En 2013, después de la intervención francesa en Malí, el presidente François Hollande se convirtió en el gendarme del país. Instó a los malienses a celebrar elecciones, para demostrar al mundo que la Operación Serval había salvado Malí.
Las elecciones presidenciales sirvieron para embellecer la imagen de Malí tras la intervención de las tropas francesas, aunque la soberanía del país aún está lejos de ser recuperada. Los ciudadanos del país han descubierto el error de haber llamado “salvador” a Boubacar Keita cuando ganó las elecciones, error que sólo ha podido vislumbrarse con el paso del tiempo. Y es que Kidal, todavía, permanece bajo las garras de grupos armados terroristas.
En enero de 2015, tras cinco rondas de negociaciones en Argel, el Estado y los rebeldes de Kidal no consiguieron llegar a un acuerdo. No se registró ningún progreso en la capital de Argelia, que servía de centro diplomático para buscar una solución a la inestabilidad de Malí, y las negociaciones se aplazan sucesivamente hasta el 15 de mayo. Esta fecha podría ser determinante para el futuro de Malí, aunque en las ocasiones anteriores las autoridades del país no han sabido cumplir con las esperanzas que la población depositaba en ellos. Por el contrario, se guían por las condiciones impuestas por actores externos a la situación, hasta el punto de que los malienses se preguntan actualmente quién dirige verdaderamente el país.
Mientras se posponen las negociaciones y crece la incertidumbre, la violencia se multiplica en la región de Menaka. El Gobierno ha condenado cualquier violación del alto el fuego y, aunque aboga por una indiscutible consecución de la paz, Menaka está en peligro a manos de grupos armados. Si las Fuerzas Armadas de Malí son atacadas por los grupos extremistas en Menaka, éstos se encontrarían en disposición de actuar bajo pretexto de defensa propia. Desde el 13 de mayo, los separatistas han hecho todo lo posible por volver a capturar la ciudad de Menaka antes de que se celebre la negociación prevista para hoy 15 de mayo, aunque las autoridades nacionales lograron repeler a los atacantes cuando se acercaban a su objetivo.
Ante la grave situación, el Gobierno ha llamado a la MINUSMA invitando a la misión de la ONU a que asuma sus responsabilidades y evite el empeoramiento de la situación.
Hoy, algunos de los delegados de la Coordinación de los movimientos de Azawad (CMA) de Malí, Mauritania y Burkina Faso, se encuentran en Argel para firmar el acuerdo de paz y la reconciliación, acto al que acudirán los representantes de la MINUSMA y también de Francia. Sin embargo, se desconoce si (o se duda de que) dicha firma será apoyada por todos los grupos armados que componen la CMA, aunque el ministro Abdoulaye Diop afirmó que el acuerdo se firmará “con o sin la CMA”. Esto daría poca legitimidad a la negociación, ya que si las dos partes no están a favor, la firma (unilateral) de cualquier pacto quedaría como irrelevante.
Maliweb.net – Fundación Sur