La diversidad y la integridad son la esencia de la democracia

20/12/2021 | Editorial

cidaf-ucm_fondo_blanco-2.jpgNos encontramos en una sociedad en la que demasiados líderes políticos y agentes sociales ponen etiquetas simplistas y clasifican a los ciudadanos en grupos de: “derechas o izquierdas”, “conservadores o progresistas”, “creyentes o ateos”, etc., como si la realidad humana y social no fuera más dotada, compleja, variada, complementaria, profunda y trascendente.

Cuando no nos basamos en la realidad humana y social, con toda su diversidad y complejidad, nos dejamos llevar por los intereses propios de cada líder, partido o empresa, mirando solamente a lo que más nos conviene o interesa y olvidando a los demás con sus retos vitales. Luego buscamos justificarnos descalificando a los “otros” con etiquetas maliciosas. Así son la mayoría de los discursos políticos de hoy día, incluso en el día de la Constitución. Sin respeto a la diversa y rica realidad de la ciudadanía nos quedamos en las etiquetas simplistas y en los slogans para ganar votos.

Muchos grupos de jóvenes y estudiantes, hombres y mujeres de hoy comienzan a estar cansados e indignados con este discurso y forma de gobierno político estéril, ofensivo y divisorio que no soluciona ninguno de los retos fundamentales, como son el desempleo juvenil, la falta de vivienda o de tierras para vivir.

La juventud africana también está siendo llevada a los extremos de gritar y de arriesgarse a la ira de la opresión del gobierno. No es de extrañar que muchos estén incluso recurriendo, en su indignación, a cambios violentos.

Junto con las manifestaciones pacíficas pidiendo una gobernanza más responsable y un mayor respeto de los gobernantes a la voluntad del pueblo, necesitamos acciones concretas y conjuntas para realizar el cambio que queremos ver en la sociedad.

La realidad social nos muestra cómo muchas personas valientes que se arriesgan para promover una democracia auténtica y un respeto real por la dignidad y la igualdad humana se enfrentan a una persecución violenta por parte de los poderes dictatoriales del país y extranjeros. Son los mártires de la justicia y de la democracia.

Esta reacción cruel de los dictadores la hemos visto en Uganda cuando Bobi Wine se enfrentó al presidente, Yoweri Museveni, durante las elecciones del condado de este año que llevaron a su arresto y detención. Y en Zimbabue el periodista Hopewell Chino’ono terminó en la cárcel cuando utilizó las redes sociales para llamar la atención sobre la brutal represión del presidente, Emmerson Mnangagwa, contra los medios de comunicación. En Ruanda el músico Kizito Mihigo, crítico con el gobierno, fue encarcelado y falleció en prisión.

En una democracia auténtica el pueblo debe asumir su poder y su responsabilidad por el bien común y exigir que el gobierno escuche y respete la voz del pueblo. Tanto el pueblo como los gobernantes deben actuar siempre con profesionalidad y motivados por valores éticos. Esto implica un respeto y aprecio por la diversidad, tanto a nivel personal como social e internacional, junto con una gestión justa de los recursos para el bien común.

Movimientos como #Black lives Matter#, tuvieron éxito en la creación de cambios porque permitieron a las personas tener voz, actuar y ser parte de la solución. Además del espacio, también proporcionaron permiso para hablar y una manta de seguridad para protegerse.

En los últimos dos años ha habido seis golpes e intentos de golpe en Sudán, Chad, Guinea, Malí y Níger. Varios dictadores africanos se perpetúan en el poder en Ruanda, Uganda, Guinea Ecuatorial, etc. Algunos países como Sudán, Etiopía, etc., siguen en guerra civil.

Los movimientos separatistas en 27 países africanos buscan un cambio de gobierno. Con frecuencia, en vez de silenciar las armas, lo que se silencia son las voces del pueblo. Una de las consecuencias de esta represión político-militar es que muchos jóvenes buscan salir del país o alistarse en grupos radicales.

Este respeto y fomento de la diversidad social necesita crecer junto con los valores humanos universales, como son: la integridad personal y la solidaridad responsable.

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