LA DIGNIDAD HUMANA CRUCIFICADA Y EXALTADA

2/04/2013 | Editorial

La celebración de la Pascua Cristiana nos presenta por un lado la infame humillación de crucificar al mayor Profeta de la Compasión para con los marginados.
Al mismo tiempo celebramos el triunfo insólito del mismo Profeta Resucitado y resucitando la dignidad del ser humano.

Seguimos “condenando a muerte”, a millones de seres humanos, hoy, aquí, en África y por todo el mundo:

? Cuando condenamos a mil millones de personas a sufrir de hambre,

? Cuando acaparamos el 48% de las tierras agrícolas en la R.D. del Congo, el 20% en Uganda y hasta el 57% de las tierras agrícolas en Liberia.

? Cuando solo en Uganda, unas 291.000 personas has sido expulsadas de sus tierras ancestrales.

? Todavía mueren al año 9 millones de niños, menores de 5 años. Un tercio del planeta no tiene acceso a medicamentos esenciales.

? 15 millones de personas cada año, mueren por enfermedades infecciosas en países en desarrollo.

? Cada 45 segundos muere un niño en África a causa de la malaria.

? El 85% de los medicamentos está en manos de grandes empresas farmacéuticas, cuyo negocio alcanza unos 446 millones de ollares al año.

Cada mujer víctima de la violencia de género, cada persona víctima de su raza o de su religión, cada persona marginada por cualquier fundamentalismo, supone una nueva crucifixión que realizamos en pleno siglo XXI.

Todo radicalismo étnico, político o económico es lamentable, pero me parecen particularmente graves los fundamentalismos y condenas a muerte por razones religiosas y legalistas.

Pero, con el triunfo de Jesús Resucitado, podemos vivir en la ESPERANZA.

Las victimas podrán alcanzar gradualmente su Liberación si somos solidarios.

Los marginados recobraran su Honor y Dignidad si trabajamos juntos.

Los empobrecidos recibirán Justicia si nos empeñamos.

Los que sufren gozaran de Salud Plena, comenzando aquí y ahora, si nos preocupamos de verdad.

La dignidad del ser humano sigue siendo ultrajada y condenada a muerte, hoy más que nunca.

También podemos respetar y potenciar, hoy más que nunca, la dignidad de cada persona, comenzando por las victimas que hemos causado.

El dilema permanece: ¿Trabajaré del lado de los que causan esclavitud, pobreza y “muerte”, o me comprometeré a compartir VIDA, COMPASION y JUSTICIA?

MUY FELICES PASCUAS!

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