Trabajo en plataformas digitales. Análisis y propuestas de regulación”, elaborado por la Asociación Española de la Economía Digital, intenta responder a estas y otras preguntas.

Un retrato de la situación:

Se trata de un reto importante. Entre el 20% y el 30% de la población joven en edad laboral percibe algún tipo de ganancia por su cuenta, según la consultora MCKinsey. Y de ellos, el 15% utiliza plataformas digitales para obtener esos ingresos.

En España, los 3.2 millones de trabajadores autónomos, son solo una cuarta parte de los trabajadores independientes que hay. Tres millones habrían escogido voluntariamente trabajar por cuenta propia y el resto lo harían para obtener ingresos adicionales a su fuente principal.

Este modelo tiene ventajas pues ofrece transparencia de la actividad, en tanto que todo lo que sucede en una plataforma digital queda registrado.
Pero también tiene inconvenientes. El estudio destaca la inseguridad jurídica de los trabajadores y también una cierta precariedad, dado que el trabajo es a menudo esporádico.

Cuatro propuestas de cambio para una economía colaborativa:
El informe lanza una serie de recomendaciones para ordenar la situación.

? El primero: propone la promoción de “sistema de colaboración entre organismos públicos y plataformas para facilitar procesos de recaudación tributaria y de gestión de cotizaciones. Si los portales logran tener buena sintonía con las Autoridades, nade escapará a la Seguridad Social.”

? También se pide que “las plataformas puedan optar por modelos mixtos de trabajo que combinen la relación de proveedores independientes con la contratación de personal fijo, siempre que ambas partes estén de acuerdo”

? Haría falta “delimitar el tipo de relaciones existentes para dotar de seguridad jurídica a las plataformas y a sus usuarios”. La figura del autónomo se tomaría como referencia.

? Finalmente, se sugieren una serie de mejoras tomadas de un documento de la Comisión Europea. Definir un salario mínimo junto con límites al número máximo de horas trabajadas por día, fijar formas mínimas de protección social, regular el control y la utilización de los datos de los trabajadores y velar por que no produzcan discriminación de género, etnia, raza o edad son algunas de ellas.

El volumen de esta nueva forma de Economía Colaborativa ha alcanzado ya un volumen global considerable, llegando hasta el 30% de los depósitos bancarios.

Ha llegado pues la hora de que, ante el temor del sistema financiero establecido, se dialogue para alcanzar acuerdos, de mejor integración y cooperación entre las diferentes formas de economía, en todo el mundo.

La economía digital y colaborativa es universal, flexible, transparente y libre del injusto sistema capitalista, y ofrece nuevas plataformas de cooperación para construir juntos un desarrollo integral y sostenible, por todos los pueblos.

Comunicación: En nombre de África Fundación Sur, os agradezco todo vuestro interés y colaboración durante este curso, y os deseo a todos-as, lectores y colaboradores, un buen descanso veraniego. Regresamos el 4 de septiembre 2017.

Dirección de África Fundación Sur.

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