La decisión de Canadá de deportar a un ciudadano ruandés considerado criminal por haber sobrevivido al genocidio es inmoral

6/04/2011 | Opinión

Es triste, pero parece que Amnistía Internacional tiene razón en su proclamación sobre que Canadá ha perdido su codiciado estatus de líder defensor de los derechos humanos. Algo sumamente extraño ocurrió hace unos días. Es una de esas historias que te hacen preguntarte si estamos viviendo en un periodo anterior a la segunda guerra mundial, o no.

El Tribunal Federal de Canadá se negó a conceder asilo al señor Jean Leonard Tenganya con dos palabras, y subsecuentemente ordenó su deportación de vuelta a Ruanda. Todo bien, al menos hasta que se entra en los detalles de su caso. El señor Teganya no es un genocida y no parece estar perseguido en Ruanda por crímenes relacionados con el genocidio.

Tenganya era un médico interno en el hospital de la Universidad Nacional de Ruanda cuando comenzó el genocidio de 1994. Sobrevivió a los asesinatos en este lugar, que se tragó más de 200 tutsis y hutus moderados. Sin embargo, el hecho de haber sobrevivido a las matanzas está siendo utilizado como un crimen contra él. El tribunal hace el siguiente razonamiento: “como no huyó del hospital y no resultó asesinado él mismo… esto es prueba de que él apoyaba el genocidio”.

Esta decisión del tribunal es tan extraña como aterradora. La única forma de racionalizar esto es asumir que los jueces carecen de comprensión histórica del genocidio ruandés. Incluso si hemos de suponer que Tenganya no era un objetivo a matar por su etnicidad hutu, ¿qué influencia tenía él para poder haber detenido el genocidio? De hecho, hablar alto y claro contra las masacres hubiera sido tanto heroico como admirable. Pero ante una situación similar, no mucha gente tendría la valentía desinteresada que mostraron las plataformas de Paul Rusesabagina y Schindler. Muchos ruandeses cuentan que sobrevivieron simplemente por suerte.

Por supuesto, como víctimas también nos sentimos constantemente culpables y responsables por aquellos que murieron. Sin embargo, uno no puede imaginarse que este tipo de culpabilidad podría ser utilizada contra los supervivientes de cualquier tragedia, mucho menos el genocidio. Canadá, mediante esta decisión judicial está poniendo en peligro una vida más de un ruandés; espero sinceramente que esta ley sea derogada de tal forma que se reconozca la humanidad de Tenganya.

El bloguero Aimable Mugara ha hablado de esto en una carta de múltiples facetas al director, que escribió al National Post, la carta cita una frase de Edmund Burke que dice que “Todo lo que necesita el mal para triunfar, es que los hombres buenos no hagan nada”.

No estoy de acuerdo necesariamente con Edmund Burke sobre esto, pero moralmente me inclino a pensar que la sentencia de este tribunal es una desafortunada y cruel interpretación de la ley. ¿Acaso los jueces saben algo que tenga que ver con la situación de los derechos humanos en Ruanda, especialmente con respecto a los ruandeses que han pedido asilo en el extranjero y son deportados a Ruanda?

(Cry for freedom in Rwanda, 04-04-11)

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