La vida continúa para las víctimas de los últimos desastres meteorológicos, después del desplazamiento de todas las personas sin hogar de Antananarivo a Andohatapenaka.
Aquí, las víctimas llegan completamente desesperadas. Sus casas que se han vuelto inhabitables de la mañana a la noche, todavía están bajo el agua. En lugar de alojamiento al que llegan, las tiendas están abarrotadas y hay personas que no tienen ni tienda cuando llegan al sitio. Al caer la noche, hombres, mujeres, niños e incluso bebés de sólo unos días se acumulan en estas tiendas de campaña superpobladas donde la privacidad es una palabra que no existe. La promiscuidad es tal que es imposible definir o aplicar un espacio para cada familia. Incluso para ir al baño, se han construido letrinas sobre la marcha, tienes que hacer cola.
Organización
Las familias de entornos desfavorecidos, víctimas de las inundaciones, que se encuentra en este sitio de alojamiento encuentran mejores condiciones de vida que en su propio hogar, donde las casas son extremadamente insalubres y viven hacinados. Sin embargo, las familias que no forman parte de entornos pobres, pero cuyas viviendas también están inundadas, se encuentran, en el lugar de acogida, totalmente indefensos, poco acostumbrados a este tipo de condiciones de vida.
Las familias desplazadas desde otros alojamientos a Andohatapenaka se enfrentan además a los problemas de las distancias, por lo que la organización de su vida cotidiana ha quedado completamente interrumpida. La escolarización de los niños, sobre todo, es una fuente de preocupación para los padres. La seguridad de las escasas pertenencias que han podido llevar consigo, también resulta problemática. «Es difícil ir a trabajar ya que hay que estar vigilando la ropa, los utensilios de cocina y todo lo que poseas. Los robos están a la orden del día, la gente roba, teléfonos, zapatos, ollas, etc.», se quejan las víctimas.
Salud
Para prevenir la propagación de pequeños problemas y la aparición de enfermedades transmisibles más graves, el lugar de alojamiento se pulverizó con desinfectantes. Los niños son los más vulnerables y generalmente tienen problemas de salud tales como tos, diarrea, fiebre y erupciones cutáneas. Los equipos médicos pasan consultas sobre el terreno y distribuyen medicamentos para el tratamiento de las personas enfermas. Los individuos sanos, se cuidan a sí mismos tratando de sobrevivir lo mejor que pueden.
La vida después de las inundaciones sigue siendo un gran signo de interrogación para todas estas familias, algunos no van a poder regresar nunca a sus hogares demasiado dañados y viejos. Muchos no tendrán otra alternativa que la de unirse a las filas de los sin techos de Antananarivo, ya números de por sí antes de las inundaciones.
midi-madagasikara.mg – (Fundación Sur)
