La difícil marcha de la escuela senegalesa

27/02/2009 | Crónicas y reportajes

Desde hace algunos años, el sistema educativo senegalés pasa por una etapa difícil, debido a las numerosas huelgas y posiciones radicales de los diferentes actores del sistema, incluso estando presente, aunque de manera intermitente, las ganas de encontrar una solución a la crisis. Maestros, profesores, inspectores, alumnos, todos reclaman algo. En realidad, desde 1989, no hay ninguna pausa en la escuela. Las huelgas permanentes están poniendo en peligro el sistema, cuando se están invirtiendo enormes cantidades de dinero más para asegurar el acceso, que para mejorar la educación.

Es cierto que el Estado se ha comprometido a dar una lógica respuesta a las reivindicaciones de los trabajadores. Lo que es legítimo. Pero los problemas de repartición han dado lugar a protestas a todos los niveles. Y los enseñantes no se quedan atrás.

Resultado: todas las indemnizaciones han sido revisadas al alza, así como los salarios. Sin embargo, la ola de protestas continúa y los bloqueos también. El Estado que había prometido demasiado, y a veces nada (como es el caso del Instituto de Investigación para el Desarrollo, en la escuela primaria), no es capaz de alcanzar sus promesas por falta de medios financieros. Además se suma un problema de dirección y administración del sistema.

El sistema está fuertemente desequilibrado, con un énfasis puesto desde hace mucho tiempo sobre la enseñanza elemental (42% de presupuesto del Estado), que da como resultado una asfixia de la enseñanza superior, incluso si, después de dos años, ha tenido lugar una diversificación de estructuras, formas de enseñanza y de formación, no sin un montón de dificultades.

Incluso los acuerdos de carácter técnico tardan en concretarse (formación de diplomaturas, cursos puente, convalidaciones, etc) debido a que hay incidencias financiaras. Estas huelgas repetitivas se explican también por una batalla de posicionamiento en un contexto de dispersión sindical y de recrudecimiento de un sindicalismo contestatario, alentado por el Estado el cual acepta que sea estudiado, casi, sindicato por sindicato.

También, el Plan de diez años para la Educación y Formación del Gobierno de Senegal, PDEF, que ha alcanzado incontestables progresos, sufre retrasos importantes, ya que un gran número de los resultados anunciados, están por debajo de los objetivos previstos. Dicho de otra forma, en el plano de la eficiencia, la situación presenta muchos contrastes, incluso es decepcionante, porque los logros del programa, desde el punto de vista de los importantes medios financieros empleados, particularmente por el Estado, son, por otra parte, demasiado frágiles. Esto, lo que plantea es la cuestión de la calidad. Pero eso es otro tema del que ya hablaremos. Por ahora, los dos campos han de poner en primer lugar los intereses de los niños, los que continúan expresando su hartazgo.

Daouda Mané

Artículo publicado en el diario Le Soleil, de Senegal, el 20 de febrero de 2009

Traducido por Paloma Nuche Gálvez, colaboradora voluntaria en la traducción de algunos artículos para la Fundación Sur.

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